Incluso, si no fuera porque este estilo ôordeno y mandoö es tan propio del PP, pudiera pensarse que eso de la LOU, especialmente la manera de llevarlo, sea una maniobra de distracción. Es muy triste darse cuenta de las pocas ganas que se tienen de ir hasta el fondo de según que cuestiones, de manera que parece más noticia el ridículo del trato desconsiderado que soportó el presidente Aznar con tal de salir menos de cinco minutos en una televisión de los Estados Unidos û sólo tenía que levantarse y marcharse en lugar de aguantar la espera como un cosaco, +verdad? û, que no según que otras cosas de bastante mayor alcance para todo el personal. Como por ejemplo el inminente cambio de unidad monetaria, para el cual sólo faltan algunos días. Uno ve a la banda del gobierno haciendo mangas y capirotes para convencernos que no va a pasar nada de nada, que ya está todo previsto, que este cambio no comportará que los precios suban en absoluto y no sé qué de unas sanciones a quienes quieran aprovechar la ocasión para llevar el agua a su molino.
Pero eso no hay quien pueda cre’rselo de modo razonable. Para empezar, en materia de econom¡a el gobierno no merece mucha credibilidad, especialmente despu’s de verles todos estos a_os haciendo toda clase de juegos malabares, incluidos unos cuantos trapicheos contables de lo m s burdo, simulando un control presupuestario que evidentemente no tienen, unos super vit de la Seguridad Social m s falsos que un euro de madera, totalmente inexistentes, una pol¡tica de redistribuci¢n de rentas claramente regresiva, por ejemplo recortando las prestaciones farmac’uticas al mismo tiempo que se reduc¡an los ingresos del Estado en una proporci¢n diez veces superior al mencionado recorte – lo cual hace pensar que pod¡a haberse dejado lo de los medicamentos como estaba y rebajar los impuestos un d’cimo menos, +verdad? – rebajando los impuestos directos de forma especial para las rentas m s elevadas, etc. Ahora, coincidiendo sospechosamente con eso de la nueva moneda, se nos introduce – en todos los sentidos – un impuesto indirecto, es decir no socialmente progresivo en el sentido que lo mismo pagar quien gane diez como quien gane diez mil, sobre un material tan sensible como los combustibles de automoci¢n, con la excusa de que hace falta equilibrar el gasto de la sanidad poblica. Mal deben andar esos presupuestos que se supon¡an tan atados y bien atados como no paran de predicar los «peperos» si ahora les hace falta este refuerzo de ingresos – ingresos para el fisco, igual a menos dinero en el bolsillo de los ciudadanos, claro – para equilibrarlos. La cosa nos lleva a unas cuantas observaciones. Una de ellas, que aquel recorte del IRPF, proporcional a los ingresos, ahora se compensa poni’ndonos un impuesto de la caracter¡stica que he mencionado. Otra, que aquello de que iban a rebajarnos los impuestos, s¢lo era un ejercicio de prestidigitaci¢n, un enga_o para decirlo alto y claro. Otra m s, que, por lo que se ve, toda aquella alharaca de que a ellos s¡ les cuadraban los presupuestos no era verdad. La traca final es que un aumento del precio final de los combustibles representa una inevitable tensi¢n en la econom¡a espa_ola de tipo inflacionario, porque como es evidente el sector del transporte no va a com’rselo en detrimento de sus propios m rgenes, y por tanto lo repercutir , en un efecto en cascada sobre todos los sectores econ¢micos que representar una subida general de precios que, como todas, ser redondeada al alza, es decir, como m¡nimo un poco m s que no la estricta aplicaci¢n porcentual de este aumento.
+Alguien cree que la coincidencia entre la aplicaci¢n de esta medida fiscal y todo eso del euro es un hecho casual y no causal? Yo, sinceramente, no. Reconozco que seguramente es porque soy muy mal pensado y, como ya hace tiempo que he ido tomando buena nota de en qu’ consisten las filigranas de la gente del PP en materia econ¢mica, apenas se ponen a hacer propaganda de una cosa de esas, ya me empieza a escocer el bolsillo. Creo que los precios de las cosas subir n porque lo har n los combustibles, pero tambi’n que en este l¡o quedar subsumida la problem tica de los redondeos al alza por el cambio de unidad monetaria, que ocurrir n al mismo tiempo, y que se ha pretendido que una cosa encubra la otra.
Jordi Portell