Spicnic
Dos formas existen de pertenecer a la moda musical de cada momento: la falsa, que corresponde a aquellos que necesitan desplazarse de un estilo a otro para coincidir con la corriente reinante, y la sincera, que suele observarse en aquellos que practican un estilo contre viento y marea hasta que un día ven por fin parar el tren de la moda en la estación que siempre han habitado. Esto último les ha ocurrido ahora a ALPINO, que contemplan sorprendidos y felices como decenas de grupos actuales comulgan con las directrices que ellos han defendido desde siempre en Spicnic. Parecen darse cuenta de ello y por eso quizá incluyan en «Trabucchellia» un tema crítico hacia aquellos que cambian de camiseta ante cualquier oportunidad, «Qué risa». Por lo demás, ALPINO prosiguen en la empresa que iniciaron hace años, la de dar forma a un tecno-pop melódico que reivindica por igual a Giorgio Moroder o a Stock, Aitken & Waterman, o a Rafael Trabucchelli, un productor espa_ol del puente entre los 60 y los 70 que homenajean desde el t¡tulo. «Trabucchellia» es un disco fresco, contundente y bailable que ofrece a cambio una mirada m s agria en las letras, que desde «Odio las fiestas» (claramente en contraposici¢n a ciertos ejemplos de la nueva generaci¢n) a «Segunda juventud» o «Efecto bola de nieve» demuestran que el fondo puede diferir totalmente con la forma. Somale los gestos de Antonio Galva_ de Parade con el lado c¢smico, «Parasec», la producci¢n global de Cal¡gula 2.000 y la maestr¡a vocal de Alaska en «No suceder m s» (cl sico de Claudia Mori que aqu¡ se recupera junto al «No me digas que me dejas» de Melodrama) y tendr s el disco perfecto de tecno-pop, capaz de contentar tanto a la nueva generaci¢n como a nost lgicos de otra ‘poca.
Segunda Juventud.mp3 3 min. 52 sg. (3,6 Mb)
Nota: MP3 promocional cortes¡a de Spicnic