La disposición del Senado de los Estados Unidos, para ejercer un mayor control sobre el suministro de ayuda al Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), del Perú, se aprobó por mayoría absoluta el pasado 1¦ de julio, debido a que los legisladores recibieron más información que confirmaba la existencia de casos de corrupción que vinculan a miembros del SIN.
«El Comité ha manifestado reiteradamente su preocupación sobre el apoyo de los Estados Unidos a favor del Servicio de Inteligencia Nacional del Perú», señala el texto aprobado por el Senado, porque «continúa recibiendo informes relativos a que las investigaciones de alegatos de corrupción por altos miembros del SIN son continuamente bloqueadas».
El documento aprobado no indica que se trata de casos de corrupción por narcotráfico en los que están involucrados «altos funcionarios» -no menciona la palabra agentes del SIN -.
El influyente diario «The New York Times», interpretó dicho dispositivo del Senado, como cualquier peruano m s o menos informado, que se refer¡a a los casos de corrupci¢n por narcotr fico: «(El SIN) tiene reputaci¢n de ser (…) una instituci¢n corrompida por la coca¡na, a pesar de su ostensible papel en la lucha contra el narcotr fico».
Sin embargo, para el ex director del Servicio Informativo de los Estados Unidos (USIS) en Pero, John S. Dickson, en una carta de rectificaci¢n difundida en varios medios de comunicaci¢n, -la misma que tambi’n apareci¢ en un aviso pagado a toda p gina en «Expreso»-, sostiene que «nosotros no tenemos razones para creer que haya corrupci¢n por narcotr fico en el SIN».
Para el Departamento de Estado norteamericano, segon Dickson, los senadores de su pa¡s, cuando decidieron estrechar el control del financiamiento al SIN, no se refer¡an a casos de corrupci¢n por narcotr fico. +Entonces a qu’ hechos se refer¡an los legisladores estadounidenses?.
En los oltimos diez a_os, los m s sonados casos de corrupci¢n que vincularon a funcionarios o agentes del SIN, son los de narcotr fico. Entre ellos la denuncia del traficante Demetrio Ch vez Pe_aherrera, alias «Vaticano», quien afirm¢ que pagaba al asesor Vladimiro Montesinos un «cupo» mensual para que pudiera operar en Alto Huallaga. Aunque luego el delincuente se rectific¢ y fue sentenciado a cadena perpetua por la justicia militar, su abogado y su familia alegaron que fue torturado y que hab¡a cambiado de versi¢n porque los jueces militares le hab¡an prometido que le aplicar¡an una pena menor y saldr¡a libre. No se profundiz¢ en los hechos.
+Alud¡an a este caso los senadores cuando manifestaron mediante un documento oficial, que las denuncias de corrupci¢n que involucra «a altos miembros del SIN son continuamente bloqueadas»?.
En todo caso, el se_or John S. Dickson ser¡a una v¡ctima de esa desinformaci¢n del organismo de inteligencia que dirige en la pr ctica Vladimiro Montesinos Torres, que tambi’n cuestion¢ el Senado de su pa¡s cuando dice: «El SIN ha evitado dar informaci¢n a los oficiales del gobierno de los Estados Unidos».
Habr¡a que concluir, entonces, que el jefe de USIS en Pero discrepa con la opini¢n del Senado norteamericano, que decidi¢ «ser consultado antes de que se tome cualquier decisi¢n que involucre la provisi¢n de asistencia al SIN». Que el Departamento de Estado decidiera este a_o, como dice Dickson, por «acuerdo mutuo» con el SIN, suspender el suministro de ayuda a este organismo, obedece precisamente al replantamiento norteamericano sobre una cooperaci¢n, que era secreta hasta que oficialmente se conoci¢ en el Congreso estadounidense durante el debate.
Si ese «acuerdo mutuo» entre el Departamento de Estado y el SIN se efectu¢ «no como resultado de informes de corrupci¢n o de que el SIN haya retenido informaci¢n a funcionarios de los Estados Unidos», segon Dickson, entonces USIS debi¢ informar por qu’ se produjo la suspensi¢n de dicha contribuci¢n norteamericana. Y no por el monto, sino por el hecho mismo de la relaci¢n estrecha entre el Departamento de Estado y el SIN que la mayor¡a de peruanos desconoc¡an.
EL SIN DE PER+ Y EL NARCOTRÁFICO
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