Por colocarles junto a un nombre concreto, VELMA suenan como si Oval decidieran hacer un pop cerrado y oscuro, hipnótico y tangencialmente industrial. Dejando a un lado la excepcional «Vitamine», lo más concreto del disco y todo un hit potenciado en el «Tocopherol wave mix», VELMA crean estructuras electrónicas permanentemente repetitivas, pero a la vez presas de cierto desequilibrio. Hay elementos orgánicos, pero su universo musical está más cerca de Mouse On Mars o Mu-ziq que de postrockers clásicos como Tortoise, atmósferas contaminadas de ruidos/ritmos inclasificables, la deconstrucción como cualquier otro arte. Voces cíclicas y casi impersonales multiplican la sensación de agobio e inquietud de una música difícil pero no indigesta. Un experimento valiente. +Arte? Claro que sí: la pista en Cd-rom lo confirman. t
205