Es cierto que los que constan en los certificados de defunción como causa de la muerte son a veces muy curiosos – por ejemplo “por herida de arma de guerra” –, pero como mínimo no estamos hablando de desaparecidos. Las cifras que se barajan son estremecedoras y hacen palidecer los relatos de la represión y los desaparecidos en Chile y el Uruguay, igualando quizás la de Argentina. Todos sabemos de dónde habían sacado el modelo los militares de estos países hispanoamericanos ¿verdad?. No es menos significativa la zona geográfica donde se concentra la mayoría de las fosas comunes que ya están localizadas, o más o menos. No hace falta añadir que las autoridades no ayudan a ello en absoluto, y no sólo los “peperos”, no, que los otros tampoco hacen gran cosa al respecto, con las excepciones aquí y allí de gente de este otro color que se ocupa de ello, aunque normalmente lo hacen a título individual. Tampoco deja de ser curioso que no haya ningún juez estrella que vea de removerlo a fondo para depurar responsabilidades por el genocidio. Se me dirá que “los otros” también hicieron este tipo de barbaridades, y es muy cierto, como no lo es menos que las suyas fueron depuradas hace muchos y muchos años más bien con demasía, dentro de las costumbres y filosofías del totalitarismo que nos tuvo amedrentados cerca de cuarenta años. Este mismo al que no hay manera de que los “peperos” critiquen ni condenen, ni que sólo sea por casualidad o de cara a la galería.
Estos señores son, ni más ni menos, que estos que ahora se envuelven con la bandera constitucional, erigiéndose en los mas firmes defensores… ¿de qué? ¿De los valores democráticos de la Constitución? No lo parece en absoluto, sino que uno tiene más bien la sensación de que ahora nos quieren volver a ganar la guerra, después de haber hecho una especie de pausa cuando la transición, haciéndonos tragar otra vez todos los viejos sapos, en nombre de la España de siempre, esta que ellos ven como el paradigma para todo el conjunto de naciones que conforman el estado. ¿Qué estandarte ponen en primer plano? El de la lucha contra el terrorismo. Buen argumento, sí señor. Aparte de unos cuantos fascistas – entre criminales y cerebros recalentados –, ¿quién podría no adherirse a causa tan noble, verdad? La lástima es que, como dice aquel viejo aforismo catalán, uno siempre tiene que verse tiznado por una sartén sucia. Porque toda esta campaña, incluido un intento de hacer colar como auxilio al terrorismo el mero silencio, la capitanean unos que llevan más de veinticinco años que, cuando no se dedican a justificarlo, como mínimo pasan de puntillas sobre el terrorismo de las “fuerzas nacionales” sin decir ni pío. Que se lo expliquen a esta buena gente que sigue buscando cerca de las cunetas de las carreteras, o en los descampados, las fosas comunes donde falangistas y otra gente de orden, como Aznar y los suyos, llevaron de paseo a sus adversarios políticos, la mayoría sin otro delito que pensar de modo distinto a ellos, y concebir una España distinta a la suya. Es decir, ni más ni menos que lo mismo que hace ETA, pero en su caso refiriéndolo a Euzkadi.
Les tendría que caer la cara de vergüenza, pero ésta es una cosa que para que pueda ocurrir primero hay que tenerla en existencia, y no parece que abunde por el corral, con pesebre incluido, donde pastan estos especimenes. ¿Recordáis aquel : “Váyase, señor González. Ustez no tiene credibilidaz”? Pues eso.
Jordi Portell