Todo y con eso no me resisto a la tentación de expresar mi estupor con respecto a una serie de declaraciones sobre el tema, entre ellas las de alguna gente de la calle, de forma especial aquellas que tratan de condenar los hechos y empiezan por hablar de «los unos» y «los otros«, como por ejemplo una chica que el mismo lunes decía: «La culpa ha sido de todos, de los unos y de los otros«. El trasfondo racista que subyace en esta clase de comentarios, mientras quien así se expresa pretende darles un cariz ponderado, sereno, ecuánime, me los pone por corbata casi más que los alaridos y las bestialidades de unas decenas o centenares de degenerados de aspecto humano en plena expresión del paroxismo exaltado de su pasión enfermiza por el odio a lo distinto – a modo ciertamente de un Ku-Klux-Klan hispano -, porque no existe tal cosa como los «unos» y los «otros», convirtiendo así en «colectivo» a una serie de personas del todo inocentes individualmente del hecho concreto que ha servido de excusa para iniciar los eufem¡sticamente llamados alborotos, que s¢lo lo es si se les agrupa de una forma del todo arbitraria por afinidades m s o menos de procedencia o religi¢n (no de raza, que s¢lo hay que ver las im genes para observar que, en este sentido, son como m¡nimo primos hermanos de todos los espa_oles en general y de los andaluces en particular). Me inquieta porque delata hasta qu’ punto el racismo y la xenofobia, incluso seudo-combatida o enmascarada, ha calado profundamente en nuestra sociedad.
Yo pienso, pero, que tras este estallido de bestialidad hay algo m s, de lo que tanto las extempor neas palabras del ex-centrista Piqu’ – supongo que encima no seguir pretendiendo que ellos son de centro – relacionando el estallido racista con la conveniencia de recortar a la baja la reci’n aprobada Ley de Extranjer¡a, como el comportamiento de las autoridades municipales (quiz s no sea del todo casual que uno y otro pertenezcan al PP), podr¡an constituir tan s¢lo la punta de lanza. Pasar’ por alto la forma en que el alcalde de all¡ ha comentado los hechos. Ni siquiera har’ algo tan est’ril como sugerirle que dimita por verg_enza torera, no por lo que ha pasado sino por lo que ha manifestado sobre ello. Punto y aparte creo que tenemos que hacer, pero, con las manifestaciones del portavoz del gobierno, Piqu’. Destaco su cargo de forma expl¡cita porque ha sido en esta calidad que solt¢ lo que solt¢, aunque luego lo haya querido matizar. Por eso en sus palabras hay que ver la opini¢n «a bote pronto» no de Piqu’, sino del mism¡simo Aznar, que podr¡a darse el caso de que hubiese querido aprovechar, una vez m s, la oportunidad de que «el Pisuerga pasa por Valladolid», al estilo de uno de sus modelos, el fascista dictador Franco, cuando reci’n asesinado su valido Carrero Blanco, solt¢ lo de: «No hay mal que por bien no venga». En su momento y ocasi¢n no acab’ de entender por qu’ una ley de extranjer¡a promovida por el PP, que hab¡a sido aprobada en el Congreso de los Diputados con el grado casi excepcional de acuerdo con que se hizo, era preciso aguarla de modo radical por sus mism¡simos patronos en el Senado, por fortuna sin que consiguieran el triunfo apetecido en este oltimo empe_o. Uno, malpensado de talante como lo parieron, piensa ahora que esta gente reci’n llegada del pueblo del estallido, que viven de forma precaria de los que a los patrones de all¡ les da la gana de pagarles por su trabajo, sin contrato, sin convenio sindical, sin seguros sociales, no iban a estar tan indefensos y tan sin protecci¢n ahora, si se aplica la nueva ley tal como est , y eso no creo que les convenga a los caciques de aquel pueblo (votantes de opciones que oscilan entre el GIL y el PP), entre otros. ¨Me explico?
La guinda del pastel de la semana ha sido, por lo menos bajo mi criterio, la rebaja del cociente intelectual para poder ser soldado profesional en el ej’rcito espa_ol. Hasta ahora era de 90 y acaban de rebajarlo a 70, cifra que los psic¢logos expertos consideran el umbral de la normalidad, o, lo que viene a ser lo mismo – como en aquello tan manido de la botella medio llena o medio vac¡a segon se mire – el de la subnormalidad. Dicen que las personas con un intelecto de estas caracter¡sticas puede tener m s de una dificultad de comprensi¢n, que podr¡a ser recuperable en ni_os pero no en mayores de edad. Parece ser que iban muy cortos de solicitudes para completar el contingente que, segon ellos, se precisa para que el ej’rcito pueda cumplir sus objetivos, y tienen la firme esperanza de que as¡ lo van a conseguir. La idea de gente como m¡nimo cortita de luces armada hasta los dientes no me acaba de encajar en mi idea de ej’rcito moderno y profesional, altamente tecnificado, pero claro, tampoco parece que les luzca el pelo mucho m s a bastantes miembros del gobierno actual, +verdad?
