Mientras los economistas discuten si esta recesión se ha producido por
un desgaste del gobierno Fujimori, o si por el contrario es el
resultado de una mala gestión y contagio de crisis extranjeras, los
empresarios exigen la implantación de medidas drásticas que alivien el
mercado interno, o les permitan competir fuera.
Los fabricantes textiles peruanos, demandan la reestructuración de su
deuda tributaria y esperan el resultado de las negociaciones con
Venezuela, Colombia y Europa para ampliar su mercado, amenazado por el
previsible aumento de las importaciones asiáticas y la aguda recesión
en la que ha entrado el país.
Hasta ahí nuestro inserto. Lamento pronosticar que se equivocan
profundamente los peruanos si piensan de ese modo. Basado en la
experiencia chilena sólo cabe recomendarles ir pensando en rápidas
soluciones de recolocación de la mano de obra que quedará,
inexorablemente, cesante.
«Reconversión» es el término que se ha empleado en Chile, en estos
casos. En la medida que se tolere la importación de productos
alternativos orientales y se descarte la protección mediante barreras
aduaneras o bonificaciones a la industria nacional no les queda mucho
donde escoger. El cuadro que exhiben, actualmente, corresponde a una
etapa ya vivida en Chile y que culminó con la desaparición de la
industria textil chilena. La que ahora presenta una fachada de tal,
simplemente es eso, una fachada. Han establecido convenios de
producción externa (oriental) que, luego, es ingresada a bodegas
chilenas como producida en Chile.
Algunos de los industriales de ese rubro ahora son banqueros, tienen
importadoras de automóviles, son prestamistas, incursionan en
Supermercados y cultivos marinos. Los que persisten son, ahora,
importadores de textiles orientales en franca competencia con otros que
importan «ropa usada» en containers, por toneladas. Algo similar ocurre
con la Industria del Cuero. Antes de tomar decisiones, lo mejor que
pueden hacer los empresarios textiles peruanos es darse una vuelta por
Chile y visualizar, en directo, cómo ocurrieron las cosas. De paso,
descubrirán que, a pesar de ser Chile un principal productor de Cobre,
los conductores, transformadores, motores y la mayoría de los aparatos
que emplean alambre de cobre o cobre elaborado, provienen de Taiwán y
lugares similares. Una cruel pero lapidaria realidad.
Valentin Marchant
Desde Santiago de Chile.