En ANARI, con ANARI, la emoción es mayor que el lenguaje empleado. Y esos que sus versos («ya no ha vuelto a entrar la luz a nuestra casa y nuestras flores no han notado la llegada de la primavera, aunque llevamos toda la estación esperando a los pájaros solo los buitres se nos acercan», sublime) reflejan puro arte, el trazo poético y firme de un ser humano que escribe con el pulso de quien es guiado por los sentimientos. Y únicamente por los sentimientos.
t»Se nos ha endurecido el corazón hasta convertirse en piedra, donde antes había piel ahora hay musgo, ya no veo más que un desierto en tus ojos y nuestras venas son secos ríos»
t»Habiak», «Nidos», es su confirmación. El talento ya quedó demostrado en «Anari», el debut que nos estrujó los labios y nos sedimentó los huesos, las canciones voraces que nos consumían en alma sin saberlo. Tres años de desierto sin ver sus andanzas, persiguiendo ese anonimato que sólo rompe con sus canciones. Aquí hay once nuevas, once vidas al aire. Producido por Kaki Arkarazo, ANARI ha vuelto con lo que ten¡a, el talento, y lo ha expuesto y agrandado en un escaparate de miedos ¡ntimos y cicatrices rasgadas por el tiempo. Cada una de las canciones eriza la piel, estrangula el alma. ANARI es grande, interpreta como las grandes, se transforma en universal. Para todos, en onica. La oigo cantar, mil veces en la oltima semana, «Denbora» («Tiempo»: «yo no te dar’ preguntas, to no me pidas respuestas, vamos hacia delante»), y s¢lo pienso en las preguntas, en las respuestas, en los caminos que quedan por andar, en lo andado y en lo perdido. No es magia. Es esp¡ritu. Es el arte robado a un diario plagado de compromisos y desenlaces personales que ANARI ha abierto al espectador, al oyente conmovido por su mosica. La verdadera mosica. Enorme, mosica con coraz¢n. Mosica de verso cautivador, formas sublimes y voz eterna. ANARI, la madurez sentida.
t»Pero aunque el dolor haya anidado en nuestras manos, aunque s¢lo se nos acerquen buitres, aunque tengamos el cuerpo lleno de musgo, esperaremos aqu¡ juntos bajo el calor de la luna«