A continuación transcribimos el texto de la alocución:
«Colombianas y colombianos:
En los últimos años los colombianos hemos tenido que soportar las más duras pruebas ante la adversidad de la intolerancia. Hemos sufrido colectivamente, pero cada uno de nosotros ha tenido que soportar punzadas más agudas en el corazón cuando las circunstancias afectan a un ser más cercano. Hoy, como en el vallenato, a mí me mata la tristeza porque murió una amiga mía: la querida Cacica Consuelo Araujonoguera de Maya. El vil asesinato del representante Octavio Sarmiento, los secuestros y la violencia cruel y calculada me duelen en mi alma de padre, de hijo, de hermano, de colombiano.
En innumerables veces, como Presidente de nuestra República, me he dirigido a ustedes para informar, en medio del camino tortuoso del proceso de paz para el cual recibí un mandato de mis compatriotas, que he cumplido siempre, con la conciencia limpia, sin ambiciones personales y contra viento y marea.
El sacrificio inmenso de los colombianos por la concordia ha sido el sello que ha marcado este empe_o por un futuro mejor, m s justo y m s comon. Es por ello que cada decisi¢n de estos oltimos a_os frente a las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ha sido tomada bajo el peso del sufrimiento de tantos que, aon con sus vidas, han pagado el alto precio de la esperanza.
El proceso ha atravesado momentos dif¡ciles que hemos sorteado de la mano de la paciencia colectiva de un pa¡s que hoy ve puestos a prueba los l¡mites de la generosidad de su esp¡ritu.
En pocos d¡as, antes de la medianoche del 9 de octubre, como Presidente de la Repoblica he de tomar una decisi¢n sobre la prolongaci¢n en el tiempo de la zona de distensi¢n que para fines de di logos de paz le ha concedido el Gobierno a las llamadas FARC.
Tal decisi¢n, esto es lo que le quiero asegurar hoy al pa¡s- he de asumirla con el pulso firme y la mira puesta en el bien comon, pero ante todo con los o¡dos abiertos a las voces de la inmensa mayor¡a de compatriotas que expresa con una sola voz su inconformismo con la brutalidad, la insensibilidad y la violencia, porque lo que est en juego es el futuro del pa¡s.
Esos colombianos que junto con su Gobierno han empe_ado su palabra por la paz pueden estar seguros de que la serenidad y la reflexi¢n requeridas en los momentos de crisis son garant¡a para todos los colombianos por parte de un Estado que durante mi mandato se ha fortalecido para asegurar su presencia cuando las circunstancias m s extremas lo demanden.
Que Dios los bendiga. Y que Dios me bendiga.
Buenas noches».