«El cielo de Caracas acoge a sus amigos con un manto cálido de amistad. Aquí, junto al cerro del Avila, en la ciudad sagrada que vio nacer al Libertador de nuestras esperanzas, al gran Simón Bolívar que creó la historia de nuestra libertad, el encuentro fraternal entre tres presidentes que quieren reforzar los lazos inmemoriales entre sus pueblos se llena de buenos augurios y de gestos de unión.
Aquí estamos, gratamente estimulados por la inagotable hospitalidad del presidente Hugo Chávez y del pueblo patriota, trayendo con nosotros los ideales y la fuerza de más de 160 millones de seres humanos, de más de 160 millones de latinoamericanos que se sienten cercanos entre sí, que respiran y hablan un mismo idioma, una misma cultura y una misma tradición.
En esta reunión fraterna se dan cita las memorias ilustres de nuestra nacionalidad, amparadas bajo los ideales americanistas que presidieron hace 175 años el Congreso Anfictiónico de Panamá.
Hidalgo y Morelos en México; Gual, España y Francisco de Miranda en Venezuela; los comuneros y Antonio Nari_o, en Colombia, sirvan de precursores al ‘xito de esta reuni¢n, as¡ como lo fueron de nuestra independencia.
Sim¢n Bol¡var, Benito Ju rez y Francisco de Paula Santander iluminen con sus antorchas libertarias las deliberaciones de quienes hoy ostentamos, con humildad y responsabilidad, las dignidades que alguna vez ellos enaltecieron.
Forme el R¡o Bravo la frontera septentrional de nuestro Grupo y enl cese a las caudalosas aguas del Orinoco y del Magdalena; suban nuestros esfuerzos la meseta de An huac, habitada por mitos inmortales; divisen el futuro desde las altas cimas de los andes colombianos, coronados de nieve en Santa Marta; branse al destino como los amplios llanos venezolanos y broten ampulosos como el Salto Angel.
Queridos amigos y Presidentes:
Colombia trae a esta reuni¢n de compa_eros en el desafiante sendero del desarrollo una voluntad indoblegable de di logo, de cooperaci¢n y de integraci¢n.
Esta es la primera vez que tres mandatarios de nuestros pa¡ses se reonen formalmente en una Cumbre del Grupo de los Tres, y debe significar, no s¢lo el relanzamiento, sino la profundizaci¢n y la consolidaci¢n definitiva de un Grupo que est llamado a grandes destinos en el porvenir americano.
La amistad que nos une a nivel personal es una garant¡a m s de que el proceso que hoy estamos impulsando, un proceso que se inici¢ hace ya doce a_os para bien de nuestras naciones, resurgir con renovados y perdurables br¡os.
Tenemos en el Grupo de los Tres un escenario ideal de coordinaci¢n y di logo pol¡tico, de cooperaci¢n y de integraci¢n econ¢mica, que vamos a aprovechar en beneficio de nuestras gentes.
Sabemos que hasta ahora se ha privilegiado de alguna manera el ‘nfasis comercial de nuestra integraci¢n, pero ha llegado el momento para que, sobre la base de las conclusiones del Comit’ Trilateral de Reflexi¢n, demos mayor operatividad a nuestro di logo pol¡tico.
Los temas propuestos: paz y seguridad regionales, fortalecimiento de la democracia, drogas, derechos humanos, desarrollo sostenible, desarrollo de Centroam’rica y el Caribe, y reformas al sistema financiero internacional, se ver n enriquecidos, sin duda, por nuestro di logo y por la coordinaci¢n constante entre nuestros pa¡ses en cuanto foro o escenario internacional ello sea posible.
Dec¡a el escritor italiano Massimo Bontempelli que conversar es entrar en el surco que ha trazado el otro y proseguir en el trazo y perfecci¢n de aquel surco. La instancia de concertaci¢n de nuestro Grupo nos invita a desarrollar la m s elemental y productiva de las actividades humanas: el di logo. Para que juntos avancemos, surco a surco, en el sendero promisorio que podemos construir juntos.
La reuni¢n c lida e informal que sostuvimos con el Presidente Ch vez a fines del mes pasado y mi encuentro de ayer con el Presidente Fox son pruebas palpables de lo fruct¡fero y conveniente que es el di logo entre nuestras naciones al m s alto nivel.
Por eso estamos de acuerdo con las conclusiones del Comit’ Trilateral cuando plantea la necesidad de establecer reuniones bianuales entre los Presidentes del Grupo, reuniones anuales de cancilleres y reuniones semestrales de vicecancilleres.
Hablando nos entendemos, como dice el viejo y sabio refr n popular.
Y como parte integral de este di logo creador, qu’ bueno que en el marco de esta cumbre se hayan reunido tambi’n nuestros representantes en temas tan diversos e importantes como la cultura, la promoci¢n de las peque_as y medianas industrias, las bolsas de valores y la energ¡a, buscando la mejor forma de potenciar colectivamente los logros en cada uno de estos aspectos.
En el campo comercial, sin duda, es mucho lo que podemos destacar sobre el desarrollo y las ventajas del Tratado de Libre Comercio que nos vincula desde 1994 y que llegar a su m ximo nivel de desgravaci¢n en julio del a_o 2004.
El comercio trilateral se ha incrementado de 2.494 millones de d¢lares en 1994 a 3.851 millones en el a_o 2000, lo que significa un crecimiento del 55% en el curso de los primeros seis a_os de vigencia del tratado.
Son cifras significativas pero aon insuficientes, si contemplamos la inmensa variedad de bienes y servicios que podemos intercambiar, la complementariedad de nuestras econom¡as en muchos campos y la amistad y confianza que nos unen, no s¢lo a los gobiernos, sino a los empresarios de nuestros pa¡ses.
Hoy por hoy el intercambio entre nuestras tres naciones corresponde tan s¢lo al 1% de nuestro comercio total con el mundo. Ah¡ tenemos, pues, ese restante 99% como un reto de inmensas proporciones para nuestros pueblos, que ojal podamos aprovechar cada vez m s en nuestro beneficio rec¡proco.
Las nuevas circunstancias de la globalizaci¢n, por otra parte, hacen imperante que se flexibilicen normas que no reflejan las realidades productivas de los pa¡ses y que se han convertido en barreras para el comercio. Es el caso, por ejemplo, de las reglas de origen que, al exigir la utilizaci¢n de insumos subregionales, impiden que productos obtenidos durante varios procesos en los que se usan insumos externos, por presentarse desabastecimiento en la regi¢n, gocen de preferencias arancelarias. Su modificaci¢n y actualizaci¢n son propuestas que bien vale la pena analizar en beneficio del comercio trilateral.
Apreciados amigos Presidentes:
Si estamos aqu¡ reunidos en esta bella ciudad de Caracas es porque tenemos los tres la firme intenci¢n de hacer algo m s que declaraciones de buena voluntad. Queremos una integraci¢n, una cooperaci¢n y una concertaci¢n que sean operantes y cuyos frutos lleguen a los nuestros.
Somos realistas. No estamos aqu¡ para inventar lo ya inventado, ni para construir una utop¡a inalcanzable, sino para sacar adelante un proceso concreto y viable de di logo pol¡tico, econ¢mico y cultural, que presente resultados tangibles.
Gabriel Garc¡a M rquez, ese caribe universal que naci¢ en Aracataca pero cuya vida y obra es un patrimonio compartido por M’xico, Venezuela y Colombia, dijo en Estocolmo estas palabras que nos sirven de est¡mulo e inspiraci¢n: Am’rica Latina no quiere ni tiene por qu’ ser un alfil sin albedr¡o, ni tiene nada de quim’rico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiraci¢n occidental.
Nosotros, queridos amigos, representamos a tres pa¡ses estandartes de Am’rica Latina, a tres extremos vitales del tri ngulo Caribe, a 160 millones de hombres y mujeres aferrados a la vida y a la esperanza. Nuestros designios ser n, si as¡ lo queremos, con voluntad y sentimiento americano, los designios del desarrollo y de la democracia. Nuestros designios ser n, bajo el amparo de Dios y la memoria de nuestros h’roes venerados, los designios de la prosperidad y del esp¡ritu.
Muchas gracias».