Petronio Rafael Cevallos, cimero nombre de nuestra literatura, a través de prodigiosas manifestaciones tanto literarias como políticas, ha sabido calar hondo en la ecuatorianidad. Hombre de inmenso acervo cultural, hombre de pensamiento y acción, hombre completo, Cevallos nos remite sin rodeos a la quintaesencia de lo que somos los ecuatorianos, como pueblo y como historia. Este escritor se ha «atrevido» a señalar, clara y valientemente, la anómala condición de nuestro nacionalidad. Lo que Cevallos nos entrega es una verdadera radiografía de lo ecuatoriano. Y nos diagnostica nuestros males sin ahorrarse la prescripción. Punzante, irónico, generoso, nos hace ver que, así estemos fuera del Ecuador, somos un pueblo infectado del Síndrome de Corrupción Adquirida (SCA).
Sin embargo, algunos de nuestros compatriotas no han recibido con mucho agrado el «tratamiento» de Cevallos. Varios residentes en la Gran Manzana incluso amenazan con buscar otro facultativo. Uno que otro ha puesto el «grito en el cielo». Se niegan a aceptan dichas especificaciones.
Es decir, nos molesta cuando se nos dice que no somos tan «vivos» como nos creemos; que, en realidad, es todo lo contrario. Nos da rabia que nos digan que por mucho que nos las demos de listos, somos parte de un «populacho ignorante», que nos hacen «marchar» en desfiles «zafios», que nos emborrachamos en «festivales ramplones». Nos resulta imposible aceptar que para nuestros explotadores nos somos sino una bola de «indios brutos», as¡ hayamos inmigrado a Nueva York, seguimos siendo «indios», «grindios», «cholo boys» y «longo boys», siempre brutos.
Un llamado «Defensor del Pueblo» Claudio Mueckay pertenece a esta clase de hermanos. Este aut’ntico cholo que –sin lugar a dudas debe sentir orgullo de sus ancestros– ha mirado los acontecimientos de otra manera. Para este cholo, decir la verdad es una de forma de atentar contra la dignidad de los dem s, y que sepamos la «dignidad» no est en la raza ni en la clase social, est mejor en la mente y el coraz¢n.
Desperdiciando tiempo y dinero, Mueckay solicita que la Casa Ecuatoriana dictamine el «castigo» para el escritor Cevallos. Como es de suponer, dicha informaci¢n habr ca¡do en lo rid¡culo, tanto m s en el santuario de la cultura nacional.
O sea que Juan Montalvo, Jos’ de la Cuadra, Joaqu¡n Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta, C’sar D vila Andrade, Benjam¡n Carri¢n (fundador de la Casa de la Cultura), Jorge Enrique Adoum, Eli’cer C rdenas, Raol P’rez Torres y tantos otros autores ecuatorianos –cuya obra, directa o indirectamente, es de denuncia– deber¡an ser declarados «persona non grata» al Ecuador… que tanto amaron, aman y seguir n amando a trav’s de sus legados.
Pero en un pa¡s con tanta mierda acumulada, todo se da al rev’s. Este cholo, «Defensor del Pueblo», deber¡a, entonces, cuanto antes, declarar personas grat¡simas a los Bucaram, Alarc¢n, Febres Cordero, Nebot Sadi, a los banqueros ladrones –Isa¡as, Pe_afiel, Ortega, Miranda, Quir¢z, Landes– al presidentezuelo sodomita Mahuad, a la marimacho Armijos; y a los actuales protagonistas de la rapi_a, Gustavo Noboa Bejarano y su hermano, el «gato en alacena» Ricardo. Y qu’ decir de esa cueva de rateros, el mal llamado «Congreso Nacional».
Gilberto Crespo Crespo
periodista ecuatoriano
Presidente de la OAPI, Cap¡tulo de Nueva York
