Entre esta gente que no está por la labor del sentimiento democrático arraigado no hay ninguna duda que tenemos que contar con el inefable fascista Fraga, y todos aquellos que, desde el partido que sea o desde fuera de todos ellos, le consideran su maestro.
Ni viajes al centro ni pamplinas de ninguna clase. No por lo menos en la conceptualización del término propia del sistema democrático liberal que se supone que estamos disfrutando. Quizás lo tenemos que analizar en la terminología propia de la última dictadura de la derecha más montaraz, que se emperra en asomar una y otra vez enseñando la rabadilla desde que sus discípulos están en el poder, ahora a partir de las urnas. En aquellos tiempos quizás sí que – una vez aniquiladas todas las demás tendencias políticas por la vía primero del fusilamiento y la prisión y unos años más tarde por la del partido único, los sindicatos únicos verticales dependientes del régimen, la mordaza, la censura, los varios estados de excepción, la represi¢n pura y simple de cualquier disidencia, la negaci¢n de los derechos civiles m s elementales, etc. – la posici¢n que ‘l m s o menos representaba, relativamente m s a la izquierda de los que ellos mismos consideraban los elementos m s reaccionarios del sistema, los representantes del tradicionalismo carlista, y m s a la derecha de los que hac¡an como que eran la izquierda del r’gimen, los adeptos al falso y demag¢gico radicalismo falangista, predicador de la revoluci¢n pendiente y de la dial’ctica de los pu_os y las pistolas, nacionalsindicalistas ellos, la gente como ‘l parec¡a, s¢lo por comparaci¢n con los dem s claro, que estaban situados en una especie de centro. Pero ahora, en la situaci¢n actual, no son v lidas aquellas perspectivas, por mucho que ‘l y los suyos se emperren en darles alguna validez cada vez que por convicci¢n o por sentido de la oportunidad les parece que viene a cuento.
Para aquellos a quienes toc¢ aguantar su dictadura y la de su jefe y maestro; para los que encima de ser sus v¡ctimas durante cuarenta a_os tuvimos que hacer el sobreesfuerzo de mirar hacia otro lado tap ndonos la nariz en la ‘poca de la transici¢n pol¡tica para que no se dijera que no estabamos por la labor, saber que el «centrista» de marras, en una declaraciones a CNN+ realizadas ahora mismo, se ha permitido declarar que la historia juzgar positivamente los resultados de los cuarenta a_os de su dictadura, que el denomina de forma eufem¡stica «gobiernos autoritarios», alabando de pasada la inteligencia de su mentor y gu¡a, el dictador Franco, que, segon su peculiar visi¢n de la jugada, rehizo una Espa_a que se estaba descomponiendo desde 1810, nos llena de algo m s que de verg_enza ajena. A m¡ me los pone francamente (y que conste que no lo digo o escribo con segundas) por corbata.
Porque me parece algo di fano que esas declaraciones se est n haciendo en un clima del todo electoral, y que de lo que se trata es de «reverdecer las esencias m s sagradas». No hace muchos d¡as trat’ de razonar sobre la sombra de amenaza subliminal larvada de intervenci¢n violenta que hab¡a agazapada en las palabras de su disc¡pulo, el falt¢n chafand¡n del bigotillo y la sonrisa tenebrosa, refiri’ndose a los nacionalistas vascos. Ahora, pocos d¡as despu’s, nos sale su maestro convicto y confeso con este otro ramillete de perlas cultivadas de apolog¡a descarada del fascismo. Si ‘sta es la campa_a iniciada por el PP para conseguir suficientes votos para poder gobernar cuatro a_os m s sin que les sea preciso el apoyo de CiU, hay como para echarse a correr y no pararse hasta haber cruzado la frontera. Porque, +a qu’ sector especial del electorado van destinadas todas estas bravatas que apestan a 1936? ¨D¢nde ha ido a parar aquella did ctica del centrismo que se supon¡a que ten¡an que estar haciendo ahora mismo estos elementos m s liberales del PP que, una vez arrinconado el duro -lvarez Cascos, ten¡an que hacer que lo visualizara la opini¢n poblica democr tica para poder ganar votos por el centro? +Ya se lo han mirado con suficiente cari_o todo esto nuestro Muy Honorable y sus huestes mientras dise_an esta sublime estrategia de equidistancia entre los «peperos» y los «sociatas», pendiente a duras penas de qui’n da m s? +No tendr¡a que haber tambi’n entremetida por ah¡ en medio una cierta cuesti¢n de principios?
