Justo en los momentos en que la guerra se arrecia en Colombia, las víctimas ya no son del lugar donde los militares, paramilitares y guerrilla se enfrentan, sino que se han trasladado ya dentro de nuestras fronteras y tenemos una tierna niña muerta por personas que ya no tienen razón de hablar en nombre de los humildes de cualquier país. Muy poco se ha dicho de quienes son los que más han sufrido en ese encuentro y quienes están detrás de todo esto.
Maria Mecha dignifica una vez más la lucha de los pueblos indígenas, en este caso y en primer lugar de nuestros hermanos de Colombia, que están en medio de la guerra. A nivel internacional los gobernantes colombianos gritan a voz en cuello que son víctimas de grupos ôirregularesö o de narcotraficantes, mientras que en casa mantienen una política de limpieza étnica que en nada han de envidiar el caso de Yugoslavia de hace unos años.
En primer caso, la situación del pueblo UÆwa, que mantiene una guerra desigual contra Oxy Petroleum, que ha comprado personeros (como pol¡ticos al gula que militares) del gobierno colombiano como de aquellas «fuerzas irregulares» que han declarado una guerra sin cuartel contra comunidades indefensas. Y uno de los mayores accionistas de esa empresa estadounidense lo es Al Gore, supuesto defensor del medio ambiente y quiere ser presidente de los Estados Unidos.
Por otro lado el caso de los Emberas Katios que frente a la construcci¢n de una represa hidroel’ctrica en su territorio, sus ni_os est n siendo masacrados, sus autoridades secuestrados y desaparecidos. S¢lo el clamor internacional ha hecho que se investigue el genocidio que se avecina si estos pueblos ind¡genas sigan oponiendo ante la supuesta modernizaci¢n y progreso de Colombia.
¨Que es el Plan Colombia para los pueblos ind¡genas? «Los 7,000 millones de d¢lares a gastarse no son m s que la carnada para alargar la guerra y que se mueran unos 8 millones de colombianos sin distingo de nada», dec¡a un l¡der ind¡gena en la reuni¢n habida hace poco en Costa Rica. De los 7 mil millones de d¢lares, el gobierno de Estados Unidos debe aportar 3 mil millones, y no se sabe de donde sacar los otros 4 mil millones el gobierno colombiano, y de los cuales ya est en ejecuci¢n 1,300 millones, en su mayor¡a para el apoyo de la guerra.
Una de las principales acciones va encaminada a la erradicaci¢n de la sagrada planta de coca (que a ratos hace re¡r a carcajadas a uno en vez de llorar), – pensar en lo que ocurri¢ en Bolivia hace poco-.
¨Porque no mandan a bombardear todas las industrias que fabrican los componentes qu¡micos y que est n en pa¡ses industrializados, que hacen de la sagrada planta de coca una droga maldita?. De seguro el mundo occidental sufrir¡a un rev’s porque parte de su econom¡a descansa en esas industrias. Los ind¡genas defenderemos nuestra coca con nuestras vidas aunque venga la guerra bacteriol¢gica que haga desaparecer comunidades ind¡genas enteras.
Hasta hace poco en todas mis conferencias internacionales, ten¡a el orgullo de poner a Colombia como ejemplo de los pa¡ses que m s leyes ind¡genas hab¡a desarrollado en los oltimos a_os, comenzando por la Constituci¢n de 1991, el cambio de la Ley minera y otros, pero en realidad el terror que cerca de los pueblos ind¡genas tiene que poner a organismos internacionales como la ONU, OEA a investigar los graves atropellos a los derechos humanos que se est gestando contra los descendientes de Quint¡n Lame.
El Plan Colombia, quiere que de los 30 millones de hect reas inscritas legalmente como tierras ind¡genas pase a manos de transnacionales del petr¢leo o de la miner¡a, y que por excelencia sea de los Estados Unidos, sabiendo que en esos territorios est n los yacimientos m s grandes de oro, petr¢leo y otros minerales. Es casi la misma pol¡tica que los pa¡ses industrializados implementaron a finales del siglo pasado con la cacareada «canje de deuda por naturaleza» que a larga fue una estafa de las compa_¡as de esos pa¡ses para quedarse con los recursos naturales de nuestros territorios.
No justificamos a ningon grupo como defensor de los derechos humanos o de salvar a Colombia de la guerra mientras sigan ensa_ando con los ind¡genas. Los primeros en entregar las armas y confiar en una Colombia pac¡fica fue el grupo guerrillero ind¡gena «Quint¡n Lame» -y que ingenuidad- a comienzos de los a_os ¡90, y hoy tenemos a pueblos ind¡genas secuestrados en masa por paramilitares como es el caso del pueblo Chimira, que no pueden salir a comprar alimentos, ni salir de noche.
Por eso Mar¡a Mecha ha ofrendado su vida y sangre, para regar esas tierras de guerreros ind¡genas que han defender sus tierras, su cultura y lengua por otros 500 a_os m s.
Los que hoy lloramos con rabia su partida, no nos van a enga_ar y a mucha honra y dignidad seremos una piedra en el zapato de los gobiernos, un obst culo a toda globalizaci¢n, hasta que no se respete los verdaderos derechos de los pueblos ind¡genas.
Atencio L¢pez
Ind¡gena Kuna de Panam