Cómo cambian las cosas! Al terminar la II Guerra mundial, Stalin ninguneaba la autoridad moral del Papa, preguntando a sus interlocutores cuántas divisiones acorazadas tenía Pío XII, para que hubiera que tenerle en cuenta. Cincuenta años más tarde, después de la caída del telón de acero y del desmoronamiento del régimen soviético, el recién elegido presidente ruso, Vladimir Putin se entrevistaba cordialmente con Juan Pablo II, durante media hora, en la tarde del pasado 5 de junio. El Papa le saludó diciéndole «Estoy feliz de recibirle en el Vaticano al inicio de su mandato». Al lo que Putin respondió: «Soy yo quien ha querido esta visita, que considero muy importante». Pienso que es muy significativo que esto lo diga el primer mandatario del país que durante casi un siglo ha difundido por el mundo la teoría de que los valores del espíritu no sirven para nada. Pues supone el reconocimiento de que sin ellos se derrumba hasta el régimen más poderoso. La fuerza del espíritu aventaja al poderío militar.
Francisco Arenillas Tejera
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