Los tradicionales carteles que rezan «no hay vacantes» en la puerta de las fábricas de Perú se desvanecen, mientras aparecen en su lugar otros que anuncian el inminente cierre o declaración de insolvencia de las empresas.
En mayo, 713 empresas de más de 100 empleados de todo el país solicitaron al Instituto Nacional de Defensa del Consumidor y la Propiedad Intelectual que se las declare insolventes. En junio, el número ascendió a 825, otro síntoma de la aguda recesión económica.
Las solicitudes de insolvencia del primer semestre del año registran un aumento de más de 25 por ciento respecto del primer semestre de 1998. Aún no hay datos de julio, pero la cifra aumentará, a juzgar por los datos de los primeros 15 días.
Por otra parte, en el primer semestre del año se redujo el producto sectorial bruto en rubros tradicionalmente fuertes, como la pesca (cinco por ciento), la construcción (14 por ciento) y las manufacturas (cinco por ciento).
La caída del precio de los metales oblig¢ al cierre de una treintena de empresas aur¡feras y algunas minas de cobre, lo cual redujo 17 por ciento las inversiones en el sector respecto del a_o anterior. Todo este panorama podr¡a llevar a un incremento del desempleo que, segon cifras oficiosas, se acerca a 10 por ciento.
En las peque_as empresas y microempresas, la situaci¢n es similar. David Waisman, presidente del Comit’ de la Peque_a Industria de la Sociedad Nacional de Industrias, sostuvo que entre mayo y junio cerraron alrededor de 1.000 firmas de este sector.
A la gran cantidad de solicitudes de insolvencia de las empresas, se suma el hecho de que en el primer semestre de 1999 el monto de la cartera pesada de los bancos aument¢ 55 por ciento, as¡ como 25 por ciento las letras de cambio no cubiertas.
Esta situaci¢n conduce a una paralizaci¢n del sistema financiero, con bancos que no tienen mercado para sus colocaciones ni forma de recuperar sus pr’stamos, y empresarios que necesitan dinero, pero est n endeudados y carecen de solvencia, segon expertos. Como paliativo, la empresa poblica Corporaci¢n Financiera de Desarrollo (Cofide), puso en los oltimos meses a disposici¢n de los empresarios endeudados con entidades financieras un fondo de 400 millones de d¢lares, de los cuales ya se han desembolsado 350 millones.
El Presidente de la C mara de Comercio de Lima, Manuel Celi, advirti¢ que la insolvencia puede causar un efecto «domin¢» en el sector productivo, por el cual las empresas afectadas podr¡an arrastrar a las que aon no lo han sido, lo que profundizar¡a aun m s la ya aguda recesi¢n. «Hay empresas solventes a las que les va relativamente bien, pero que tienen clientes con diversos niveles de insolvencia», advirti¢ en un editorial el diario Gesti¢n, especializado en econom¡a y negocios.
«Existen compa_¡as econ¢micamente viables pero que afrontan cada vez mayores problemas desde el punto de vista financiero. En el caso de muchas de estas empresas sus niveles de venta no se han visto afectados significativamente, pero el principal problema se centra en el proceso de cobranza», agreg¢ Gesti¢n.
Nos preguntamos «cu nto tiempo resistir n este tipo de empresas si un nomero cada vez mayor de sus clientes va ingresando al sistema de insolvencia y en qu’ momento dichas compa_¡as tambi’n se volver n insolventes».
Los empresarios, sean grandes, medianos o peque_os, sufren problemas comunes, como imposibilidad de pagar sus deudas o de reprogarmarlas por los altos intereses, contracci¢n de la demanda, sobrecostos, competencia desleal de importaciones procedentes de Asia, iliquidez y p’rdida de capacidad de compra. Las tasas activas de inter’s de Pero figuran entre las m s altas del continente, superando 50 por ciento en el caso de la moneda nacional y 30 por ciento para pr’stamos en d¢lares.
El presidente de Cofide, Luis Baba Nakao, admiti¢ que las tasas de inter’s del sistema bancario son «muy altas» y que no se sustentan en el mediano y largo plazo. «Uno puede pagar una tasa alta en cr’ditos a corto plazo, pero no puede pagar intereses altos como los que se pagan en nuestro pa¡s por dos o tres a_os. Todos, y me refiero a los ahorristas, banqueros, prestatarios y al gobierno, tenemos que hacer algo para que las tasas bajen r pidamente», afirm¢.
Los problemas de los empresarios fueron sintetizados en un comunicado emitido este mes por la Asociaci¢n de Exportadores (ADEX), que rompi¢ la aparente tregua entre el gobierno y el sector privado. El comunicado de la ADEX desencaden¢ una pol’mica sobre la real consistencia del Programa de Reactivaci¢n Econ¢mica del gobierno, que, segon muchos expertos, no existe.
En un debate radial con economistas de diversas tendencias, el presidente de ADEX, Carlos Bruce, afirm¢ que en el gobierno de Alan Garc¡a (1985-1990) el gasto fiscal equival¡a al 15,3 por ciento del producto interno bruto, porcentaje que en el actual per¡odo asciende a 15,2. El economista Pablo Secada se_al¢ que la diferencia estriba en que Garc¡a invert¡a ese porcentaje en empleo fiscal, mientras que el actual presidente, Alberto Fujimori, lo hace en programas de alivio de la pobreza. (FIN/IPS/zp/mj/if dv/99)
SITUACIÓN DRAM-TICA EN LAS EMPRESAS PERUANAS
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