El desafío que tiene por delante el presidente Hugo Chávez coincide con la llegada en enero a la Casa Blanca del republicano George W. Bush, en reemplazo del demócrata Bill Clinton, y con los primeros pasos del Plan Colombia, de lucha antidrogas, cuestionado por Caracas.
Las tensiones entre Venezuela y Colombia, que comparten una frontera de 2.200 kilómetros, se reflejaron en el intercambio de notas de protesta y pronunciamientos públicos de ambas partes, que culminaron a fines de
noviembre pasado con la llamada a consultas de sus respectivos embajadores.
En tanto, declaraciones de portavoces de Washington que cuestionaban la «revolución bolivariana» de Chávez molestaron en reiteradas oportunidades a Caracas.
En ese marco, destacan las críticas y dudas sobre el rumbo de la política exterior venezolana expresadas por el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Casa Blanca, Peter Romero, así como las
respuestas de Caracas.
El presidente Ch vez dijo a comienzos de diciembre que existe una campa_a internacional para desacreditarlo, «orquestada desde Bogot , Washington y
Miami».
Agreg¢ que este plan en su contra se debe a la «pol¡tica exterior soberana e independiente» de Venezuela, que incluye severas cr¡ticas al programa contra el narcotr fico implementado por Colombia con ayuda especial estadounidense.
La canciller¡a venezolana pidi¢ «explicaciones» a Washington en dos oportunidades el a_o pasado por declaraciones de Romero, quien acus¢ a Ch vez de «generar incertidumbre» y de «colaborar con movimientos ind¡genas
insurgentes» de la regi¢n andina.
«Lamento mucho que Estados Unidos tenga como alto funcionario a un agitador profesional», dijo el presidente venezolano al referirse a Romero.
El acercamiento a Cuba y el fortalecimiento de la Organizaci¢n de Pa¡ses Exportadores de Petr¢leo (OPEP) son otros puntos de fricci¢n en las relaciones entre Caracas y Washington, que tradicionalmente fue de entendimiento mutuo.
Ch vez insiste que la campa_a en su contra es por los cuestionamientos al programa antidrogas de su par colombiano Andr’s Pastrana.
«Si yo dijera ahora que Venezuela apoya irrestrictamente el Plan Colombia estoy seguro de que todos los elementos desaparecer¡an», asever¢.
As¡, Bogot envi¢ el a_o anterior a Caracas varias notas de protesta por problemas suscitados en la frontera comon y por la presunta colaboraci¢n venezolana con grupos guerrilleros de ese pa¡s.
La presencia de delegados de las insurgentes Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia en un seminario organizado en noviembre en Caracas por representantes venezolanos en el Parlamento Latinoamericano agudiz¢ las quejas de Pastrana y motiv¢ que llamara a su embajador en Venezuela, Germ n Bula.
En respuesta, el gobierno de Ch vez tambi’n convoc¢ a consultas a su representante en Colombia, Roy Ch derton.
Aunque el a_o concluy¢ con la normalizaci¢n de las relaciones diplom ticas bilaterales y con los dos embajadores en sus respectivos destinos, Bogot aon espera pasos concretos por parte de Caracas.
Bula indic¢ a su regreso a Venezuela que el gobierno de Pastrana espera la reactivaci¢n de varias comisiones binacionales para una normalizaci¢n plena de las relaciones y de los adecuados canales de di logo diplom tico.
Sin embargo, los roces de Venezuela con Colombia y Estados Unidos no han impedido el desarrollo del intercambio comercial en los dos casos, y tal vez haya sido el ant¡doto para que no se profundicen las diferencias.
Juan Gonzalo Velazco, presidente de la C mara de Integraci¢n Econ¢mica Venezolana Colombiana, inform¢ que el comercio entre las dos naciones creci¢ 20 por ciento en el 2000, respecto de 1999, hasta sumar 2.100 millones de d¢lares.
«Podemos catalogar de positivo el 2000 en lo que refiere al intercambio comercial entre Colombia y Venezuela, pese a las evidentes tensiones pol¡ticas, que necesariamente deben tomar el cauce de la sensatez para continuar con el irreversible proceso de integraci¢n», coment¢.
La c mara estima que en 2001 puede registrarse un incremento tambi’n de 20 por ciento en esta relaci¢n comercial, lo cual tendr¡a una repercusi¢n positiva en otros mbitos binacionales.
Las relaciones comerciales de Venezuela con Estados Unidos est n pautadas por el petr¢leo. Venezuela es el segundo proveedor de crudo de ese pa¡s norteamericano, despu’s de Arabia Saudita. Esta condici¢n no escapa en los
se_alamientos hechos en la prensa estadounidense, como parte del contrapunto del 2000.
El diario The Washington Post, en un editorial titulado «el pr¢ximo Fidel Castro», pidi¢ a la Casa Blanca «seguir con cautela» al gobierno venezolano. Ch vez «es un hombre fuerte que controla las reservas de petr¢leo m s importantes del mundo, despu’s de las de Medio Oriente, que
suministra a Estados Unidos buena parte de sus importaciones de energ¡a y que parece estar dispuesto a expandir su marca de izquierdismo antinorteamericano», asever¢ el diario.
«Venezuela no se deja amilanar por nadie, tampoco por Estados Unidos. El mundo entero debe entender que este es un gobierno soberano», dijo el presidente Ch vez en febrero pasado, en medio de una de las disputas con Washington.
La experta en temas internacionales Elsa Cardozo cree que «se est inventando un escenario de confrontaci¢n (con Washington) que no se corresponde con estos tiempos y que, adem s, arrincona al pa¡s en una posici¢n absurda, ya que el tono de la pol¡tica exterior (de Ch vez) nos a¡sla del mundo»
Despu’s de un a_o de distancias y roces, el 2001 luce para algunos analistas tambi’n dif¡cil. Se inici¢ la ejecuci¢n del Plan Colombia pese a las advertencias y cr¡ticas, lo cual ser motivo de diferencias con Caracas.
En algunos medios estadounidenses tambi’n se ve dif¡cil la relaci¢n que tendr el gobierno de Bush, que asumir el 20 de enero, con el mandatario venezolano.
«El exaltado l¡der venezolano Hugo Ch vez ser la prueba m s dif¡cil para el gobierno que suceder al de Clinton», concluy¢ el informe de Di logo Interamericano, al hacer un pron¢stico del panorama diplom tico estadounidense en 2001.
Aunque Ch vez y su canciller, Jos’ Vicente Rangel, han dejado en claro que no buscan la confrontaci¢n ni con Bogot ni con Washington, tambi’n han recalcado que no cambiar la pol¡tica exterior de este pa¡s. (Ve/QR/Au-Pf/Ri-Pe/pt).
Andr’s Ca_iz lez