Este es un modelo a escala de la cultura (nueva o vieja, ya no lo sé) de nuestra sociedad: dirigentes que marcan un camino para después cambiar de rumbo. Personas que pretenden conducir el destino de un país y no pueden conducir ni un kiosko, ni un perro y muchas veces ni siquiera su propia vida… pero también hay que decir que millones de personas mirando para arriba exigen, quieren, ser escuchados, que se atiendan sus legítimos reclamos pero que no miran para abajo (muchos ni siquiera a su alrededor) y también se muestran sordos, mudos, insensibles ante alguien más débil que él. Por eso terminemos con la ley del gallinero en la que el de arriba perjudica al de abajo, terminemos con esa actitud «verticalista» de obedecer al de arriba aunque nos lleve al abismo. Terminemos.
Porque los «palos» del gallinero se los robaron (o están alquilados) y la mítica pirámide se rompió. Es hora de comenzar de abajo, del llano, de igual a igual. Provocando los cambios nosotros mismos. Como mi abuelo (y el suyo) que trabajaban 14 horas diarias acamalando bultos como una bestia en el puerto (hasta que Peron reglamentó las horas de trabajo y el peso de los bultos) llegaba a su casa, tomaba unos mates y se iba a la sociedad de fomento para lograr un farol, una sala, una escuela, el agua corriente, el asfalto etc, etc. Sobreponiéndose a su cansancio apostaban a un futuro más digno –que no verían- para sus hijos.
Debemos volver a las fuentes. A los microemprendimientos y dejar de lado esta actitud individualista que nos fragmenta y divide cada vez más. Se debe tomar conciencia del bien común, y el bien común empieza en uno. No es posible que alguien se crea con derecho a cortar un árbol que tardó 30 años en crecer (época en que el sentido común reemplazaba a greenpeace) porque no quiere barrer las hojas o porque le tapa el cartel de su negocio. NO. Ese árbol es patrimonio de todos. No se puede. No tiene derecho a hacerlo. No se puede estacionar 10 autos en la vereda porque tengo que vender. NO. La vereda es de todos. No se puede estacionar en cualquier lado. El derecho a transitar y cruzar es de todos. Pero como dije antes el egoísmo reina, entonces el Intendente Municipal debería educar –aunque sea sancionando y además con el ejemplo- aún pagando el costo político que seguramente le pasarán- para que cada uno se dé cuenta de una vez que forma parte de un todo en el que deberes y derechos se reparten por igual.
Podría también organizar un equipo de gente que se conecte con las embajadas de otros países o vía Internet y ver qué cosas puede exportar esta ciudad, hacer un convenio con los dueños de las fabricas y/o depósitos hoy cerrados para que presten sus instalaciones a cambio de la eximisión de impuestos, convocar operarios y empleados que trabajen en cooperativa y repartirse las ganancias menos una parte para invertir en nuevos emprendimientos, pagar el alquiler y las materias primas compradas a pagar después de obtenido el rendimiento y financiadas a largo plazo.
Convocar a desocupados y/o jubilados para que con un aval municipal se hagan cargo de controlar el estacionamiento en su cuadra, en cada calle o avenida y pagarle una comisión por multa (por ejemplo: Av. Belgrano, 60 cuadras por 2 turnos, 120 puestos de trabajo, sin costo para el Municipio, beneficio para todos los que circulan por la misma y además una fuente de ingresos por el costo de las multas y educación vial) Contratar un jardinero (Parece que no hay) para que enseñe a podar plantas y árboles en tiempo y forma y crear una bolsa de trabajo para los que realizan esta tarea desordenadamente y al mismo tiempo que se multe fuertemente la poda o corte de árboles por particulares a los que se les ofrecerá este servicio a un costo mínimo. El medio ambiente protegido y una nueva fuente de trabajo –sin costo- .
Estas son algunas de las propuestas que se me ocurren y no crea que estoy en contra de su bolsillo, es que estoy a favor de un ordenamiento imprescindible para llegar a una sociedad más justa, eficiente, organizada y respetuosa.
PD: Al día de hoy nunca se tuvo en cuenta ninguna de estas que vengo proponiendo hace muchísimos años, probablemente sea yo el que está equivocado (en cuanto a la forma, pero no en cuanto al fondo).
Pedro Mirigliano