Y quiero decirles que nuevamente les agradezco que nos hayan invitado a participar en esta reunión. Me siento parte responsable, junto con ustedes, de estas tareas que con prioridad nos demandan las familias y los ciudadanos de todo el país.
Se acaba de decir que México entero espera mucho de quienes estamos aquí. Y lo ratifico porque lo escucho todos los días. Hay un verdadero clamor, una verdadera demanda para que respondamos con eficacia a la tarea de seguridad, de procuración de justicia, de administración de justicia y ciertamente aquí, en este salón, está el poder, la capacidad de dar respuesta a esa demanda.
Aquí estamos los líderes que hemos adquirido ese compromiso y sé –no tengo la menor duda– que vamos a responder a él.
Es muy importante lo que se ha avanzado desde que estas reuniones se llevan a cabo con consistencia y desde que estas reuniones van traduciendo la palabra en compromisos y en acciones concretas.
Ya pasó casi un año desde que nos vimos en Oaxaca, durante el encuentro al que ustedes me invitaron todav¡a como Presidente Electo.
Recuerdo muy bien el di logo que tuvimos en aquella ocasi¢n y los compromisos que hicimos para crear un solo frente de batalla en contra del delito y en contra de todas las formas de la delincuencia.
Vamos avanzando ciertamente, pero tambi’n falta mucho; falta un jal¢n m s fuerte para que trabajando unidos, como un gran equipo, tanto los procuradores, las procuradoras, los magistrados, las magistradas; como los autoridades municipales, estatales y federales; la sociedad est muy alerta a medir resultados y tenemos una gran responsabilidad que hay que cumplir y s’ que la vamos a cumplir.
El objetivo comon es la seguridad de las personas y de su patrimonio, de sus familias; la tarea es enfrentar la delincuencia en todas sus modalidades, no hay de otra. Lo primero es ser realistas.
Los asaltos, robos, violaciones, secuestros se siguen dando en el pa¡s todos los d¡as. Es tan grande el desaf¡o, que ser¡a iluso pensar que de manera individual, aislada, divididos o descoordinados podamos entrarle a un reto de este tama_o. S¢lo cerrando filas avanzaremos contra la delincuencia.
Recuerdo muy bien que en el encuentro de Oaxaca, ustedes trabajaron muy coordinados y llegaron a conclusiones. Fue alentador ver el esp¡ritu de entendimiento y la disposici¢n a dejar a un lado todas las diferencias de procedimiento para mejorar los resultados de la acci¢n conjunta entre Procuradur¡as y Tribunales.
Este ha sido un gran paso, porque la gente quiere ver a sus autoridades muy unidas para meter a los delincuentes en la c rcel, para hacer justicia en el pa¡s.
No es posible que a pesar del comulo de pruebas que en un momento dado puedan existir en los expedientes, por una deficiencia en los procedimientos se deje en libertad a los acusados y que los delincuentes regresen tan campantes a la calle, a reincidir y a pegarle m s duro al pueblo.
Entiendo muy bien que el trabajo de perseguir a los delincuentes y enjuiciarlos es un esfuerzo que siendo de dos instancias independientes, ‘stas deben de tener un s¢lo rostro: el rostro de la justicia.
Por eso a la capacidad t’cnica y profesional para acreditar pruebas del Ministerio Poblico, se debe sumar una funci¢n jurisdiccional, capaz de superar todas las limitaciones y resolver -conforme a Derecho- a favor del inter’s de la sociedad.
Lo cierto es que en ambas funciones la virtud fundamental que se exige es la honestidad.
Aqu¡, amigas y amigos, procuradores y magistrados, tenemos que trabajar mucho para que junto con la profesionalizaci¢n de los servidores poblicos se promueva el cumplimiento de un c¢digo de ‘tica que los comprometa siempre a respetar la ley, los derechos humanos y tener clara conciencia de servicio a la sociedad.
Como en ningon otro espacio del quehacer poblico, aqu¡ la transparencia y la probidad producen resultados inmediatos. La gente ya no soporta que el delincuente actoe en parte porque conf¡a en la impunidad.
Estoy seguro de que si apretamos en la lucha contra la corrupci¢n, la delincuencia tendr que echarse para atr s y pensar dos veces antes de enfrentarse a un sistema de procuraci¢n e impartici¢n de justicia insobornable, oportuno y eficiente.
Por eso estamos cumpliendo el compromiso que hicimos hace un a_o con ustedes de incrementar los recursos, de luchar juntos en estos dos mbitos de la justicia, tan importantes para la tranquilidad ciudadana y la gobernabilidad.
En el Plan Nacional de Desarrollo hemos propuesto como un objetivo rector garantizar una procuraci¢n de justicia pronta, expedita y respetuosa de los derechos humanos.
Las estrategias para lograrlo -que m s adelante comentar’- son en gran medida el resultado de estos encuentros de ustedes.
Ante todo debemos actualizar al Ministerio Poblico de la Federaci¢n y de los estados. Es necesario capacitar, capacitar y capacitar al personal; mejorar sus condiciones de ingresos econ¢micos, de calidad de vida; modernizar y tecnificar los procedimientos y hacer m s r pida la atenci¢n a las v¡ctimas y ofendidos.
Igualmente estamos dando una lucha tenaz en contra del narcotr fico, la delincuencia organizada y otros delitos de fuero Federal. Con el apoyo del Ej’rcito, la Armada, los gobiernos estatales y municipales esta lucha ya est dando muy buenos resultados, extraordinarios resultados -como a ustedes les consta- en lo que se refiere a detenci¢n de capos, aseguramiento de droga, desmembramiento de bandas, destrucci¢n de plant¡os, lavado de dinero.
Junto con esas estrategias estamos depurando de manera puntual al personal de la Polic¡a Judicial y del Ministerio Poblico. Es necesario que todo el personal comprenda el cambio de orientaci¢n y la urgencia de ganar esta batalla.
Por eso se est enriqueciendo el capital humano en estos mbitos y con ello estamos incrementado no s¢lo el nivel de preparaci¢n y de estudios, sino incrementando la confianza de los ciudadanos en estos servidores poblicos, en lo que ahora ser el agente investigador, tanto para que participen y denuncien como para que evaloen el trabajo de sus autoridades.
La sociedad quiere recobrar la credibilidad en sus autoridades y nosotros no vamos a fallar. Estoy seguro que si la Federaci¢n cumple su parte, los estados tambi’n lo estar n haciendo y completar n esta tarea.
Las propuestas que se hicieron el a_o pasado y que ahora se ratifican, merecen un an lisis profundo que debemos hacer los poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo.
El prop¢sito es fortalecer la funci¢n jurisdiccional de los Tribunales, as¡ como hacer m s eficiente su responsabilidad en materia de justicia.
Amigas y amigos, procuradores, magistrados:
En estos momentos el Gobierno est trabajando con todos los recursos a su alcance, para eficientar y hacer m s operativa la responsabilidad ineludible de dar seguridad a la ciudadan¡a.
Adem s estamos aportando todo nuestro esfuerzo para que los ¢rganos jurisdiccionales tambi’n puedan cumplir plenamente sus funciones.
Les felicito por este esfuerzo de coordinaci¢n, de cooperaci¢n. Tenemos que mejorar juntos el trabajo para que la sociedad recupere sus calles, sus espacios de convivencia, su confianza en el Gobierno y en las instancias de justicia.
No hay lugar en esta lucha para el desmayo ni para las fallas o los errores, mucho menos para la deshonestidad o la corrupci¢n.
La sociedad no solamente quiere esfuerzos, la sociedad quiere y nos demanda resultados. Tenemos que d rselos ya, y hoy salgo de aqu¡ con renovada confianza en que estos resultados se van a dar, porque hay entrega, porque ha habido intensa participaci¢n de ustedes, y sobre todo, porque estamos sum ndonos a este esfuerzo para garantizarle a la ciudadan¡a estos resultados que esperan de todos y de todas nosotros.
Muchas gracias a todos ustedes, felicidades, mucho ‘xito y que Dios los bendiga. Gracias.
Y si me permiten y se ponen de pie para clausurar este evento:
Hoy viernes, 24 de agosto de 2001, me es muy grato declarar formalmente clausurados los trabajos de este Segundo Encuentro Nacional de Procuradores Generales de Justicia y Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia.
Muchas felicidades y feliz regreso a casa. Gracias por venir a Guanajuato».