A cinco años de la aprobación de la Plataforma de Acción Mundial (PAM) de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, las mujeres de América Latina y el Caribe nos hemos reunido para evaluar los principales resultados de su aplicación en la región. En este periodo, las organizaciones de mujeres hemos desarrollado múltiples iniciativas locales, nacionales, regionales e internacionales, estableciendo vínculos de interlocución con las distintas instancias de poder público en nuestros países así como con las agencias de cooperación multilaterales y el sistema de Naciones Unidas.
Para los movimientos de mujeres, la Plataforma recoge un conjunto de aspiraciones, intereses y necesidades de la mitad de la población a lo largo de los últimos 30 años. Se trata de un valioso instrumento que recoge muchas de las demandas que posibilitan la realización de los derechos humanos y ciudadanos de las mujeres, quienes hemos luchado por preservar el espíritu y la integridad del Plan de Acción Mundial, resisti’ndonos a su fragmentaci¢n y al debilitamiento de sus contenidos.
Sin embargo, la intensa movilizaci¢n y el compromiso asumido por los movimientos de mujeres y feministas, no han sido acompa_ados con el mismo vigor y responsabilidad por todos los gobiernos de la regi¢n.
Durante estos cinco a_os hemos observado avances en el plano legislativo, en la formulaci¢n de planes nacionales de igualdad, en la creaci¢n de mecanismos gubernamentales a favor de la mujer y el reconocimiento de los derechos ciudadanos. Sin embargo, estos logros han sido desiguales de pa¡s a pa¡s y en algunos casos se advierten graves retrocesos que afectan las condiciones de vida de las mujeres y el clima democr tico de la regi¢n.
En el plano econ¢mico, las reformas propulsadas por los gobiernos de la regi¢n no han contribuido a fortalecer la institucionalidad democr tica, comprometiendo seriamente el ejercicio de los derechos ciudadanos y afectando especialmente las aspiraciones de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres. Afirmamos que los derechos de las mujeres incluidos en la Plataforma de Acci¢n Mundial dif¡cilmente pueden ser garantizados bajo un modelo econ¢mico neoliberal asentado en estructuras democr ticas endebles. En este contexto, observamos adem s, insuficiente voluntad pol¡tica para establecer mecanismos efectivos de consulta y participaci¢n as¡ como ausencia de rendici¢n de cuentas hacia la sociedad.
Para cumplir los compromisos asumidos en la Plataforma de Acci¢n, los Estados deben reafirmar y garantizar el car cter transversal de las recomendaciones que recoge, asegurando que las pol¡ticas poblicas respondan a los objetivos estrat’gicos de dicha Plataforma y acompa_ ndola con la asignaci¢n de recursos t’cnicos y financieros suficientes.
El ideal de igualdad que proponemos las mujeres se sustenta en la remoci¢n de toda forma de discriminaci¢n y desigualdad basadas en la raza, etnia, edad / generaci¢n, orientaci¢n sexual, clase, religi¢n o nacionalidad, entre otras. La construcci¢n de sociedades plurales requiere del ejercicio democr tico del derecho a la informaci¢n y la libre expresi¢n ciudadana.
Reafirmamos que es condici¢n fundamental para hacer realidad los objetivos de la Plataforma, la puesta en pr ctica de la Convenci¢n sobre la Eliminaci¢n de Todas las Formas de Discriminaci¢n contra la Mujer, la cual ha sido suscrita y ratificada por la totalidad de pa¡ses de la Regi¢n. Asimismo exigimos que los pa¡ses de la regi¢n aceleren el cumplimiento de sus obligaciones informando puntualmente ante el comit’ de vigilancia de la CEDAW.
En este contexto reafirmamos que para nosotras Beijing es algo m s que palabras. La Plataforma resume una agenda de compromisos de nuestros gobiernos con las mujeres para avanzar en la construcci¢n de nuestra ciudadan¡a de las y en la democratizaci¢n de nuestras sociedades. Exigimos a los gobiernos de la regi¢n presentes en la Octava Reuni¢n de la CEPAL la reafirmaci¢n inequ¡voca de su responsabilidad para un efectivo y consistente cumplimiento de la PAM.
El siglo XXI ser de las mujeres s¢lo si lo es tambi’n de la democracia, en lo pol¡tico, social y econ¢mico pero tambi’n en lo cultural, privado e ¡ntimo. Con gobiernos democr ticos que den cumplimiento a sus compromisos pol¡ticos y jur¡dicos, y con sociedades civiles fuertes con capacidad de vigilar la gesti¢n poblica y formular propuestas, podremos asumir los desaf¡os que nos plantea el nuevo milenio.
