Me acerco a todas y todos Uds. para hacerles un angustiado pedido: estamos ya en el día 56 de nuestra huelga de hambre que yo acompaño con ayuno y oración desde mi prisión domiciliaria. Creo que NO PODREMOS AGUANTAR MUCHO M-S SIN GRAVES DAÑOS O LA MUERTE. Mis cras y cros están dispuestos a continuar con este su único reclamo posible, hasta las últimas consecuencias y, por otro lado, el gobierno no da muestras de haber tomado en serio su deber de obedecer las RECOMENDACIONES de la CIDH. POR ESTO LES RUEGO QUE CADA UNA/O DE UDS. HAGA TODO LO QUE BUENAMENTE PUEDA.
Son vidas de jóvenes generosos y honestos dispuestos a darlo todo por la justicia y la paz pero ya hartos de injusticias, burlas y mentiras durante casi 12 años de cárcel impuesta en un juicio que fue sólo una farsa (+ les sirve recordar los 20 años que me dieron sin una sola prueba? Amnesty International me reconoció «preso de conciencia»!!!) Hoy les molesto con estas líneas porque veo con gran preocupación que la decisi¢n del gobierno parece ser no tener ningon apuro por cumplimentar su deber con la OEA y, menos aon, su compromiso con los presos, asumido el 13 de Julio, en el hospital de Devoto cuando lleg bamos al d¡a 46 de la huelga de hambre anterior, ya que pas¢ el 3 de Agosto y hasta hoy no trataron seriamente ninguno de los proyectos de ley presentados. Para levantar su dura medida las presas/os esperan, al menos, la aprobaci¢n de ambas c maras, cosa casi imposible dada la reiterada actitud de los legisladores al, hasta hoy, denegar el quorum necesario. La onica salida que veo, y la propuse en sendas cartas al Presidente, es que ‘l simplemente conmute nuestras condenas (arbitrarias y ya cumplidas en buena parte!), cosa que no le acarrear¡a casi ningon costo pol¡tico. Por todo esto, amigas y amigos, les suplico que, como cada una pueda, se acerque al Sr. Presidente y le haga ver la urgencia de una soluci¢n. Creo que nos quedan muy pocos d¡as m s…
Que Pap -Dios nos ilumine y fortalezca a todos, para que logremos un pa¡s m s justo y fraterno.
Fray Antonio Puigjan’