Los medios de comunicación chilenos han dado a conocer, con insólita satisfacción, la rentabilidad histórica que arrojan, desde 1981 hasta hoy, los Fondos de Pensiones de trabajadores afiliados al Sistema Privado de Previsión, conocido por la sigla AFP. Un 11,5 %. La cifra no requiere mayores comentarios, de momento, que la «utilidad» reconocida oficialmente tras 18 años de acumulación, inversiones, sueldos faraónicos para sus administradores privados y negocios con millones de dólares de utilidad para sus gestores e intermediarios. Aquí van algunos ejemplos. Alrededor de 5 millones de dólares en no más de 5 minutos para la Bolsa de Comercio local, en tan sólo una de las operaciones de traspaso de acciones ocurrida hace poco tiempo. 100 millones de dólares para el empresario Yurascec, después de descontar una multa por 50 millones aplicada por «falta de transparencia» en la venta de Enersis. Otro ejemplo múltiple son las pingues utilidades obtenidas por varios accionistas en las ventas de las empresas el’ctricas chilenas a Endesa Espa_a.
Se supone conocido c¢mo se enlazan las historias de las AFP con las empresas el’ctricas. Las AFP hab¡an estado invirtiendo los fondos de los trabajadores sostenidamente provocando, al principio, el alza constante del valor de las acciones el’ctricas en la Bolsa de Comercio, debido a demanda sostenida por esos papeles. El efecto visual superficial fue provocar la ilusi¢n que «la rentabilidad de las AFP» romp¡a todos los r’cords hist¢ricos. El vistoso efecto fue empleado por Jos’ Pi_era, creador del sistema previsional privado durante la Dictadura de Pinochet, para promoverlo en sus conferencias internacionales en varios pa¡ses del Globo. Tambi’n se le sac¢ el m ximo partido propagand¡stico posible en los medios de comunicaci¢n chilenos para seguir incrementando la afiliaci¢n de m s trabajadores al mismo y disputarse, unas AFP a otras, a los ya incorporados, en una verdadera guerra diaria con miles de vendedores trotacalles. La coima, las comisiones compartidas y los regalos de artefactos electrodom’sticos fueron herramientas de uso frecuente en la verdadera guerra desatada por capturar y recapturar afiliados que cambiaban de AFP como qui’n cambia de camisa. El traspaso de afiliados gener¢ una fuente artificial de trabajo a miles de vendedores de contratos de desafiliaci¢n/afiliaci¢n.
Cuando los incrementos casi diarios se estancaron por copamiento de la capacidad de inversi¢n, limitada legalmente, se recurri¢, en reiteradas oportunidades, a modificar los l¡mites fijados por ley. Los sucesivos «salvavidas» legales, en lugar de emplearse como advertencias de que el sistema se acercaba a su colapso, fue utilizado para seguir sosteniendo arriba el valor de los papeles mientras se acercaba la fase final del proceso financiero concebido por quienes oficiaban de empresarios el’ctricos y de intermediadores y estrujar hasta la oltima gota de utilidad en el millonario juego. En esta etapa, las fuertes oscilaciones de los papeles ocurrieron escalonada y sostenidamente a la baja debido al copamiento de la capacidad de inversi¢n y a la crisis externa que remeci¢ a las Bolsas internacionales. Las AFP mostraron, durante largo tiempo, ¡ndices negativos. Vinieron dr sticos ajustes que significaron la cesant¡a abrupta para los miles de alegres vendedores de ilusorias pensiones de vejez. Se gatillaron los sucesivos procesos de venta de las empresas el’ctricas. S lvese quien pueda y de la mejor forma posible. El proceso previo de inversiones fue empleado por las empresas el’ctricas para crecer en base al enorme respaldo de capital fresco proporcionado por las AFP. Su crecimiento las transform¢ en transnacionales y en un apetitoso bocado degustado y digerido completamente, en su fase final, por capital espa_ol.
La entrada de los espa_oles al negocio constituy¢ un rescate celestial para las AFP. Con los precios ofrecidos y pagados por los espa_oles, las AFP lograron recuperar gran parte de las p’rdidas acumuladas en la etapa previa y exhibir, ahora, la «hist¢rica» rentabilidad positiva de un 11,5 %. Podr¡a decirse, sin miedo a errar por mucho, que Endesa Espa_a salv¢ del incendio al Sistema Previsional Privado chileno y que ‘ste ha servido como herramienta para crear, de la nada, inmensas fortunas privadas. Todo legal. Sin grandes damnificados.
Igual a un cuento de Las Mil y una noches. Se_ores trabajadores, entregad vuestros ahorros en nombre de la Ley. Yo os ense_ar’ c¢mo amasar una fortuna para m¡, sin que yo arriesgue ni meta un solo peso m¡o. Luego de la lecci¢n, os devolver’ hasta el oltimo centavo. Pero no me pid is, m s encima, que os pague por eso. Las lecciones de Econom¡a tienen su precio. Y yo me lo merezco.
Valentin Marchant
Desde Santiago de Chile
