En el gran centro industrial de Chicago la campaña se preparó desde abril. El 25 de ese mes se congregaron en un mitin cerca de 25.000 trabajadores que escucharon las palabras de August Spies y Albert Parsons.
El 1¦ de mayo, una marcha de 40.000 obreros en huelga, encabezados por Parsons y su esposa Lucy, desfiló por el centro de Chicago ante la atenta vigilancia de 1.350 miembros de la guardia nacional armados a guerra.
El 3 de mayo en una reunión cerca de la fábrica de maquinaria agrícola Mc Cormick (International Harvester) que se encontraba en huelga desde febrero trabajando con rompehuelgas, se produjo un duro enfrentamiento entre huelguistas despedidos y manifestantes por las ocho horas, contra «krumiros» y Policía, a consecuencia del cual ésta mató a seis obreros con sus disparos.
La réplica fue organizada por los trabajadores, en manifestación de protesta contra la violencia, el 4 de mayo en la plaza Haymarket de Chicago. +sta transcurrió sin incidentes hasta que al finalizar, un contingente policial penetr¢ entre los obreros pretendiendo la dispersi¢n del acto autorizado.
En esas circunstancias una bomba estall¢ entre los polic¡as matando a uno de ellos e hiriendo a decenas. En respuesta ‘stos abrieron fuego contra la multitud, provocando 38 muertes y 115 heridos.
El luctuoso episodio suscit¢ una ola de persecuci¢n antisindical que fue la causa de la declinaci¢n de la campa_a por las ocho horas en los Estados Unidos.
El estado de sitio fue decretado y fueron detenidos cientos de sindicalistas socialistas y anarquistas. De ellos fueron finalmente inculpados: August Spies (alem n, 31 a_os, periodista); Michael Schwab, (alem n, 33 a_os, tip¢grafo y encuadernador); Adolph Fischer (alem n, 30 a_os, periodista); George Engel (alem n, 50 a_os, tip¢grafo y periodista); Louis Lingg (alem n, 22 a_os, carpintero); Samuel Fielden (ingl’s, 39 a_os, pastor metodista y obrero textil); Oscar Neebe (norteamericano, 36 a_os, vendedor); y Albert Parsons (norteamericano, 39 a_os, periodista).
El juicio que se les sigui¢ fue una farsa desde la elecci¢n del jurado, el que estaba predispuesto contra los inculpados. A ello se le sum¢ la utilizaci¢n de testigos comprados y la presi¢n de los empresarios, interesados en lograr una sanci¢n ejemplificante para amedrentar el creciente proceso organizativo del proletariado norteamericano.
La prensa oficialista contribuy¢ al clima hostil contra trabajadores y sindicatos, hasta que finalmente el 20 de agosto de 1886 el jurado dict¢ la prevista sentencia de culpabilidad, posibilitando as¡ la condena a muerte para siete de los acusados y la de 15 a_os de trabajos forzados para Oscar Neebe.
El 11 de noviembre de 1887 se consum¢ la ejecuci¢n de Parsons, Spies, Fischer y Engel en un patio de la prisi¢n de la ciudad de Chicago.
A Schwab y Fielden la pena de muerte les fue conmutada por cadena perpetua, y Lingg se suicid¢ en su celda explotando un peque_o cartucho de dinamita.
En 1893 el nuevo gobernador del Estado de Illinois, John Altegeld, revis¢ la causa y reconoci¢ poblicamente «la odiosa maquinaci¢n judicial» puesta en acci¢n en el proceso que culmin¢ en la muerte de los a partir de entonces conocidos como «Los M rtires de Chicago.» (Mu/QR/CiGr/Ht/ap)
Comcosur