Veamos, por ejemplo, al ministro del Interior en funciones, Mayor Oreja, y la forma tan distinta que tiene de tratar los hechos vandálicos, los auténticos atentados contra la libertad de expresión, la violencia usada para intimidar, mal llamada de baja intensidad, de los salvajes epígonos del conglomerado ETA/HB/EH/Jarrai en defensa, dicen, de su particular concepto de la patria vasca, y la misma clase de hechos vandálicos, los auténticos atentados contra la libertad de expresión, la violencia usada para intimidar, mal llamada de baja intensidad, de los salvajes epígonos del conglomerado nacional-católico, con un claro tufo a obra con pretensiones de divina, en defensa, dicen, de su particular concepto de la moral, que, en la Universidad de una significativa ciudad de Castilla-León, han hecho lo mismo que los otros fascistas del país vasco, destrozando en su caso una exposición que formaba parte de una campaña contra el SIDA, agrediendo de paso al vigilante que la custodiaba.
Ya s’ que eso parece cosa de nada nada comparado con las manifestaciones del hombre del bigotito y la sonrisa tenebrosa – que ahora, por cierto, ya vuelve a sonre¡r de aquella manera tan simp tica, como hace siempre, ense_ando los dientes – contra la iniciativa del lehendakari Ibarretxe de convocar una consulta popular sobre el futuro del pa¡s vasco, poniendo en cuesti¢n por en’sima vez lo que no hace mucho ‘l mismo predicaba de que cualquier idea puede ser defendida pol¡ticamente, y sin explicarnos, por cierto, qu’ piensa hacer para evitar las consecuencias de la consulta, si el resultado de ‘sta fuera mayoritariamente favorable a un cambio en el estatus nacional de aquella gente. Pero esto, por grave que pueda parecernos, ya era normal hasta el d¡a de las elecciones. Pasa incluso los d¡as de diario. Lo que hac¡a a_os que no ocurr¡a – tendr¡amos que retroceder hasta los tiempos de La dictadura o, un poco m s ac , hasta los tiempos de UCD, por parte de los llamados Guerrilleros de Cristo Rey, por mucho que ahora la desmemoria popular pretende que aquellos fueron una balsa de aceite – son estas muestras de violencia por parte de grupos de acci¢n de este peculiar talante. Ahora que ellos han ganado las elecciones por mayor¡a absoluta, el nacional-catolicismo retr¢grado y dispuesto a imponerse como sea, ha vuelto inmediatamente a por sus fueros.
No creo tampoco que sea ajena a este clima de revancha la decisi¢n de un juez de instrucci¢n de procesar al rector de la Universidad Rovira i Virgili, mejor dicho, no de la decisi¢n en s¡ misma, que hasta ah¡, si ‘l, en uso leg¡timo de sus funciones jurisdiccionales, cree que hay materia para el proceso, no hay nada que decir, sino los t’rminos que ha utilizado en el auto, de tal dureza que, m s que una apertura de juicio oral, con todo lo que queda hasta que el tribunal que lo haya de juzgar dicte sentencia, parece m s bien una condena en toda regla. Algunas de las expresiones usadas para rechazar un recurso de la defensa, como que el rector y el vicerector usaron el nombramiento de profesores con fines bastardos, y la calificaci¢n de estas ilegalidades, groseras por afectar a principios del m s elemental conocimiento de las cosas de las que se les acusa, son bastante m s propias de un escrito como este mismo, donde quien esto firma trata de expresar su opini¢n personal sobre las materias que lo hace, que no del esmerado lenguaje jur¡dico que se espera encontrar en un escrito de origen judicial, mucho m s todav¡a si se trata de algo que est en fase de instrucci¢n.