Elefant
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La labor del crítico musical es inútil: tratar de explicar algo que siempre se explica por sí mismo y de la mejor manera posible, la música. Rizando el rizo, BEEF han creado un disco que nos conduce a todos al paro: enseña sus cartas desde la portada con la más lúcida presentación del año. Advirtiendo desde el lomo («contiene música del siglo veinte»), sentenciando («2000: subcultura: hedonismo sin cabeza»), «Misery & Lies» será un martillo percutor para aquellos que hacen de la estética su única ética. Pulsa play y escucha. Impulsados por la producción de Wharton Tiers, BEEF olvidan sus errores eliminando la dispersión que habitaba en sus últimas entregas («Fi Qasr Sheikh al-Dabant» y «España A Las Ocho») para de un tirón sobrevolar el listón de la madurez hasta alcanzar el de clásico. Así suenan, a clásico, a grupo en estado de gracia feliz con sus pecados, con el orgullo que da no tener que rendir cuentas a nadie, tan s¢lo al tiempo, el due_o de la onica verdad en esto de poner a cada cual en su sitio. BEEF parecen conocer a priori el lugar de su destino, un lastre menos que otorga un vuelo m s f cil, el de «Teen», «Highlights», «El final de una carrera», «My bitch friend» o «Cosmopolitan», trozos robados a las memorias de Sonic Youth o Joy Division que suenan propios e imborrables. Gran disco, gran sonido y grandes canciones, un viaje desde la vanguardia a la concreci¢n pop entendida desde las coordenadas de BEEF, una obra con peso y volumen, de ‘tica insobornable. Imprescindible.
