Según dijo, el brigadier Sebastian Roberts, Director de Comunicación Corporativa del Ejército, «la mayoría son soldados jóvenes que se toman el fin de semana o tienen resaca de la noche anterior. Esto es un problema disciplinario menor, no una falla estructural».
Sin embargo, algunos casos han puesto de manifiesto los abusos sufridos por los reclutas durante los entrenamientos. Según Robert Peterson, abogado en ofensas militares, «la mayoría de estas personas es obligada a cosas que no tienen por qué aguantar».
A principios de año, Laura Britten, una recluta de 18 años que protagonizaba un video promocional de reclutamiento, abandonó su tropa diciendo que había sido «acosada y humillada».
Al mismo tiempo, una corte indemnizó a un soldado con 45 mil dólares, luego que fue hospitalizado a causa de los golpes propinados por sus compañeros cuando estaba de servicio en la antigua Yugoslavia. El ejército también ha afrontado demandas por rituales violentos como ejecuciones de mentiras y ataques f¡sicos.
El desaf¡o para el ej’rcito es grande, dijo un oficial de infanter¡a. «Queremos tener un ej’rcito humano y plural que sea cercano, culturalmente, a nuestra sociedad. Pero tambi’n tenemos que producir soldados de combate que est’n preparados para sufrir enormemente y matar a personas bajo circunstancias horribles». (Euro/QR/Mt-Am/ap)