El Mobile World Congress (MWC), la mayor y más importante feria a nivel mundial sobre la mayor y más importante industria relacionada con la comunicación, parece que se ha anclado en Barcelona y tanto la ciudad en sí misma como sus infraestructuras, servicios y gestores, van adaptándose a las exigentes necesidades de este emporio mastodóntico.
En su interior, en el recinto de la Fira de L’Hospitalet -rodeada de hoteles vanguardistas y funcionales dispuestos a cumplir con las expectativas de confort de los participantes- todo funciona, todo es maravilloso y la tecnología es perfecta. ¡Otro mundo! ¿O no?
De justicia es reconocer que la tecnología NFC de transmisión a corta distancia, nos había seducido. Mediante una carcasa adaptada al teléfono móvil, la identificación en la entrada del recinto debería haber batido un record en agilidad, pero el experimento presentó demasiados fallos.
Ha sido imposible averiguar si el error es de la propia carcasa o de la tecnología en sí misma, pero la NFC, que también prometía poder realizar pequeños pagos de transporte, etc. a través del móvil, ha sido el primer motivo de decepción para los más “puristas” tecnológicamente hablando.
La conectividad tampoco ha sido el punto fuerte del Mobile World Congress. A pesar de que, insistimos, el recinto de la Feria de la telefonía móvil es una burbuja perfecta gracias a las instalaciones de redes internas dedicadas, subir una foto a Facebook, leer el correo electrónico o conectar a Internet con el smartphone propio, es una auténtica odisea que provoca una paradoja inquietante, puesto que toda la tecnología que se presenta es para 4G y en España la 3G es, todavía, una asignatura pendiente. ¿Por qué?
Rebobinemos. Vayámonos unos años atrás, por un instante. Desde el fiasco provocado por la adjudicación de las billonarias licencias de UMTS (3G) al inaugurar el milenio, la industria no ha pensado más que en amortizar. No es para menos. El gobierno británico recaudó entonces por este concepto 6,3 billones de las antiguas pesetas, el alemán unos diez billones y el español 85.000 millones de las pesetas ya obsoletas. En el año 2000 ya se sabía que el volumen de negocio que proporcionaría el soporte, las redes UMTS, permitiría recuperar la inversión multitud de veces; pero nadie contó con la crisis financiera mundial de 2008 y que las licencias tienen una validez legal de 21 años. Ahora, hay que ser creativos y hacer caja.
La tecnología 3G de la que disfrutamos en la actualidad está absolutamente condicionada por aquel momento de demencia financiera e, insistimos, resulta, cuanto menos, inquietante y paradójico, pensar en la merma en posibilidades del funcionamiento real, de una gran parte de las novedades tecnológicas presentadas en el Mobile World Congress.
La tendencia son los gadgets y las APP
Lo cierto es que, parece, la gran Industria está, en estos momentos, más centrada en conseguir la conectividad global que en los avances tecnológicos, que aparecen con cuentagotas. Sin ánimo de resultar idealista, a estas alturas ya deberíamos poder disfrutar de “demos” o prototipos innovadores, más racionales y ecológicos con soportes construidos con “grafeno”, por ejemplo; pero la realidad es que estamos, de alguna manera, en un “parón” de innovación, en lo que a terminales se refiere, que genera, además y unido al record de abonados a la telefonía móvil, un exceso de residuos difíciles de gestionar.
El híbrido entre la tableta y el Smartphone es la novedad. A partir de ahora nos “pegaremos” a la oreja o pincharemos a nuestros auriculares aparatos de mayor tamaño, que nos permitirán gestionar aplicaciones, sobretodo lúdicas, que vienen de serie en el menú o se pueden adquirir también vía teléfono.
Nos ha gustado el Sony Z2, con Apps para modificar fotografía y vídeo en su cámara incorporada, muy innovadoras. Nos os perdáis el vídeo en el que os las mostramos.
En lo que respecta a los gadgests como complementos del smartphone y conectados a él, los hay para casi todo; pero en especial dedicados a la supervisión de un estilo de vida concreto, relacionado con la búsqueda de la perfección bajo control. Medir las pulsaciones y el nivel de oxígeno en los pulmones, avisar al usuario de que ha bebido poca agua o demostrarle -mediante mediciones y análisis de hábitos- cómo pierde el tiempo en acciones de la que no es consciente, por ejemplo, son algunas de las funciones de pulseras, relojes y otros artilugios con mejor o peor diseño que, además, hacen fotos, graban en vídeo o sirven de terminal. Todo un merchandising tecnológico.
Marck Zuckerberg: La star del Congress donde se habla en billones de dólares
Llegó a Barcelona pocos días después de firmarse la adquisición de WhatsApp por Facebook. Una operación valorada en 19.000 millones de dólares, que, sin embargo, es pecata minuta en un negocio que mueve billones de dólares y euros. En el año 2012, los datos más recientes, las operadoras de telefonía móvil generaron un volumen de negocio a nivel mundial de 1.200 billones de dólares; unos 934 billones de euros.
Un negocio al alza en el que, sin duda, Zuckerberg quiere entrar con sus condiciones. Respecto a la compra de WhatsApp asegura que el servicio “vale mucho más”, aunque no descarta equivocarse, pero lo que más le interesa al americano es el futuro inminente, que viene de la mano de la Internet.org. La red conectará a los dos tercios de la población mundial que ahora permanecen desconectados y fundamentará una economía basada en el conocimiento.
El objetivo es que Internet llegue a todo el mundo a bajo coste o de una manera gratuita y para eso Zuckerberg debe hacer alianzas con algunas operadoras. A eso ha venido. Está en Barcelona con el objetivo de negociar sinergias; aunque deberemos esperar a futuros resultados para averiguar lo que se “cocinó” en el Mobile 2014.
No es el único personaje de relevancia mundial que piensa en este sentido. Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz y creador de los microcréditos, lleva años intentando llevar la asistencia médica a las embarazadas a las aldeas más remotas de Bangladesh, a través de un smartphone y un aparato manual que realice ecografías adosado a él. El servicio está siendo todo un éxito, cuando las operadoras permiten la conexión.
La princesa no quiso perdérselo
La princesa Letizia no quiso perderse la conferencia de Marck Zuckerberg, aunque para ello tuviera que posar para la prensa en el mastodóntico espacio de Telefónica, junto al presidente del Grupo, César Alierta, y otros directivos de la compañía. Y no parecía estar muy contenta, habida cuenta de la absurda encerrona que los expertos de marketing de la operadora le habían organizado, para asegurarse la portada en el mayor número de publicaciones nacionales y extranjeras posibles.
Y en esta ocasión la princesa tenía razón. Porque bien está que preparen un vehículo de atrezzo, con enorme pantalla en el salpicadero, con el único fin de que la princesa pique -que no picó porque ya nos es una novata- y entre en él provocando a los flashes, pero organizarle un corro de jóvenes para hacer la pantomima como que están -el príncipe y ella- haciendo una mesa redonda de trabajo con ellos para la foto, es el colmo de lo ridículo.
La princesa estaba tensa, incómoda, nerviosa y alerta a todo lo que sucedía a su alrededor, no fuera, encima, a venir alguien como Alex Fenoll, el supuesto empresario que se había puesto en evidencia horas antes increpando al Príncipe, a decirle que “no era su amigo”.
Cumplimentado el protocolo, Letizia pudo conocer al ídolo de los más conectados, al fundador de facebook, e incluso tuvo la suerte de poder escucharlo desde un lugar privilegiado; la primera fila de un auditorio repleto de personas que hicieron cola durante horas para poder tener un sitio.
Gema Castellano
@GemaCastellano
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