En las últimas décadas, los neumólogos han presenciado un aumento constante de casos de asma infantil y adolescente, caracterizados por sibilancias recurrentes y la necesidad de tratamiento continuado. Si bien se reconocen factores como la contaminación atmosférica, el tabaquismo pasivo, el sedentarismo, la obesidad y los cambios en la exposición a alérgenos como causas bien documentadas, el Dr. Francisco José Roig Vázquez, especialista en neumología y divulgador científico de HM Hospitales en Salamanca, ha identificado un patrón cada vez más frecuente: la alimentación basada en productos ultraprocesados.
Estos productos —formulaciones industriales elaboradas a partir de ingredientes refinados y aditivos— son omnipresentes en la dieta infantil actual. Desde bollería envasada y snacks salados hasta cereales azucarados y platos precocinados, forman parte habitual de los menús diarios de muchos niños, incluso desde edades muy tempranas. Y lo preocupante es que ya no se trata solo de un “mal hábito alimenticio”: existe un número creciente de estudios que respaldan su posible impacto negativo directo en la salud respiratoria.
Uno de estos estudios, llevado a cabo en Brasil con más de 100.000 adolescentes, encontró que aquellos en el quintil más alto de consumo de ultraprocesados presentaban una probabilidad significativamente mayor de desarrollar asma y sibilancias, con odds ratios -una medida estadística que cuantifica la asociación entre un factor de exposición y un resultado, comparando la probabilidad de que un evento ocurra en un grupo expuesto versus un grupo no expuesto- ajustadas de 1,27 y 1,42 respectivamente (Melo et al., 2018). Esto implica que, incluso tras controlar otros factores de riesgo, a mayor proporción de productos ultraprocesados en la dieta, mayor probabilidad de síntomas respiratorios.
El patrón se repite en España. En el marco del proyecto SENDO, una cohorte de niños españoles con una edad media de cinco años mostró que los ultraprocesados representaban aproximadamente el 40 % de su ingesta calórica diaria. Aquellos con mayor consumo registraron un 87 % más de prevalencia de enfermedades respiratorias con sibilancias y más del doble de casos de bronquitis o sibilancias recurrentes (Moreno-Galarraga et al., 2021).
Una revisión publicada recientemente en Nutrients (Miraglia del Giudice et al., 2025) resume que existe una asociación consistente entre el consumo elevado de ultraprocesados y un mayor riesgo de asma, rinitis alérgica y alergias alimentarias en la infancia. En contraste, los patrones dietéticos similares a la dieta mediterránea parecen ejercer un efecto protector. Aunque la mayoría de estos estudios son observacionales y no pueden establecer causalidad, la coherencia de los hallazgos sugiere que el vínculo merece ser considerado seriamente en la práctica clínica.
La preocupación va más allá de la infancia. Un análisis de cohortes del UK Biobank con más de 200.000 adultos seguido durante 13 años detectó que quienes consumían más ultraprocesados tenían entre un 10 % y un 20 % más de riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) (He et al., 2023). De forma paralela, un metaanálisis de estudios prospectivos confirmó una asociación entre el alto consumo de estos productos y un mayor riesgo de enfermedades respiratorias crónicas y mortalidad respiratoria (Mekonnen et al., 2025).
Los ultraprocesados también están relacionados con un mayor riesgo de otros problemas de salud, como mostró una revisión publicada en BMJ, que incluyó 45 metaanálisis con casi 10 millones de participantes. Esta revisión encontró que una mayor exposición a estos productos se asocia con más mortalidad general, enfermedades cardiovasculares, obesidad, depresión, distintos tipos de cáncer y sibilancias (Lane et al., 2024).
Desde el punto de vista fisiopatológico, existen varias vías por las que estos alimentos podrían afectar a la salud respiratoria: la inflamación sistémica inducida por grasas de mala calidad y azúcares refinados, la disbiosis intestinal provocada por la baja ingesta de fibra y los aditivos alimentarios, el impacto sobre el sistema inmunitario del eje intestino-pulmón y su papel en el desarrollo de obesidad, que a su vez está asociada con un fenotipo de asma más grave y peor respuesta al tratamiento.
Además, algunos envases y procesos industriales introducen compuestos con posibles efectos endocrinos o inflamatorios cuyo impacto a largo plazo aún se desconoce.
Para el Dr. Roig, el papel de los profesionales sanitarios debe ir más allá del diagnóstico y tratamiento sintomático. “Los médicos debemos preguntar explícitamente por la dieta diaria: cuántas bebidas azucaradas se consumen a la semana, en qué consisten los desayunos, qué meriendan, cuántas veces a la semana se recurre a comida rápida y qué lugar ocupan la fruta, la verdura y las legumbres”, apunta.
No se trata, insiste, de culpar a las familias, muchas de las cuales están condicionadas por la presión publicitaria, la falta de tiempo o el coste de los productos. Se trata, más bien, de informar con claridad sobre los riesgos asociados a este patrón dietético y fomentar la recuperación de hábitos alimentarios más saludables, como los propios de la dieta mediterránea. “No podemos seguir considerando la alimentación como un aspecto marginal ajeno a la salud respiratoria”, concluye.
La estrategia no es costosa ni invasiva, y podría tener un impacto significativo: priorizar alimentos frescos y mínimamente procesados podría ayudar no solo a prevenir enfermedades metabólicas o cardiovasculares, sino también a proteger la salud pulmonar desde la infancia y a lo largo de toda la vida.
Referencias en formato APA 7:
He, Q., Sun, M., Zhao, H., Sun, N., Han, Q., Feng, Z., Li, T., Wang, Y., Li, G., Ma, Z., Liu, X., & Shen, Y. (2023). Ultra-processed food consumption, mediating biomarkers, and risk of chronic obstructive pulmonary disease: A prospective cohort study in the UK Biobank. Food and Function, 14(19), 8785-8796. https://doi.org/10.1039/D3FO02069J
Lane, M. M., Gamage, E., Du, S., Ashtree, D. N., McGuinness, A. J., Gauci, S., Rajapakse, D., Saade, N., Fernando, P., McKeown, S., Thuret, S., Jones, A., Firth, J., & Marx, W. (2024). Ultra-processed food exposure and adverse health outcomes: Umbrella review of epidemiological meta-analyses. BMJ, 384, e077310. https://doi.org/10.1136/bmj-2023-077310
Mekonnen, T. C., Shi, Z., Gebremichael, B., Melaku, Y. A., & Gill, T. K. (2025). Ultra-processed food consumption is linked to an increased risk of chronic respiratory diseases: A systematic review and meta-analysis of prospective cohort studies. Clinical Nutrition ESPEN, 68, 647-659. https://doi.org/10.1016/j.clnesp.2025.06.011
Melo, B., Rezende, L. F. M., Machado, P. P., Gouveia, N., & Levy, R. B. (2018). Associations of ultra-processed food and drink products with asthma and wheezing among Brazilian adolescents. Pediatric Allergy and Immunology, 29(5), 504-511. https://doi.org/10.1111/pai.12911
Miraglia del Giudice, M., Dinardo, G., Grella, C., Perrotta, A., Indolfi, C., & Klain, A. (2025). Ultra-processed foods and respiratory and allergic diseases in childhood: Epidemiological evidence and mechanistic insights. Nutrients, 17(20), 3269. https://doi.org/10.3390/nu17203269
Monteiro, C. A., Cannon, G., Levy, R. B., Moubarac, J. C., Louzada, M. L. C., Rauber, F., Khandpur, N., Cediel, G., Neri, D., Martinez-Steele, E., Baraldi, L. G., & Jaime, P. C. (2019). Ultra-processed foods: What they are and how to identify them. Public Health Nutrition, 22(5), 936-941. https://doi.org/10.1017/S1368980018003762
Moreno-Galarraga, L., Martin-Alvarez, I., Fernandez-Montero, A., Santos Rocha, B., Ciriza Barea, E., & Martin-Calvo, N. (2021). Consumption of ultra-processed products and wheezing respiratory diseases in children: The SENDO project. Anales de Pediatria (English Edition), 95(1), 18-25. https://doi.org/10.1016/j.anpede.2020.05.012
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 2025-11-17). OpenAI)
