La tremenda depauperación de la población más autóctona que ninguna otra en aquellas tierras del continente que desde el siglo XVI llamamos América, se merece alguna clase de respuesta positiva, y no sería nada bueno que todo eso acabara en agua de borrajas. A mi, que el actual primer mandatario de aquella federación haya hecho los gestos que han permitido esta especie de ocupación simbólica de la capital federal por los dirigentes de la organización guerrillera, me han llenado el alma, el espíritu o lo que sea, de una especie de esperanza, la misma que cuando en Irlanda del Norte se firmaron los acuerdos de Stormont, en el sentido que los conflictos humanos se puedan resolver por medios pacíficos, al margen de la maniobra propagandística de los unos y de los otros que pueda haber detrás de ambos gestos. Si esta clase de acciones me caen más que bien es precisamente porque ahora ya hace bastantes años que fui capaz de darme cuenta de que los actos violentos û incluso aquellos que a sus autores les parecen justificados por mor de una u otra bondad de la causa defendida – generan violencia por s¡ mismos, y que aunque a veces puedan parecer la soluci¢n de alguna cosa, en realidad no hacen otra cosa que emporcar todo el panorama. Que las organizaciones m s proclives a la juerga se avengan a ello es bueno, pero aun lo es m s que la «gente de orden» se de cuenta del conflicto pol¡tico que hay detr s de estas organizaciones levantiscas, criminales incluso, y miren de hacer algo para resolverlo. Por eso creo que los protagonistas principales de las dos acciones no son Marcos y Gerry Adams, sino Vicente Fox y Tony Blair.
No deja de ser muy decepcionante que el mismo d¡a – como quien dice a la misma hora – el presidente del gobierno de Madrid, en una reuni¢n de su partido, hac¡a un canto encendido al unitarismo que pregona, travestido adem s en su caso de pensamiento onico, lanz ndolo como una piedra saliendo con furia de una honda a la cabeza de los socialistas, acus ndoles de no tener un proyecto para Espa_a toda entera, como se pod¡a comprobar – dec¡a – viendo las diferencias entre distintos sectores del partido, especialmente segon su mbito territorial. Ya ves. A mi precisamente eso m s bien me viene a demostrar que estos oltimos han entendido mejor que ‘l y los suyos en qu’ consiste eso de la Espa_a plural, y que de alguna manera lo ponen en pr ctica, mientras «ellos» siguen anclados en la idea de la «Unidad de destino en lo universal», madre del cordero de la desgraciada entelequia de la «Espa_a UNA», esta a la que crujen las bisagras a la m s m¡nima.
Por todo ello, no hace falta que nos hagamos m s mala sangre de la cuenta si todo lo que se le ocurre para solucionar el problema del Pa¡s Vasco sea emplear la violencia de las instituciones del estado no s¢lo contra el fen¢meno terrorista, sino contra el mismo hecho diferencial. El problema es que estamos atrapados en una pinza de fan ticos facistizantes por los dos lados. Ni los de ETA son los zapatistas o los republicanos irlandeses, ni nuestro h’roe de La Moncloa tiene la talla de sus hom¢logos de Ciudad de M’xico y Londres. Hay quien dice que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Discrepo muy profundamente de este axioma. Hay cosas que no se las merece nadie, ni siquiera quienes les votan.
Jordi Portell

