Desde 2007, cuando presentaron su colección novia 2008, la firma ha iniciado una inexplicable caída en picado que el público, siempre sabio, ha penalizado con una asistencia moderada a unos desfiles, los de 2008 y 2009, que solo son un espejismo de la excelencia y creatividad de antaño. Dejando intactas la sensualidad y elegancia innatas que “ellos” saben imprimir en cualquier retal, la colección para las novias de 2010 no es sino la “copia barata” de unos originales hipercreativos guardados en los armarios de las afortunadas novias de hace dos temporadas. Una lástima.
Lo que algunos están denominando como “evolución” en el concepto de los sevillanos, no se puede interpretar, bajo las premisas de la honestidad y la sinceridad, sino como una decadencia ya constatada de la firma en el sector de las novias, que, deseamos, sea temporal. Porque una colección esporádica desafortunada dentro de una trayectoria impecable es asumible, pero en este caso la situación es más seria y abarca dos temporadas consecutivas. Victor y José Luís deberán reaccionar a tiempo, si no quieren pasar a formar parte del elenco de diseñadores resentidos a los que nadie se atreve a criticar pero el “respetable” castiga. No es bueno descuidar la imagen de marca aunque requiera inversión a veces irrecuperable en ese producto, porque de ella depende el resto del negocio diversificado.
Lejos, muy lejos, queda aquel mayo de 2007 cuando una exuberante Marina Pérez inició un desfile novia 2008 que erizó el vello a todo aquel que tuvo la fortuna de empaparse de toda la belleza, sensualidad y sofisticación que inspiran las novias Victorio & Lucchino. Tules, sedas, pliegues, volantes o drapeados que configuraban estructuras de tela perfectas; auténticas esculturas de arte infinito. El lujo más exquisito sobre la pasarela enmarcado en un “look” mágico. Ahora, con el hilo conductor de los sofisticados tocados de plumas o diversos materiales todos relacionados con la naturaleza, sus desfiles ya no emocionan. Son una repetición -incluso el calzado es el mismo- cada vez más burda y empobrecida de lo que fue una costura y diseños que parecían irreales por perfectas. Necesitamos que esta firma se recupere para que la industria tenga opciones.
Gema Castellano
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