192
Si al sonar el nombre de Stereolab te acercas a SCHEMA, te compadezco: aquí no hay pop estético de vanguardia. Esto gira hacia terrenos contaminados, sonidos más ásperos y sólo la voz de Mary Hansen aporta las necesarias dosis de luz y brillo. Y en ese contraste, luces y negros, este cuarteto ha encontrado un mundo propio, contagioso («We think we*re sane») y contagiable («Echolalia… curvilinear», doce minutos infectos). La cara oscura.