Consumidores hedonistas casi compulsivos de todo tipo de producto de lujo -al que dedican una parte muy importante de sus ingresos- este nuevo sector de la población cada vez más amplio no sólo ha transformado el modelo social basado en la familia tradicional, sino que ha abierto nuevas oportunidades a las marcas de lujo acosadas por el sobreendeudamiento de la ortodoxa clase media. Inmersos en la globalización, las nuevas tecnologías y el culto a la imagen como distintivo diferencial, estos nuevos seres exigentes e informados no buscan la ostentación, sino sensaciones exclusivas, emociones nunca sentidas y experiencias únicas alejadas de una mediocridad que odian. Adquieren cualquier objeto que implemente su carisma personal y eleve su autoestima, pero para ellos, los viajes se han convertido en una pasión emocional.
Conscientes de esta interesante demanda, las cadenas hoteleras que operan en destinos sugerentes llevan años barajando conceptos como “hotel con encanto”, “hotel de diseño”, “luxury hoteles” u “hotel boutique”, pero poco dadas a hacer sinergias o salirse de la ortodoxia hotelera, en escasas ocasiones han conseguido definir una estrategia óptima acorde con las nuevas exigencias que requieren de un planteamiento global en el que intervengan profesionales de todos los ámbitos relacionados con el lujo, la imagen de marca y la creatividad. Trabajando en la línea de las sinergias, Frank Ariza -director de la prestigiosa compañía Dreamland Comunicación especializada en estrategias de Marketing para ‘Luxury Brands’ y personaje mediático muy vinculado al mundo de la imagen- acaba de crear Dreamland World, un proyecto cuyo objetivo fundamental es dotar a los establecimientos hoteleros de la filosofía y el “savoir faire” de las más exclusivas firmas del lujo internacional con la colaboración directa de éstas, para el disfrute de los clientes VIP y las ‘celebrities’ más exigentes.
El impacto en la nueva imagen del establecimiento es absoluto y apreciable desde la arquitectura hasta los más pequeños detalles. Convencido de que existen clientes que no desean sentirse en un hotel como en su propia casa, sino que lo que pretenden es ser considerados como especiales, Frank Ariza se ha rodeado en este proyecto de expertos profesionales en el sector turístico, de las marcas de lujo y de la comunicación para crear un innovador concepto hotelero en el que las firmas se unen mediante las licencias a hoteles situados en destinos exclusivos y paradisíacos rigurosamente escogidos en todo el mundo. La moda, el diseño, la arquitectura y el lujo se fusionan para dar vida a unos establecimientos hoteleros realmente genuinos en los que las grandes marcas muestran realmente hasta dónde llega su exclusividad y, lo más importante, ponen al alcance del cliente su propia filosofía.
El proyecto liderado por Frank Ariza -que arranca en 2008 en destinos como la isla de Roatán, Zihuatanejo, Guatemala, Miami, Panamá o Uruguay y ya cuenta con el beneplácito de consolidados grupos inversores concienciados del poder de la imagen- pretende atraer las inversiones destinadas a la remodelación -más de 1.700 millones de euros en España durante el pasado ejercicio- además de las previstas para nuevos establecimientos. La función de Dreamland World, exclusivamente de coordinación y comunicación, aporta, sin duda, un excepcional valor añadido a una nueva generación de establecimientos hoteleros que hasta ahora han visto como sus inversiones en la adaptación a las exigencias de un nuevo consumidor elitista han quedado en mera intención, debido a la falta de talento y especialización en la ejecución del proyecto.
El concepto Dreamland World (http://www.dreamlandworld.com) está a un paso de revolucionar la hotelería del lujo del nuevo milenio no sólo por su carácter sinérgico -que implica la colaboración en un mismo proyecto de los diferentes agentes más prestigiosos a nivel internacional en diferentes sectores luxury- sino también porque no está diseñado para una sola marca hotelera de lujo, sino para cualquiera de ellas cuyo objetivo sea, manteniendo su firma, adaptarse a las exigencias de los nuevos consumidores del lujo sin riesgo para su inversión. En efecto, la empresa nunca hubiera sido posible sin el ‘background’ de una personalidad como la de Frank Ariza, experto analista de todos los aspectos conceptuales del nuevo lujo cuyo criterio es fundamental en las más altas instancias de la tendencia global, quién ha sabido transmitir al capital inversor las premisas de la demanda de los nuevos consumidores y la necesidad de que su “intención” de renovación ofrezca un retorno garantizado, que implique la entrada en el mercado de una nueva tendencia de establecimientos que concentrarán todos los aspectos del lujo tanto en el contenido como en la forma. Ariza ha sabido sinergizar todos los sectores ‘luxury’ en un proyecto común que sin duda revolucionará el concepto “lifestyle” en los viajes para los más exigentes.
Gema Castellano