Han pasado diez meses de aquellas jornadas del último diciembre del siglo XX, momento culminante de una singular lucha que reunió en las plazas, calles, rutas y puente a miles de correntinos que nos autoconvocamos para interpelar a los dueños del poder, reclamando por nuestros derechos de trabajadores y ciudadanos, confiando en nuestras propias fuerzas y en la verdad. Durante el año ’99 algo cambió en las conductas ciudadanas de una franja importante de la sociedad correntina, fundamentalmente trabajadores estatales, que estaban siendo los más directamente afectados por las tropelías del gobierno de turno. El «aguante» en las plazas, el debate abierto, las asambleas, el ejercicio de la democracia directa nos llevó a formas inusitadas de participación y protagonismo popular.
Durante el desarrollo de esta crisis superestructural extraordinaria -aún no superada- en lo político, institucional y económico saltaron por los aires las que se tenían como verdades inmutables desde el punto de vista de la institucionalidad y las representaciones formales del sistema. Los tres poderes junto a partidos pol¡ticos, sindicatos y asociaciones de la m s diversas ¡ndole se vieron en figurillas para mantenerse y no desaparecer. Lo ocurrido fue mucho mas que un movimiento impelido por factores econ¢micos; contenido por un amplio abanico de reivindicaciones, tuvo su eje en la cr¡tica al statuo qoo, al poder y a los poderosos de todo pelaje, a sus formas de presentarse en la escena poblica y a los desmanes de la pol¡tica. Los delegados mantuvieron incluso speras pol’micas poblicas con representantes gubernamentales en torno a la participaci¢n ciudadana. Compareciendo ante asambleas legisladores han debido precisar a multitudes los l¡mites del sistema de representaci¢n republicano: El pueblo no gobierna ni delibera sino a trav’s de sus representantes, les recordaban, tratando de que la sociedad se replegara, y disciplinada tras el precepto constitucional, abandonara la plaza y la movilizaci¢n. Todo esto habla del grado de confrontaci¢n entre la sociedad y sus representantes circunstanciales.
Los autoconvocados correntinos no fueron sino una expresi¢n de la profunda brecha que se ha abierto entre las representaciones tradicionales del sistema (partido/sindicato) y una franja importante de la sociedad civil. El movimiento social arranc¢ rebel ndose contra el orden imperante instituido por un partido desprendido, despu’s de duras luchas intestinas, del poder tradicional, y forz¢ la instalaci¢n de un gobierno de amplia coalici¢n, pero nunca se sinti¢ representado por ‘ste. Sus cuestionamientos siempre fueron al fondo y no a las formas: Queremos un cambio de pol¡tica y no de pol¡ticos, otra trama y no otros actores, fueron las leyendas que los autoconvocados escribieron en las paredes, izaron en sus carteles, difundieron en miles de pronunciamientos y pusieron adelante en los innumerables cortes de rutas, calles y puentes.
El 10 de Diciembre, el mismo d¡a que asum¡a un nuevo gobierno nacional, subimos al Puente Interprovincial Chaco-Corrientes, por quinta vez en seis meses, en demanda del pago de los salarios atrasados, justicia, ayuda econ¢mica para los sectores m s afectados por la crisis y mecanismos de control popular para garantizar el buen uso de los recursos del estado provincia. Despu’s de siete largos d¡as de sordera, el 17 de Diciembre fuimos violentamente reprimidos por este Gobierno Nacional reci’n asumido y constituido en parte por algunos funcionarios, como el Ministro del Interior Federico Storani, que cuando estaban en la oposici¢n hab¡an propuesto medidas de salvataje econ¢mico generando una gran expectativa, gobierno nacional que no desconoc¡a las desesperanzas del pueblo correntino, porque incluso sus representantes provinciales fueron co-gobierno durante los meses que administr¢ los destinos de la provincia una «coalici¢n» parlamentaria. En vez de la ansiada «ayuda econ¢mica» lo que lleg¢ fue la brutal represi¢n, pocas veces vista , con un saldo tr gico de dos muertos, decenas de heridos.
Reiteramos lo que desde distintos sectores de la sociedad correntina es un secreto a voces. Durante la feroz represi¢n no hubo errores ni excesos ni desobediencias entre los integrantes de la fuerza de seguridad nacional, tampoco «infiltrados», ni enfrentamientos entre civiles, como se arguye desde algunos medios adictos al poder creando una confusi¢n deliberada entre v¡ctimas y victimarios, sino que todo fue parte de un plan meticulosamente urdido para escarmentar a los «rebeldes correntinos» y como un tiro por elevaci¢n a toda la poblaci¢n argentina que resiste el ajuste y la exclusi¢n a que viene siendo sometida por los gobiernos de turno, por imposici¢n de los grandes centros de la econom¡a mundial.- Pero adem s esta acci¢n ejemplificadora ten¡a la pretensi¢n de abortar este incipiente nuevo modelo de participaci¢n ciudadana, que cuestionaba las bases mismas del sistema de representaci¢n parlamentaria.
El movimiento represent¢ un triunfo cultural hist¢rico, aunque muy probablemente hoy sintamos una derrota pol¡tica. Aon esta por verse si el movimiento y lo que gener¢ socialmente tendr n continuidad o s¢lo un car cter anunciador. Por eso hoy, a pesar del cansancio acumulado, del desgaste y aon de la tentaci¢n de la desesperanza, queremos reafirmar nuestra convicci¢n de que todav¡a el pueblo tiene la palabra. Y aon tiene la palabra porque experimentamos que el lenguaje del poder ser siempre la soberbia, la injusticia, la opresi¢n, el uso de la fuerza, la sinraz¢n y la prepotencia. Y frente a ello, iniciamos hace un a_o la movilizaci¢n hist¢rica que signific¢ un ¥Basta ya! a la prepotencia y a la arbitrariedad de los poderosos; un ¥Basta ya! al espect culo de una clase pol¡tica que parec¡a – y aon sigue pareci’ndolo- , responder a sus propios y mezquinos intereses; un ¥Basta ya! a todas las formas de clientelismo pol¡tico y de sometimiento de la dignidad que nos llevaron hasta la situaci¢n de crisis que atraves bamos.
Los oltimos acontecimientos nacionales, a partir de las denuncias de coimas en el Senado desnudaron ante toda la naci¢n la profundidad de la crisis de confianza en los partidos pol¡ticos, en las instituciones del sistema, su representatividad y su legitimidad. Desde Corrientes nos atrevemos a decir que si de pol¡ticas nuevas se trata, puede haber otra salida a la crisis que no sea la de l¡deres carism ticos que se convierten en salvaguarda de los valores ‘ticos de una naci¢n, que se pueden romper los l¡mites de la expectaci¢n pasiva, que podemos pasar de ser meros espectadores a verdaderos protagonistas.
Los pueblos que olvidan su pasado terminan por hipotecar su futuro. Porque el pasado, reciente o lejano, es un maestro que ofrece experiencias dignas de repetir o mejorar, y errores que evitar o corregir, definitivamente. Lejos de ser un pesado lastre que coarte la libertad y amordace los sue_os de cambio es un trampol¡n que impulsa hacia la bosqueda de superaci¢n constante y hacia la construcci¢n solidaria de una justicia largamente esperada.
Nuevamente hoy, como cada 17 estamos tambi’n demandando , de manera activa, la Justicia y la Verdad que desde hace diez meses nos es negada.-
Las causas del Puente est n paralizadas en los despachos de la Suprema Corte de Justicia, esperando que se resuelva un conflicto de competencia, para reci’n all¡ iniciar las actuaciones judiciales.
Por eso seguimos aqu¡, para oponer al orden de la IMPUNIDAD DEBIDA, el de las MEMORIA ACTIVA. Por eso seguimos con nuestra campa_a contra la impunidad, nuestro petitorio en demanda de Justicia, por eso le decimos a Mauro y a Francisco, NO LOS OLVIDAMOS.
Correpi