Pablo Neruda: «Perdone el ciudadano esperanzado mi recuento de acciones miserables, que levantan los hombres del pasado.» La Iglesia, a través del Papa Juan Pablo II ha tenido la feliz y original dea de pedir perdón por los pecados de La Iglesia como institución. No en vano la Iglesia es una institución bimilenaria casi, y entre sus miembros, como cuenta con los que están el más allá, como los que están en el más acá. La Iglesia ha sido y lo es víctima de la intolerancia, los fanatismos y también, en determinados momentos de la historia algunos hijos de la Iglesia han utilizado la intolerancia y la violencia para imponer la evangelización o refrendar sus particulares ideologías. Desde el nacional catolicismo del franquismo, teocracias o eso de la «teología de la liberación» o cristianos por el socialismo para apoyar los totalitarismos comunistas o izquierdistas, que a algunos de sus ideólogos hasta fueron nombrados doctores «honoris causa» en universidades de los países comunistas de Europa del Este, Honecker a Cardenal, por ejemplo.
Ser¡a bueno que tambi’n a la Iglesia le pidan perd¢n los sucesores ideol¢gicos de los de la Iglesia perseguidores a lo largo de los siglos. Los revolucionarios franceses que asesinaron a seiscientos mil cat¢licos en la Vende’ (Breta_a), el nacional-socialismo (nazis), el comunismo, etc. Pero, sino lo hacen, no se les puede obligar, al menos que sean tolerantes y respetuosos.
No obstante, lo importante en el hombre es empezar de nuevo, tambi’n en las instituciones. Y pedir perd¢n ayuda a resta_ar heridas. Y es de gran categor¡a humana que los padres pidan perd¢n a los hijos, los profesores a los alumnos, los pol¡ticos a los ciudadanos y viceversa.
Jos’ G. Gonz lez S nchez
PEDIR PERDÓN POR LOS ERRORES
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