La deuda externa del llamado Tercer mundo, por su exorbitante monto y velocidad de crecimiento por el empeoramiento de sus condiciones, excluye del desarrollo económico social a cuatro quintas partes de la población mundial. Esta deuda es expresión directa del injusto orden económico internacional, resultado de la larga historia de esclavitud y explotación a la que han sido sometidos nuestros pueblos.
La deuda externa de América Latina a mediados de la década del 70 ascendía a unos 60 mil millones de dólares, en 1980 a 204 mil millones, en 1990 era de 443 mil millones de dólares y se calcula alcance en 1999 alrededor de 706 mil millones de dólares, que requerirían de unos 123 mil millones para el pago de su servicio. Sólo por el concepto del servicio de su deuda externa, la región pagó entre 1982 y 1996 la cantidad de 739 mil millones, es decir, una cifra superior que la deuda total acumulada.
En estas circunstancias, la deuda externa ha sido y es impagable, ilegítima e inmoral.
Es imposible de pagar, matem ticamente no hay f¢rmula para hacerlo. Dos d’cadas completas de refinanciamientos imposibles de cumplirse por parte de los pa¡ses en desarrollo lo demuestran fehacientemente.
Es ileg¡tima porque se origin¢ en buena medida por la decisi¢n de gobiernos dictatoriales, no elegidos por el pueblo, y tambi’n de gobiernos formalmente democr ticos pero corruptos. La mayor parte de ella no se us¢ en beneficio del pueblo al que hoy se pretende obligar a pagar.
La deuda es tambi’n ileg¡tima porque creci¢ al amparo de tasas de inter’s y condiciones de negociaci¢n impuestas por los gobiernos y bancos acreedores, que negaron reiterada y abusivamente el derecho de la asociaci¢n de los gobiernos deudores, mientras que ellos lo hac¡an a trav’s de verdaderos sindicatos de acreedores (Club de Par¡s, Comit’ de Gesti¢n) y respaldados por la coerci¢n econ¢mica del fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. La consigna era clara y determinante: ustedes negocian solos, nosotros negociamos en masa.
Es inmoral pagar la deuda externa, adem s porque para hacerlo los gobiernos de nuestros pa¡ses tienen que destinar un alt¡simo porcentaje del presupuesto del estado, afectando principalmente los programas sociales, los salarios de los trabajadores y trabajadoras, generando desempleo y afectando gravemente el funcionamiento de la econom¡a. Existe una enorme deuda social en la salud, educaci¢n y nutrici¢n del pueblo.
Los Estados gastan hoy 60% menos por habitante que en 1970. Por otra parte, el tratar de aumentar las exportaciones conduce a sobreexplotar nuestros recursos naturales en forma tal que se afecta m s y m s el equilibrio ecol¢gico de nuestros territorios y se pone en peligro la vida misma de las futuras generaciones.
La deuda es justificaci¢n adem s, para mantener las pol¡ticas neoliberales que constituyen un sostenido mecanismo de dependencia mediante los conocidos ajustes estructurales.
Las operaciones de rescate efectuadas por los acreedores, con el concurso del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, hasta la iniciativa para los pa¡ses Pobres Altamente Endeudados (HIPC), s¢lo han servido para garantizar la continuidad de los mecanismos de endeudamiento.
Desde el punto de vista jur¡dico, insistimos que la legislaci¢n internacional y nacional sobre la deuda en gran parte no cumple su funci¢n principal de garantizar la convivencia pac¡fica. Normas jur¡dicas que atentan contra ese objetivo supremo de la ley, obran en contra del inter’s general, ponen en peligro la paz social y carecen por ende de una leg¡tima raz¢n de ser. Usura y anatocismo (cobro de interese sobre intereses) deben ser prohibidos. Pr cticas monop¢licas de los bancos, de las instituciones internacionales y de gobiernos del primer mundo son ilegales, tanto como la negaci¢n de la libre asociaci¢n de los pa¡ses endeudados. Corrupci¢n sistem tica y casi legalizada, la fuga de capital y los «para¡sos fiscales » forman parte integral de los problemas jur¡dicos en cuanto a la deuda externa.
El Jubileo en la Biblia (Lev.25) busca restablecer la justicia entre los acreedores y deudores, as¡ como la paz y la armon¡a en la sociedad humana, la naturaleza y el universo; y eliminar la servidumbre que causaron las deudas.
A las puertas del tercer milenio, tomando en cuenta la situaci¢n insoportable en que viven nuestros pueblos e inspirados en la ense_anza b¡blica del Jubileo, ponemos en marcha la Campa_a Latinoamericana y Caribe_a Jubileo 2000, que se inserta en el movimiento internacional que promueve la anulaci¢n de las deudas de los pa¡ses empobrecidos del mundo para el a_o 2000.
Jubileo 2000 Latinoam’rica y el Caribe exige:
1.- Anular, en el a_o 2000, la deuda inmoral e ileg¡tima de los pa¡ses del tercer mundo bajo los siguientes principios:
a.- Transparencia en el proceso e inclusi¢n de todas las partes.
b.- Para futuras negociaciones: limitaci¢n del servicio de la deuda externa a un porcentaje no mayor del 3% del presupuesto anual de cada pa¡s, tomando en cuenta el precedente del Pero en 1946 y de Alemania en 1953.
c.- Integralidad y coordinaci¢n de todas las partes involucradas, tomando en cuenta el Derecho de Insolvencia de pa¡ses como Estados Unidos que regula el procedimiento de insolvencia de las corporaciones comunales.
d.- Derecho de solicitudes por cualquiera de los pa¡ses deudores. Los acreedores y deudores nombrar n un mismo nomero de jueces para un jurado o tribunal de Arbitraje. En el caso de los deudores se har con amplia participaci¢n de todos los sectores de la sociedad.
e.- En casos particulares, cuando el Tribunal de Arbitraje as¡ lo considere, podr crearse un mecanismo que permita estudiar posibles anulaciones parciales de la deuda, considerando los distintos niveles de endeudamiento, el origen de la deuda y las condiciones de pobreza de la poblaci¢n.
f.- Tomar en cuenta en el proceso de anulaci¢n de la deuda, la imperiosa necesidad de asegurar el derecho al desarrollo de Am’rica Latina y el Caribe, Africa y Asia en conjunci¢n con el cumplimiento de todos nuestros derechos humanos como personas y como pueblos y el fin de la impunidad ahora reinante.
g.- Realizar una amplia auditor¡a del proceso de endeudamiento de cada pa¡s de tribunales locales; con participaci¢n de los organismos de la sociedad civil, que garantice la transparencia y la informaci¢n para todos los ciudadanos y ciudadanas.
h.- Asegurar que los recursos liberados de la deuda externa sean usados para rescatar la deuda social y ecol¢gica con nuestros pueblos en planes y programas de desarrollo humano, principalmente de generaci¢n de trabajo digno; de fortalecimiento de pol¡ticas sociales de educaci¢n, salud y seguridad social; y de protecci¢n del medio ambiente; teniendo en cuenta su impacto en los grupos vulnerables particularmente los ni_os y ni_as, los ancianos y ancianas, las mujeres en general, y los y las ind¡genas; y garantizando la activa participaci¢n de la sociedad civil, desde el dise_o, ejercicio, seguimiento y evaluaci¢n de todo el proceso.
i.- Transformar el actual sistema econ¢mico y financiero mundial de tal manera que ‘ste al servicio de los seres humanos y se base en relaciones internacionales de justicia, equidad y solidaridad entre los pa¡ses y pueblos. En este contexto hay que fortalecer a los organismos pol¡ticos de Naciones Unidas restituy’ndoles las funciones de definir las pol¡ticas que les han sido usurpadas por los organismos ejecutivos.
j.- Rechazar totalmente el Acuerdo Multilateral de Inversiones, por la subordinaci¢n absoluta que implica de los hombres mujeres, pueblos y naciones ante la l¢gica del mercado y del capital.
Llamamos a las campa_as de los pa¡ses acreedores a que apoyen las demandas establecidas en nuestra propuesta. Especialmente, llamamos a las campa_as de Norte para que nunca propongan resoluciones o leyes sobre la deuda que incluyan cifras espec¡ficas y mucho menos que ‘stas sean menores a las que estamos demandando.
Llamamos a los pueblos de Am’rica Latina, el Caribe y del Mundo a generar nuevas relaciones de poder en todos los niveles de la sociedad, que garanticen la lucha permanente contra cualquier forma de injusticia, violencia y discriminaci¢n.
Optamos decididamente por la Paz con Dignidad y Justicia . No a la deuda, Si a la Vida.
Coalici¢n Latinoamericana y Caribe_a Jubileo 2000 Miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Hait¡, Honduras, Jamaica, M’xico, Nicaragua, Panam , Pero, Venezuela.