ôEn el día de hoy, con las imágenes vivas de los trágicos sucesos del 11 de septiembre, quiero reafirmar los sentimientos de dolor y rechazo que en el pueblo de Colombia ha generado la agresión del terrorismo a la nación norteamericana. Nos reunimos en este foro con el reto de afrontar esta situación concertadamente y garantizar así el mantenimiento de la paz y la seguridad en nuestro hemisferio.
La estremecedora catástrofe humana acaecida en Nueva York y en Washington ante la mirada atónita del mundo, generó el repudio y la indignación generalizada frente al terrorismo, con su estela de desolación y muerte, pero al mismo tiempo llevó a que se reclamen acciones efectivas para su represión y castigo.
La Declaración de la Asamblea Extraordinaria de la OEA, adoptada en Lima por propuesta de mi país tan pronto se conocieron los dolorosos hechos, fue una de las primeras reacciones de la comunidad internacional y el llamado inicial a la cooperación hemisférica para combatir una nueva afrenta del terrorismo.
Debemos, ahora, adoptar decisiones inmediatas para unirnos a los esfuerzos internacionales que permitan llevar a los responsables a la justicia y activar los mecanismos del sistema interamericano para desarrollar nuevos instrumentos de lucha contra esos actos.
Colombia, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha apoyado y seguir apoyando inequ¡vocamente las acciones para enfrentar al terrorismo internacional como una amenaza a la paz y a la seguridad, cuya preservaci¢n es uno de los postulados fundamentales de esa Organizaci¢n.
Nuestro pa¡s tiene tambi’n la responsabilidad que le significa ejercer la presidencia del Comit’ de Sanciones sobre Afganist n, creado por decisi¢n del mismo Consejo, y a trav’s del cual se aplica el onico r’gimen de sanciones vigente y activo en las Naciones Unidas, destinado expresamente a combatir el terrorismo internacional.
Nuestra tarea se centra actualmente en coordinar los esfuerzos de implementar las medidas que aseguren la entrega a la justicia de Osama Ben Laden y el cierre de los campos existentes en Afganist n para el entrenamiento de terroristas.
Se_or Presidente:
Pocos pa¡ses han sufrido como Colombia, los embates del terrorismo, apoyado en otro problema mundial, como es el de la producci¢n, procesamiento comercializaci¢n y consumo de drogas il¡citas. Contra estos flagelos hemos venido liderando una lucha denodada desde hace muchos a_os. Ha sido una vigorosa confrontaci¢n llevada acabo silenciosa y valientemente para nuestro pa¡s.
En ella hemos soportado la dura realidad de la violencia terrorista. Puedo entonces afirmar sin vacilaci¢n que la lucha de la comunidad internacional contra las drogas es un puntual determinante de la lucha frontal contra el terrorismo.
Ha llegado el momento de aplicar a la estrategia mundial contra el terrorismo internacional el principio de la responsabilidad compartida ya aceptado por la comunidad de naciones como fundamento en la lucha contra el problema de las drogas il¡citas y contra el tr fico ilegal de armas peque_as y ligeras. En el terrorismo confluyen factores que hacen imperativa no solamente la solidaridad sino la corresponsabilidad para erradicar esa tenebrosa realidad de la faz de la tierra.
El problema del terrorismo internacional, y sus secuelas de violencia y dolor, est latente y puede estallar en cualquier lugar del planeta, debido en parte a la porosidad de las fronteras y a la carencia de instrumentos que permitan actuar conjuntamente para reducir espacios y mecanismos, sus m’todos de comunicaci¢n y movilizaci¢n , y su acceso incontrolado a las tecnolog¡as modernas, Por ello, es indispensable desmantelar las redes que le sirven de sustento, sus medios y sus fuentes de financiaci¢n.
Se_or Presidente, distinguidos Jefes de Delegaci¢n:
Los fen¢menos del terrorismo , como sucede con otros flagelos mundiales , responden a una intrincada cadena.
Muchas veces las herramientas utilizadas en la ejecuci¢n de los actos terroristas resultan imposibles por la inactividad y a veces la permisividad, de las autoridades de los Estados cuyos arsenales son fuente de armas, explosivos y municiones, y otros componentes necesarios para la comisi¢n de esos actos.
Hemos presenciado en los recientes tr gicos episodios, el resurgimiento de hechos como el secuestro de aeronaves, que se constituye as¡ de nuevo en medio escogido para la ejecuci¢n de atentados. Sobre esta materia existen claras obligaciones de colaboraci¢n eficaz e incondicional que deben aplicarse r pida y rigurosamente, para evitar que los terroristas que incurren en este tipo de delitos, puedan establecerse, aon temporalmente, por fuera del Estado afectado.
Es necesario consolidar en el sistema interamericano mecanismos de cooperaci¢n para enfrentar el terrorismo , pues carecemos de instrumentos eficaces en este campo. Es hora de llevar a la pr ctica las ideas planteadas en la Conferencia Especializada sobre Terrorismo realizada en Mar del Plata en el a_o 1998 y pasar de la indignaci¢n a la acci¢n efectiva.
Necesitamos igualmente un compromiso hemisf’rico renovado, adecuado a las realidades de hoy, para prevenir, combatir y sancionar los actos de terrorismo internacional, y para establecer contra ellos un instrumento efectivo en el sistema interamericano. En ese sentido, el Gobierno de m¡ pa¡s propone el inicio inmediato de tareas enderezadas a elaborar una convenci¢n Interamericana contra el Terrorismo que cumpla este prop¢sito.
Es hora tambi’n de reforzar los organismos del sistema que nos permitan defender la democracia en el hemisferio, frente a los embates de los actos terroristas. Considero indispensable establecer mecanismos institucionales propios como los hemos hecho en el caso de las drogas, con la CICAD y en el de los derechos humanos, con la Comisi¢n y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Resulta urgente fortalecer el Comit’ Interamericano contra el terrorismo en el marco de la Convenci¢n antes propuesta como instrumento para convertir en realidad, en este campo, el principio de la responsabilidad compartida.
En esta dram tica coyuntura, hemos propuesto tambi’n la iniciaci¢n de una reflexi¢n conjunta sobre los nuevos desaf¡os a la seguridad de los Estados, por asuntos tales como el terrorismo internacional.
Se_or Presidente:
Los recientes atentados terroristas han dejado como resultado una realidad en la econom¡a internacional.
Debemos actuar conjuntamente con prontitud y acierto para disminuir el impacto de esta situaci¢n sobre nuestros pa¡ses. Con este prop¢sito, propongo la pronta realizaci¢n de una reuni¢n de ministros de Hacienda o Econom¡a de los pa¡ses del hemisferio, con la participaci¢n del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo al m s alto nivel, con el objeto de identificar acciones y medidas de financiamiento para nuestros estados en la hora presente, y redefinir el papel de las instituciones financieras multilaterales, para que su gesti¢n sea m s efectiva en la promoci¢n del crecimiento econ¢mico y el desarrollo social.
El terrorismo no ha sido, ni jam s permitiremos que sea, el instrumento con el que mediante la destrucci¢n y la muerte se pretenda arrasar con la democracia. Por eso, la lucha que hoy retomamos requiere el apoyo y la colaboraci¢n efectiva de todos los estados de nuestra regi¢n y, en general, de la comunidad internacional.
Se_or Presidente:
Frente a la agresi¢n de que han sido objeto los Estados Unidos y a sus terribles efectos, que de alguna manera han tocado la mayor parte de nuestros estados, mi pa¡s no vacil¢ en respaldar la convocatoria de la reuni¢n de consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Rec¡proca y la aplicaci¢n de este instrumento.
Naturalmente, tal como lo se_alaba hace algunas d’cadas el doctor Alberto Lleras Camargo, en opini¢n de mi gobierno las medidas que se adopten no tienen que ser uniformes. A cada estado corresponder una tarea de acuerdo a sus convicciones y capacidad para llevarla a cabo.
Colombia, finalmente, conf¡a en que las acciones en la presente emergencia se adoptar n teniendo siempre en cuenta lo previsto en la Carta de las Naciones Unidas y dem s normas del Derecho Internacional.
Se_or Presidente:
Antes de terminar deseo expresar mi reconocimiento, el de mi gobierno y el del pueblo de Colombia por la solidaridad efectiva que el gobierno de los Estados Unidos ha tenido en la lucha que estamos afrontando contra el problema mundial de las drogas y sus innumerables secuelas terroristas.
Mi pa¡s est hoy al lado del pueblo y del gobierno norteamericanos, v¡ctimas de estos actos que enlutan el alma de la naci¢n y conmueven al mundo.
Muchas Gracias».