Ha sido ese uno de los rasgos que con mayor insistencia se ha puesto de relieve al recordar su persona.
No es nuestro ánimo empañar la memoria de un personero que cumplió un significativo rol en el pasado reciente, ni menos enjuiciar su conducta. No nos corresponde hacerlo.
Pero, en honor a la verdad, es necesario hacer algunas puntualizaciones históricas ante la total distorsión que se está haciendo de nuestra historia próxima y del papel que el señor Jaime Guzmán Errázuriz jugó en ella.
Es efectivo que el asesinado senador intercedió en algunos casos por personas cuyos derechos fundamentales estaban siendo violados por la dictadura militar, incluso en algunos casos de ribetes dramáticos.
Lo anterior le permitió tener un conocimiento amplio de lo que estaba ocurriendo en Chile en materia de violaciones a los derechos humanos. Más aún, ese conocimiento lo llevó a identificar claramente la naturaleza de la represión que se estaba desarrollando y quienes eran los responsables de la misma. En suma, el senador Guzm n ten¡a pleno conocimiento de la tragedia que estaba viviendo el pa¡s.
No obstante lo anterior, el ex senador no s¢lo fue un ferviente partidario de la dictadura militar sino un influyente y decisivo colaborador del r’gimen autoritario.
¨C¢mo compatibilizaba en su conciencia el se_or Guzm n Err zuriz su supuesto compromiso con los derechos humanos y su incondicional adscripci¢n a una dictadura criminal?. Resulta imposible explicarlo en forma racional, a no ser que se quiera transitar por el peligroso sendero trazado por Maquiavelo en donde «el fin justifica los medios».
Jaime Guzm n, devoto y ferviente cat¢lico, no trepid¢ en atacar a la jerarqu¡a de su propia iglesia, cuando ‘sta protest¢ en’rgicamente por las violaciones a los derechos humanos en Chile, anunciando excomuni¢n para torturadores, sino que opt¢ poblicamente por la posici¢n del gobierno militar, descalificando a las autoridades eclesi sticas por entrometerse en temas temporales.
Es por ello que hoy resulta inveros¡mil proyectar una imagen del asesinado senador que no se corresponde con los hechos hist¢ricos en que le toc¢ participar.
Sin perjuicio de lo anterior, creemos que nada justifica su alevoso asesinato y apoyamos a su familia en sus demandas de verdad y justicia aon pendientes.
EQUIPO JUR-DICO FASIC
Santiago, abril de 2001