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Desde un estado físico que fluctúa entre lo sólido y etéreo, las estructuras abiertas de PELE son un buen lugar para acomodarse durante un buen rato y disfrutar de su diversidad, de sus infinitas combinaciones aleatorias, de su gusto por la libre circulación de ritmos y melodías, pero sin olvidarse de su compromiso con las emociones. Experimentales y a la vez sensibles, otra cara más del post-rock americano, el underground que no muere nunca, que siempre respira, palpita.