Los analistas norteamericanos miran con aprehensión el desarrollo del conflicto colombiano, en especial, por las dudas que les genera la capacidad del gobierno y Fuerzas Armadas colombianas de poder neutralizar a la guerrilla. Dudas que se acrecientan al observar las tendencias de la política venezolana, la misma que puede llegar a incidir en un desarrollo no deseado por ellos, por lo cual les es urgente neutralizar el conflicto colombiano a la mayor brevedad posible.
Como argumento justificatorio para la intervención de los EE.UU., los intereses geopolíticos norteamericanos han inventado la fórmula de la lucha contra el narcotráfico y narcoguerrilla. En torno a este nexo: guerrilla y narcotráfico; se ha montado toda una campana de «información» y desinformación, en la que incluso se ha visto inmiscuida las Naciones Unidas, con las declaraciones del Secretario General Sr. Kofi Annan, en la reciente Asamblea de esa organización, justificatorias de cualquier intervención multilateral que estuviere dirigida a impedir violaciones de los Derechos Humanos; argumento al cual nadie puede oponerse en principio, pero que ha sido utilizado para encubrir acciones que obedecen a intereses geopol¡ticos de los EE.UU. y de sus principales aliados y que han costado numerosas vidas y sufrimientos a las poblaciones cuyos derechos humanos supuestamente se han querido proteger. As¡ tenemos las recientes intervenciones en Granada, Hait¡ y Panam , adem s de los conflictos de Sud n, Kosovo y la Guerra del Golfo.
Creemos que una intervenci¢n masiva en Colombia eventualmente conducir¡a a situaciones de m s dif¡cil control para los EE.UU. Frente a esta amenaza y no deseadas consecuencias de la aplicaci¢n del Plan Colombia, se han manifestado claramente los gobiernos de Venezuela, Brasil y Pero, ya sea mostr ndose contrarios a dicho Plan o no prestando su colaboraci¢n.
A diferencia de estos pa¡ses fronterizos con Colombia, nuestro gobierno no solo que no se ha manifestado claramente, sino que ha involucrado directa o indirectamente a nuestro pa¡s, en un conflicto que no es nuestro, a trav’s de la entrega de la Base de Manta.
Se ha afirmado que el concepto de soberan¡a es confuso y pol’mico, PERO NO LO ES.
La soberan¡a es el plebiscito cotidiano, es el derecho y obligaci¢n de los ecuatorianos a resolver nuestros problemas, sin la intervenci¢n de nadie.
Soberan¡a es la potestad que debemos tener los ecuatorianos a preservar nuestros intereses, por sobre los intereses ajenos y perjudiciales.
Soberan¡a es la facultad de autodeterminaci¢n, independencia y respeto entre los Estados. Soberan¡a es la facultad de dictar el marco econ¢mico y de disponer de los recursos naturales, de acuerdo a lo que convenga a los intereses nacionales. Soberan¡a es la preservaci¢n del modo de ser, de las culturas que hacen parte de nuestra Naci¢n. La soberan¡a no admite la imposici¢n de tutelajes ni condicionamientos.
La soberan¡a no es un concepto te¢rico, sino que es producto de una realidad; cuando se trata de minimizarla, es que se oculta alguna forma de dominaci¢n e imposici¢n. Quienes tildan de anticuada la defensa de la soberan¡a, olvidan que las potencias si defienden la suya, en los campos concretos de su territorio, lengua, moneda, recursos estrat’gicos, mercados, implementaci¢n de pol¡ticas, etc.; con decisiones de poder, que al mismo tiempo apuntan contra las bases nacionales de los pa¡ses d’biles.
+Acaso nos permitir¡an a nosotros los latinoamericanos implementar un «Plan Estados Unidos» para combatir el creciente consumo de drogas y narcotr fico que se desarrolla a lo interno de esa potencia? Drogas de fabricaci¢n sint’tica como el ‘xtasis, speed, etc., que tienen origen en su propio pa¡s, y no en los campos latinoamericanos.
Asistimos a una creciente desnacionalizaci¢n de las bases pol¡ticas y econ¢micas de nuestra Patria. Quien dicta nuestra pol¡tica econ¢mica ya no somos nosotros sino el Fondo Monetario Internacional, ya no controlamos nuestra pol¡tica internacional, la entrega de la Base de Manta, contra la VOLUNTAD GENERAL del pueblo ecuatoriano, es una prueba de ello; hemos perdido nuestra moneda, el Sucre; a trav’s de leyes como la Trole I y II se entrega nuestros recursos estrat’gicos a las transnacionales. Todos estos hechos son signos que demuestran que los que han usufructuado tradicionalmente del poder, ya no gobiernan para las mayor¡as ni defienden los intereses nacionales.
Frente a esta realidad el MUPP-NP expone su posici¢n al pa¡s y al mundo:
1) Exigimos que se respete los principios de no intervenci¢n y autodeterminaci¢n de los pueblos, consagrados en las cartas de la ONU y OEA.
2) Exigimos la realizaci¢n de una Consulta Popular para que el pueblo, titular de la soberan¡a, se pronuncie sobre el asunto de la Base de Manta.
3) Exigimos la inmediata revisi¢n de los t’rminos del Convenio por el cual se instal¢ la Base de Manta.
4) Demanda a los movimientos guerrilleros de Colombia, que respeten nuestra soberan¡a y la forma en que nuestro pueblo lucha para conseguir una sociedad verdaderamente democr tica, con justicia y libertad.
5) A nuestras Fuerzas Armadas le pedimos que no permita que nuestros soldados mueran en un conflicto que no nos pertenece. No queremos el sacrificio inotil de valiosas vidas de ecuatorianos.
6) Exhortamos al pueblo ecuatoriano y en especial a la juventud, a que no se preste al juego de la guerra y la descomposici¢n social. Noveler¡as que se saben como empiezan, pero no como terminan.
Miguel Lluco
Coordinador Nacional del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik – Nuevo Pa¡s.