Y aun está allí, quiero decir que nadie le hizo dimitir ni siquiera por no saber guardar las formas. Digamos que los más ilusos entre nosotros, quedamos sorprendidos cuando nos dimos cuenta de que la izquierda tampoco estaba a salvo de esas cosas de la rapacidad económica y la corrupción, sólo eso; que nos habíamos creído que aquello de los ôcien años de honradezö iba en serio y que bastaba con votar unas siglas para que todo se remansara como balsa de aceite en este sentido de la cuestión, y tampoco hace falta señalar a ningún partido en concreto, porque ninguno se escapa. Cuando la gente del PP, convertidos en fiscalizadores del partido que entonces gobernaba fueron sacando al sol los trapos sucios del gobierno y del partido que lo sustentaba, estuvo bien. Este es uno de los trabajos de la oposición, ayudar a hacer limpieza, y la gente que queremos que las cosas se hagan bien hechas nos alegramos. Ni siquiera empañó nuestra alegría la sospecha û por decirlo de forma ciertamente moderada û que detrás de aquella limpieza s¢lo estaba el ansia a arrancar el poder de manos de los «rojos» y que volviera a mandar, como nunca ten¡a que haber dejado de hacerlo, quien correspond¡a: ellos.
Ahora ha estallado el esc ndalo «Gescartera», un tema que ser¡a privado si no estuviera pringada en el mismo tanta gente del poder actual, con historias que ya hab¡an llevado su cola cuando s¢lo lo ten¡an en Castilla-Le¢n, y ahora es cuando este poder, en lugar de demostrarnos a aquellos que no les creemos que ellos son realmente la Biblia en pasta, s¢lo han sido capaces de ense_arnos las verg_enzas. Ahora el chafand¡n de La Moncloa quiere usar como estrategia para ver de sacarse las pulgas de encima la de salpicar al PSOE tanto como se pueda, recorriendo con m s ‘nfasis que nunca a la gloriosa frase de elevado contenido pol¡tico y filos¢fico «¥Y vosotros qu’!», que ya ha usado en m s de una ocasi¢n introduci’ndola en su triste y faltona oratoria parlamentaria. Pues mire, se_or Aznar, esta comparaci¢n, incluso aceptando que pueda tener una cierta realidad, no hace m s que poner sobre la mesa la posibilidad de que s¡, que realmente todos los partidos est n afectados por el mismo mal, concretamente el PSOE y el de usted, y por eso lo que hace falta que tengamos m s claro que nunca, si es que aun no lo ten¡amos, es su elevad¡simo grado de cinismo cuando embisti¢ a los otros con su dedido admonitorio siempre en erecci¢n, martilleando a Felipe Gonz lez, y de paso a todos quienes le hab¡amos votado, con aquel ominoso «¥V yase, se_or Gonz lez! ¥Ustez, no tiene credibilidaz!».
+A d¢nde ha ido a parar ahora su «credibilidaz», si a la que la porquer¡a les ha tocado a ‘l y a los suyos s¢lo ha sido capaz de poner todas las trabas del mundo y, cuando no ha podido esconderlo m s tras la pantalla de su mayor¡a, tratar de poner en marcha el ventilador? Dieciocho mil millones de desfalco debajo mismo de las narices de una comisi¢n gubernamental presidida por su gente, son muchos millones para no haberse dado cuenta antes, ni tampoco de que, cada vez que solicitaban formalmente que se justificaran de forma documentada las cosas que apestaban, se les proporcionaran documentos falsos y no pasara nada, porque en definitiva era «amiguetes», gente de confianza, y tampoco se trataba de pasarse la vida busc ndole tres pies al gato, +verdad? No ser’ tan iluso para soltar algo tan bobo como, parafraseando el mensaje que he mencionado m s arriba, aplic rselo ahora a ‘l, porque ya s’ que habr que echarle sahum ndolo como las avispas, pero s¡ quiero hacerle una sugerencia acerca de un lugar muy adecuado para irse metiendo mientras tanto su dedito admonitorio.
Jordi Portell
