El ser humano ya utilizaba huesos de ballena para fabricar herramientas hace más de 20.000 años. Así lo revela un estudio liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), en colaboración con el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS) y la Universidad de Columbia Británica, publicado recientemente en la revista Nature Communications.
El hallazgo proporciona nuevas evidencias sobre la relación temprana entre humanos y mamíferos marinos, y aporta claves relevantes para entender la ecología del pasado en el golfo de Vizcaya, región en la que se localizaron los restos analizados.
Las ballenas, los mayores animales del planeta, constituían una fuente crucial de recursos para las poblaciones costeras: no solo como alimento, sino también como materia prima para la fabricación de herramientas. No obstante, estudiar los orígenes de esta interacción entre humanos y cetáceos resulta complejo, debido a que los yacimientos arqueológicos en zonas litorales son particularmente frágiles y vulnerables a los efectos del aumento del nivel del mar.

Excavaciones en 2022 en la cueva vasca de Isturitz, Francia, donde se descubrieron varias decenas de objetos hechos con hueso de ballena. Foto: Jean-Marc Pétillon Director de la excavación: Christian Normand
El equipo investigador, encabezado por Jean-Marc Pétillon (CNRS) y Krista McGrath (ICTA-UAB), examinó 83 artefactos óseos encontrados en yacimientos arqueológicos cercanos al golfo de Vizcaya y otros 90 fragmentos procedentes de la cueva de Santa Catalina, ubicada también en la provincia de Vizcaya. Para determinar la antigüedad y procedencia de los huesos, se utilizaron técnicas de espectrometría de masas y datación por radiocarbono.

Fragmento de una vértebra de rorcual común del yacimiento vasco de Santa Catalina, España, de entre 15.500 y 15.000 años atrás. Foto: Jean-Marc Pétillon Director de la excavación: Eduardo Berganza
“Los huesos analizados pertenecían al menos a cinco especies de grandes ballenas y algunos datan de entre 19.000 y 20.000 años, lo que convierte a estos objetos en una de las evidencias más antiguas conocidas del uso de restos de ballena por parte de los humanos”, ha explicado Jean-Marc Pétillon, coautor principal del estudio.
Por su parte, Krista McGrath destaca la eficacia de la técnica ZooMS (Zooarchaeology by Mass Spectrometry) en la identificación de especies a partir de restos óseos alterados por el uso humano: “Este método resulta especialmente útil cuando los elementos morfológicos diagnósticos han desaparecido, algo frecuente en artefactos fabricados con huesos. Pudimos identificar especies como el cachalote, la ballena común y la ballena azul, que aún habitan en el golfo de Vizcaya, además de la ballena gris, actualmente restringida al Pacífico norte y zonas árticas”.
Además, los análisis químicos de los restos óseos permitieron detectar variaciones en los hábitos alimenticios de estos cetáceos en comparación con los de sus descendientes actuales, lo que podría reflejar cambios ambientales o de comportamiento en la historia evolutiva de estas especies.
Este estudio no solo enriquece el conocimiento sobre las capacidades tecnológicas de las sociedades paleolíticas, sino que también aporta nuevas perspectivas sobre el papel ecológico de las ballenas en los ecosistemas prehistóricos. La investigación constituye un avance notable en la comprensión de las dinámicas entre humanos y fauna marina en un contexto histórico de extrema adversidad climática y ambiental.
El artículo completo está disponible en Nature Communications: Late Paleolithic whale bone tools reveal human and whale ecology in the Bay of Biscay
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 4.5, 28 mayo). OpenAI)