Daniel Azpiazu, Eduardo Basualdo, Luis Beccaria, Víctor Beker, Marta Bekerman, Rubén Berenblum, Manuel Fernández López, Aldo Ferrer, Natalia Fridman, Alfredo T. García, Norberto González, Jorge Katz, Saúl Keifman, Benjamín Hopenhayn, Marcelo Lascano, Hugo Nochteff, Arturo O¦Connell, Oscar Oszlak, Mario Rapoport, Alejandro Rofman, Jorge Schvarzer, Héctor Valle y Salvador Treber.
El aporte de la Universidad
La Universidad tiene, entre sus responsabilidades, la de pensar el país en el marco del escenario mundial para contribuir a elevar la calidad de vida del conjunto de la población y consolidar la democracia.
Esta tarea es particularmente crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por el estancamiento, la concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza y la exclusión, y la pérdida de la capacidad de decidir nuestro propio destino dentro del orden mundial contemporáneo.
En cumplimiento de esa responsabilidad ineludible, en el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, docentes e investigadores convocan a la reflexi¢n comon para aportar a un diagn¢stico acerca de la naturaleza de los problemas centrales de la econom¡a argentina y comenzar a formular propuestas que permitan resolver la crisis y movilizar el formidable potencial con que cuenta el pa¡s.
Colocamos esta contribuci¢n bajo la invocaci¢n del ave mitol¢gica que renace porque estamos convencidos de que el pa¡s puede resurgir del agobio a que lo han sometido ideas y pol¡ticas incompatibles con los intereses fundamentales del pa¡s.
Este debate y las contribuciones que lo sustentan son, pues, un aporte a una tarea continua y permanente, que debe realizarse en el mbito de libertad y pluralismo inherente a la esencia misma de la Universidad.
Es en tal sentido que tienen aqu¡ cabida disidencias y aun desacuerdos, sobre la base del esp¡ritu de trabajo en comon que nos anima.
Somos plenamente conscientes de la responsabilidad que asumimos: ‘sta es una etapa en la construcci¢n del plan abarcativo e integrador al que aspiramos y en el que estamos trabajando, en la seguridad de que el cambio en el modo de pensar el modelo de pa¡s ser fruct¡fero.
Abrigamos la esperanza de que resulte convocante para quienes, desde otras reas de la sociedad, est n elaborando ideas y propuestas que aporten al anhelado renacer de la Argentina.
Condiciones para el desarrollo econ¢mico y social
La teor¡a y la experiencia hist¢rica y contempor nea de las econom¡as mundial y argentina revelan que el desarrollo econ¢mico y la elevaci¢n de la calidad de vida requieren el cumplimiento de un conjunto de condiciones:
1.tEstabilidad institucional y pol¡tica.
2.tAumento del empleo e incorporaci¢n de la fuerza de trabajo al proceso de crecimiento como requisito de integraci¢n del tejido social.
3.tFuncionamiento eficiente y competitivo de los mercados de bienes y servicios, financieros y reales.
4.tEquilibrios macroecon¢micos s¢lidos sobre la base de altas tasas de ahorro interno e inversi¢n, financiamiento genuino del sector poblico, competitividad internacional, reducci¢n dr stica del d’ficit cr¢nico en la cuenta corriente del balance de pagos. Esto requiere, entre otros requisitos, la bosqueda flexible de precios relativos consistentes con el mantenimiento del poder adquisitivo y el equilibrio externo, y una baja tasa de inflaci¢n.
5.tCompetitividad de la producci¢n nacional, limitando el endeudamiento externo a la capacidad de generaci¢n de divisas e inversiones privadas directas en actividades transables que, como m¡nimo, mantengan en equilibrio sus operaciones en divisas.
6.tIncorporaci¢n generalizada y continua del cambio tecnol¢gico en todo el sistema econ¢mico y social, participando de las corrientes din micas del comercio internacional compuestas por bienes y servicios altamente diferenciados.
7.tPresencia de un Estado que asegure el desarrollo nacional, la integraci¢n social, la equidad distributiva y el bienestar.
8.tSoberan¡a monetaria, cambiaria y fiscal, dentro del contexto de la econom¡a internacional.
9.tExistencia de mercados de capitales financieros al servicio de la producci¢n y el comercio.
10.tDesarrollo de concepciones arraigadas en la realidad nacional y orientadas a dar respuestas a los desaf¡os y oportunidades de la econom¡a mundial. La experiencia hist¢rica y contempor nea es categ¢rica: s¢lo tienen ‘xito los pa¡ses que participan activamente frente a la globalizaci¢n manteniendo el comando de su propio destino.
Elementos para el diagn¢stico
Pues bien, la trayectoria de nuestro pa¡s revela el incumplimiento de esas condiciones necesarias para el desarrollo econ¢mico y social; la onica salvedad es la estabilidad institucional y pol¡tica recuperada con la democracia, despu’s de m s de medio siglo de conflictos, tragedias y desencuentros.
Esta conquista, amenazada por el grav¡simo deterioro de las condiciones sociales, puede debilitar el r’gimen constitucional como un orden eficaz para elevar la calidad de vida.
Predomina actualmente una visi¢n fundamentalista de la globalizaci¢n segon la cual un pa¡s perif’rico, como el nuestro, tiene que ser realista y aceptar que ha perdido capacidad de decidir su propio destino, porque el poder radicar¡a, segon esa concepci¢n, en la esfera transnacional. De all¡ las pol¡ticas de apertura con sobrevaluaci¢n cambiaria, el ingreso indiscriminado de capitales externos, la desnacionalizaci¢n masiva de los servicios b sicos, la industria, la banca y las grandes redes comerciales, en suma, de subordinaci¢n a los criterios predominantes en los centros financieros internacionales. Peor aon cuando esas pol¡ticas se han cubierto bajo un manto de corrupci¢n.
A partir de aqu¡, se han descalabrado los equilibrios macroecon¢micos. Se desfinanci¢ el Estado a trav’s de la reforma previsional y de numerosos errores y omisiones en materia impositiva, agrav ndose el car cter regresivo del sistema tributario; en consecuencia, aument¢ el d’ficit y el endeudamiento al punto que los intereses de la deuda representan hoy m s del 20% de las recaudaci¢n tributaria y el 50% del valor de las exportaciones. La combinaci¢n de la apertura del mercado interno con sobrevaluaci¢n cambiaria, la fuga de capitales, los intereses de la deuda y el d’ficit de las operaciones en divisas de la inversi¢n privada directa radicada en el pa¡s, generan un creciente y fenomenal d’ficit de la cuenta corriente del balance de pagos.
La Argentina vive as¡ pendiente de los cambios de humor de «los mercados» financieros externos y est aterrorizada por el riesgo pa¡s, revelador del grado de subordinaci¢n en que hemos ca¡do.
El Estado se ha replegado y subordinado, abandonando responsabilidades indelegables, y la pol¡tica econ¢mica est limitada a transmitir se_ales amistosas a «los mercados» y pagar los servicios de la deuda. Como el ajuste es as¡ interminable, la recesi¢n no tiene piso. En estas condiciones, el d’ficit cero que vincula el gasto con la recaudaci¢n lleva, en el l¡mite, a la extinci¢n del gasto primario porque aquella est determinada, en primer lugar, por el nivel de actividad econ¢mica.
Por otra parte, ni siquiera una profundizaci¢n de la recesi¢n que lleve a una reducci¢n aon m s dr stica de las importaciones, asegura el abastecimiento de divisas necesario para cumplir con sus propios objetivos de dar pleno servicio a la deuda en divisas del pa¡s.
Las consecuencias de este conjunto de p’simas respuestas a los desaf¡os y oportunidades del orden mundial contempor neo est n a la vista: el estancamiento interminable, el desempleo, la pobreza, la exclusi¢n de segmentos crecientes de la poblaci¢n de los frutos de la producci¢n.
No existen paliativos desde el frente de la pol¡tica social para semejantes calamidades, debido a dos motivos: la creciente escasez de recursos y el hecho de que el sistema se ha convertido en una infatigable f brica de pobres, desempleados y excluidos.
Es comprensible, pues, el clima generalizado de desesperanza y frustraci¢n, y el sentir profundo de que est amenazada la existencia misma de la Naci¢n, pues +qu’ grado de autodeterminaci¢n subsiste cuando la sociedad percibe que el Estado y sus pol¡ticas est n al servicio de un solo objetivo: pagar los servicios de la deuda?
Estos hechos est n conduciendo a una situaci¢n terminal que amenaza el r’gimen de contratos que sustenta a toda sociedad organizada. Este r’gimen es viable cuando es compatible con la realidad econ¢mica de base, lo que no sucede, actualmente, en la Argentina. Los contratos relativos a la convertibilidad, la deuda poblica, los dep¢sitos y los pr’stamos, est n amenazados por la magnitud de los desequilibrios que est n convirtiendo en incumplibles los compromisos de los particulares y el Estado.
Es preciso desterrar las ilusiones del pensamiento predominante, que s¢lo argumenta a partir de promesas de un futuro que nunca llega mientras que el presente muestra una tr gica realidad. Es imprescindible realizar un diagn¢stico preciso de la naturaleza de la crisis para apoyar, sobre esta base, su tratamiento y una pol¡tica que permita reiniciar el crecimiento, recuperar capacidad de decisi¢n y erradicar los males sociales que nos agobian.
Hacia el Plan F’nix es un aporte a tal prop¢sito y al necesario debate sobre la situaci¢n del pa¡s y su destino -que es el de todos nosotros-, cuyos resultados confiamos puedan verse en un plazo no largo y que, en lo inmediato, contribuya a cambiar la agenda de discusi¢n de la pol¡tica econ¢mica centrada en los oltimos lustros casi exclusivamente sobre temas de corto plazo, por cierto importantes, pero que deben estar ineludiblemente acompa_ados por otros que atiendan al desarrollo econ¢mico y social.
Formulaci¢n de propuestas
El Plan F’nix propone, a trav’s de un amplio consenso social, encauzar a la Argentina en la senda del desarrollo sostenido, de manera que ese avance asegure la creaci¢n de empleos de calidad y cantidad suficientes para garantizar la inserci¢n social y la mejora de los ingresos de las grandes mayor¡as nacionales.
Objetivos
Los objetivos b sicos buscados son el desarrollo econ¢mico y la equidad social, los que tender n a potenciarse mutuamente en la medida en que se cumplan los criterios propuestos. Esto exige un enfoque integrador, de modo que las distintas reas de la pol¡tica econ¢mica actoen de modo consistente entre s¡, subordinando su orientaci¢n espec¡fica a los objetivos principales deseados.
El desarrollo econ¢mico supone recuperar nuestra competitividad internacional, garantizar un ritmo sostenido de crecimiento, no basado sobre mano de obra barata, de modo que permita ocupar y remunerar adecuadamente la fuerza de trabajo que nuestro pa¡s posee.
La equidad buscada se orienta a mejorar la distribuci¢n del esfuerzo y de sus frutos y a encarar decididamente una pol¡tica para una dr stica disminuci¢n de la pobreza en todo el pa¡s.
En este sentido tambi’n se tiende a un mejoramiento sistem tico del nivel de vida y oportunidades de los sectores de ingresos bajos y medios-bajos, y a que los sectores de ingresos altos contribuyan al esfuerzo comon de desarrollo.
La propuesta es, al mismo tiempo, org nica y abarcativa, y debe concebirse como un todo para superar el letargo y la frustraci¢n generados por las pol¡ticas prevalecientes, impuestas por el «pensamiento onico» y la subordinaci¢n a los intereses de los mercados financieros internacionales y para preservar la estabilidad institucional y pol¡tica lograda a partir de la recuperaci¢n de la democracia.
Estrategias
Las estrategias que se dise_en deben estar orientadas a la bosqueda de la reactivaci¢n a trav’s de enfoques que intenten su logro en el plazo m s breve posible.
Es necesaria la transformaci¢n de la estructura productiva y de la composici¢n de las exportaciones, incorporando productos diferenciados con mayor valor agregado. El logro de mayor capacidad de innovaci¢n jugar un papel fundamental en esta transformaci¢n.
El desarrollo productivo requiere la aplicaci¢n de pol¡ticas activas, que tiendan a asegurar a los agentes privados una base m¡nima para que puedan concretar sus propuestas. Ello supone consolidar el mercado interno, privilegiar el espacio productivo del Mercosur como mbito de actuaci¢n de los agentes locales e incrementar la exportaci¢n de bienes hacia el resto del mundo.
La estrategia debe combinar la protecci¢n contra las pr cticas desleales y el dumping, el esfuerzo por colaborar con las empresas din micas en la creaci¢n y adaptaci¢n de las nuevas tecnolog¡as, y el impulso a la baja de las tasas de inter’s a niveles razonables.
Al mismo tiempo, deben dise_arse estrategias que privilegien una mayor equidad tanto desde el punto de vista de la generaci¢n de empleo como de la disminuci¢n de las desigualdades en los niveles de ingreso.
La decidida ampliaci¢n del espacio nacional y m rgenes de decisi¢n del Estado frente a las reglas de juego de la globalizaci¢n constituyen una opci¢n esencial para el desarrollo end¢geno.
Deben implementarse pol¡ticas que aseguren el equilibrio fiscal, monetario y de balance de pagos.
Estas pol¡ticas, junto con otras semejantes, ofrecer n la base de un nuevo esquema productivo que promueva el avance de empresas creadoras de riqueza y empleo, en el marco de una econom¡a sostenida por el deseo de forjar una naci¢n de ciudadanos productores y, por lo tanto, pr¢speros.
Instrumentos de pol¡tica
Medidas de corto plazo
En lo inmediato es preciso promover actividades empleo-intensivas y socialmente deseables; entre otras, la construcci¢n masiva de viviendas para los sectores de menores ingresos y el refuerzo de la infraestructura b sica, las que, al mismo tiempo, contribuir n a sentar las bases f¡sicas de un nuevo dinamismo econ¢mico.
Simult neamente se deben promover oportunidades de empleo en los servicios a la familia, como por ejemplo, la ampliaci¢n de los sistemas de cuidado infantil, cuidado domiciliario de ancianos, promoci¢n de salud en terreno y otras actividades comunitariamente relevantes.
Esto incluye la realizaci¢n de obras significativas para mejorar las condiciones de vida en los municipios del pa¡s y la de obras de infraestructura econ¢mica que coadyuven a la integraci¢n regional y a las comunicaciones Atl ntico-Pac¡fico.
Se debe establecer un seguro de empleo y formaci¢n para los desocupados y una asignaci¢n por hijo as¡ como todas las medidas de promoci¢n y cuidado social necesarias y convenientes para terminar con el drama inaceptable del hambre y la marginaci¢n en la Argentina.
Estas medidas requieren una reformulaci¢n del sistema financiero local y la disponibilidad de mayores recursos fiscales que se deber n generar mediante las pol¡ticas propuestas.
El refuerzo de las disponibilidades fiscales, indispensable para ganar mayor espacio de maniobra para un Estado promotor al servicio del desarrollo y la equidad social, se lograr actuando de manera simult nea sobre los ingresos y los gastos poblicos.
Los primeros mejorar n mediante una reforma impositiva global que, en esencia, penalice la riqueza f cil y estimule la orientaci¢n de los recursos a la inversi¢n productiva; la reforma debe terminar con los subsidios ocultos en las normas actuales, que cargan su peso sobre los que menos tienen mientras alientan la elusi¢n y permiten la evasi¢n generalizada de los privilegiados.
Los gastos, por su parte, registran un rubro que ya alcanza un peso abusivo e insoportable: los servicios de la deuda. Para contener su impacto negativo, hace falta negociar una quita de los montos de capital adeudado, que se complemente con una rebaja de las tasas de inter’s y un per¡odo de gracia de varios a_os.
Esta opci¢n permite garantizar su pago en el futuro pr¢ximo con parte de los frutos del desarrollo que se comenzar n a recoger con la aplicaci¢n de los recursos liberados por la pol¡tica propuesta. Es factible negociar estos cambios porque los resultados van a beneficiar a los mismos inversores, que tendr n as¡ una perspectiva mucho m s segura de cobro de sus acreencias en el mediano plazo.
En materia tributaria, se propone aplicar una sobretasa sobre el total del Impuesto a las Ganancias de los contribuyentes que durante cualquiera de los dos oltimos ejercicios hayan declarado una renta sujeta a impuesto superior a montos que se establezcan.
Deben revisarse todas las disposiciones de car cter tributario que permitan la evasi¢n, por acci¢n u omisi¢n, tales como los patrimonios societarios que no se reflejan en las declaraciones personales.
Se propone tambi’n derogar las exenciones referidas a rentas financieras, primas de emisi¢n y diferencias de valor en cuotas de capital, acciones y t¡tulos valores, as¡ como la incorporaci¢n de los dividendos a los ingresos gravados de las personas f¡sicas.
Se debe tender a la disminuci¢n progresiva del IVA como tasa general y fijar tasas diferenciales con reducciones sustantivas en los productos de primera necesidad.
La mayor disponibilidad presupuestaria generada por esas mejoras en la recaudaci¢n y los gastos no s¢lo aportar la base indispensable para las pol¡ticas recomendadas, sino que asegurar el pleno control poblico de las herramientas de pol¡tica econ¢mica necesarias para consolidar una naci¢n aut¢noma y democr tica.
La reconversi¢n del sistema financiero exige reducir las tasas de inter’s, mediante una reducci¢n de los encajes compatible con la vigencia de las normas t’cnicas, la afirmaci¢n del peso como la moneda de intercambio nacional y el tratamiento de la oferta de cr’dito como un bien poblico, indispensable para el desarrollo.
La pol¡tica de recuperaci¢n del peso no debe limitarse al sector financiero, sino ampliarse hacia todos los mbitos del intercambio local como una de las herramientas para construir el peso como una verdadera moneda nacional, capaz de conservar su valor adquisitivo y de representar la soberan¡a y la convivencia nacional. La utilizaci¢n de las divisas extranjeras debe recuperar su rol natural de instrumento de intercambio con el resto del mundo.
El cuidado en mantener los equilibrios b sicos de la econom¡a permitir retomar el manejo de la pol¡tica monetaria, la regulaci¢n de la pol¡tica financiera, la atenci¢n de la pol¡tica cambiaria y la implantaci¢n efectiva de pol¡ticas de provisi¢n adecuada de bienes poblicos en los campos de educaci¢n, salud, ciencia y t’cnica, justicia, seguridad y defensa, que han quedado postergadas frente a las falsas prioridades de las pol¡ticas previas.
Medidas de mediano y largo plazo
En el marco de las restricciones existentes, debe reconocerse que el desarrollo sigue siendo esencialmente un proceso interno de transformaci¢n e integraci¢n social, organizaci¢n y movilizaci¢n de los propios recursos.
La ejecuci¢n sistem tica de los objetivos b sicos buscados en los programas y proyectos sectoriales y espec¡ficos permitir revertir la situaci¢n actual y generar el apoyo de la sociedad argentina al plan.
La decisi¢n pol¡tica de ponerlo en marcha se constituir , as¡, en el motor de un proceso virtuoso de desarrollo econ¢mico y recuperaci¢n humana que la naci¢n espera y necesita.
Deuda y financiamiento externo
La viabilidad del programa de reactivaci¢n y desarrollo de la Argentina enfrenta grav¡simos problemas de financiamiento externo e interno. Para hacer frente a estos problemas, y como contraparte de los esfuerzos para aumentar el ahorro interno poblico y privado- se propone reprogramar por un plazo adecuado los pagos pasivos externos.
En lo referente a la deuda, es necesario cambiar el perfil temporal de vencimientos de intereses y amortizaciones para aliviar sustancialmente la carga de servicios en los pr¢ximos cinco a_os. Para ello hay que reestructurar la deuda poblica a partir de una moratoria programada que determine por un per¡odo plurianual los recursos que asignar el presupuesto nacional para el servicio de la deuda.
Los pagos programados deben tomar en cuenta la disponibilidad de recursos necesarios para la puesta en marcha y ejecuci¢n del plan, en una escala ascendente que contemple la necesidad de un shock inicial de reactivaci¢n y el creciente super vit primario de las cuentas fiscales y saldos positivos del balance comercial que resultar n de su aplicaci¢n.
La reestructuraci¢n de la deuda requiere contemplar una reducci¢n hacia un nivel razonable de las tasas de inter’s.
Se debe hacer un relevamiento de la deuda privada para su conformidad por el Banco Central de la Repoblica Argentina, la AFIP y la Aduana. Sobre esta base, se negociar con los deudores mayores una reprogramaci¢n de plazos y tasas de inter’s.
Es preciso acordar directamente con las grandes empresas, en especial las filiales de empresas extranjeras radicadas en la Argentina, la reinversi¢n plena en el pa¡s de las utilidades por el plazo necesario para emerger de la crisis.
Para el per¡odo inicial, se propone negociar un paquete plurianual de cr’ditos conforme con las posiciones del G-7 y de los organismos internacionales, orientado a facilitar el financiamiento de las importaciones necesarias para el programa de crecimiento econ¢mico.
Econom¡as regionales
Se propone el lanzamiento de un programa nacional de apoyo y reconversi¢n de las estructuras productivas del interior del pa¡s, con especial preferencia dirigido hacia el segmento de la peque_a producci¢n rural y urbana.
En cada econom¡a regional se propone organizar un consejo nacional de transformaci¢n productiva con equidad social con participaci¢n del estado nacional, los estados provinciales, las universidades, los organismos de ciencia y tecnolog¡a y los productores.
Empleo, desempleo y marginaci¢n social
Deben priorizarse aquellos mecanismos de generaci¢n de empleo que conlleven una mejora de la calidad del empleo y que favorezcan a ciertos grupos, especialmente los trabajadores menos calificados.
Modificar la tendencia actual no s¢lo es funcional al objetivo de mejorar el bienestar de los trabajadores sino tambi’n al de facilitar el crecimiento de la productividad.
Las pol¡ticas de car cter m s activo, como los subsidios al empleo privado y los programas de generaci¢n directa en el sector poblico, as¡ como los de entrenamiento y capacitaci¢n, tambi’n deben estar destinadas a mejorar la posibilidad de que los grupos m s postergados obtengan empleo.
En este sentido, es preciso desarrollar estrategias de reescolarizaci¢n en el sistema educativo formal de los desocupados con formaci¢n inferior al secundario completo, orientadas a la inserci¢n ocupacional.
Es necesario instituir un amplio seguro de desocupaci¢n y medidas de apoyo directo que aseguren a la poblaci¢n acceso a la educaci¢n, la salud y, en general, a la satisfacci¢n de sus necesidades b sicas.
Se propone avanzar hacia la universalizaci¢n de la seguridad social, estableciendo beneficios sociales derivados de la noci¢n de derechos ciudadanos independientes del recorrido laboral de los individuos.
Estructura y din mica productiva argentina
La nueva pol¡tica debe abarcar toda la estructura productiva, orientada a forjar una estrategia de aliento general a la mayor producci¢n y la productividad que abarque las interrelaciones entre la industria, el agro y las dem s ramas de la econom¡a.
La regulaci¢n no debe frenar el mercado, pero tampoco puede ni debe someterse a ‘l. La prueba decisiva de la eficiencia de una estrategia como la que se propone reside en los resultados obtenidos en t’rminos de desarrollo econ¢mico y equidad del sistema.
La pol¡tica industrial debe estar dirigida a las empresas como agentes centrales din micos de la producci¢n antes que a las ramas o sectores. Los aspectos sectoriales espec¡ficos ser n tenidos en cuenta como tel¢n de fondo de las decisiones al respecto.
Las medianas y peque_as empresas deben recibir apoyos organizativos y t’cnicos que posibiliten su desarrollo y modernizaci¢n, con condiciones de financiamiento apropiadas.
Es preciso que las pol¡ticas dirigidas a las grandes empresas est’n inmersas en un proceso de negociaci¢n en el que las medidas de apoyo razonable demandadas por ‘stas tengan una clara contrapartida en t’rminos de aportes efectivos a la dimensi¢n y eficiencia de la producci¢n local.
El paradigma de producir para exportar implica como condici¢n previa y necesaria el producir de modo eficiente y en cantidades abundantes para el mercado nacional y regional.
Globalizaci¢n y desarrollo nacional. Pol¡tica internacional
Es preciso, para la recuperaci¢n de la econom¡a argentina y la generaci¢n de empleo y bienestar, aplicar una pol¡tica que remueva la dependencia externa mediante la mejora de los precios relativos de la producci¢n argentina y su competitividad, el fomento de las exportaciones, la defensa del mercado interno (que en la mayor¡a de las econom¡as exitosas constituye el principal destino de la producci¢n de bienes y servicios) y el aumento del ahorro interno (que financia la mayor parte de la acumulaci¢n de capital).
Para ello se debe inducir a las filiales de empresas extranjeras que cierren su d’ficit operativo en divisas y se vinculen con la producci¢n y el sistema de ciencia y tecnolog¡a locales, al tiempo que se impulsa una relaci¢n sim’trica con el Brasil a partir de la divisi¢n del trabajo intraindustrial.
Es necesario jugar un rol activo en el plano internacional, no dependiente de los intereses de las potencias centrales, sino teniendo en cuenta la verdadera problem tica del escenario internacional y la naturaleza de las cuestiones en juego y de los pa¡ses o actores afectados, y su relaci¢n con las necesidades del desarrollo argentino.
Es prioritario volver a instalar a la Argentina en su mbito geogr fico natural Am’rica latina- fortaleciendo y ampliando el MERCOSUR a trav’s de pol¡ticas comunes en los planos econ¢mico, diplom tico, social y tecnol¢gico.
En este marco, es esencial el respeto del derecho internacional, especialmente de los derechos humanos, la libre autodeterminaci¢n de pa¡ses y pueblos, la defensa de los valores culturales propios, del medio ambiente y la calidad de vida, y los procesos de paz que consoliden intereses hist¢ricos y culturales nacionales y regionales.
Moneda y cr’dito
El objetivo esencial es recuperar la moneda local y la posibilidad de ejercer pol¡ticas monetarias y crediticias aut¢nomas y responsables que den sustento a la transformaci¢n social y productiva buscada.
Es necesario dise_ar propuestas innovadoras que reduzcan la vulnerabilidad que presenta el sistema financiero y lo vuelquen hacia el financiamiento a la producci¢n.
Debe dise_arse una pol¡tica de encajes suficiente para la solidez del sistema, y que no conspire contra el financiamiento productivo y, al mismo tiempo, realizar acuerdos de pr’stamos contingentes con organismos financieros internacionales que fortalezcan las reservas del Banco Central para sustentar la moneda nacional, hasta tanto se diluya la restricci¢n externa y se pueda acumular reservas derivadas de la cuenta corriente para este fin.
Se debe mantener la estabilidad del sistema financiero teniendo en cuenta la protecci¢n de los peque_os y medianos depositantes y tomadores de cr’ditos, diferenciando las pol¡ticas que afecten a ‘stos respecto de las pol¡ticas orientadas a las grandes inversiones, particularmente las especulativas.
Es necesario implementar una pol¡tica estricta de creaci¢n de dinero que est’ vinculada con la evoluci¢n de la econom¡a real y que libere los fondos que ‘sta demanda para su funcionamiento.
Es preciso establecer controles sobre los flujos externos de capital que permitan reducir los efectos de las crisis financieras internacionales, con potencialidad para reducir los riesgos de iliquidez. Se aplicar n los controles que tengan un efecto positivo sobre el financiamiento de la inversi¢n productiva, desalentando las operaciones especulativas y alentando selectivamente las inversiones externas directas.
Pol¡tica cambiaria y sus condiciones previas
Debe recordarse que el valor del dinero es el valor de cambio del mismo respecto de los productos y servicios; es decir, su poder adquisitivo o poder de compra. De acuerdo con la ley org nica del Banco Central, su obligaci¢n b sica no consiste en mantener constante el tipo de cambio del peso en relaci¢n con cualquier otra moneda, sino su valor de cambio en relaci¢n con las mercanc¡as. Por lo tanto el BCRA s¢lo debe preservar el tipo de cambio en la medida en que ello sea compatible con la finalidad fundamental de estabilizar el valor del dinero. Esto no ocurre cuando el tipo de cambio s¢lo puede mantenerse por medio de la baja interna de precios y salarios.
El abandono de un tipo de cambio de cambio fijo cualquiera sea el camino que se elija- requiere, entre otras, de las siguientes condiciones previas y simult neas: aumento del nivel de reservas hacia el promedio del a_o 2000; reordenamiento y saneamiento de las cuentas poblicas; un sistema de seguro de desempleo que coloque a todos los hogares por encima de la l¡nea de pobreza y un salario m¡nimo equivalente; renegociaci¢n de la deuda con quita y suspensi¢n del pago de intereses; aumento de las protecciones efectivas relativas de las manufacturas m s diferenciadas; imposici¢n de retenciones a las exportaciones con fuertes ventajas comparativas presentes, tales como petr¢leo y energ¡a; medidas para reducir la apertura financiera tales como imposici¢n a las operaciones de moneda y fiscalizaci¢n por el BCRA; compensaci¢n de efectos de la depreciaci¢n sobre los saldos de deudas y cr’ditos de sectores de ingresos medio-bajos y peque_as empresas.
En cuanto a los servicios poblicos, desdolarizaci¢n, reducci¢n de tarifas, aplicaci¢n de la «neutralidad tributaria» contemplada en los contratos de privatizaci¢n y plena vigencia de las normas generales de defensa de la competencia.
Pol¡tica comercial y externa. MERCOSUR y ALCA
La Argentina debe tener una presencia muy alta y un fuerte perfil en las negociaciones multilaterales, m s que en negociaciones con algunas reas encaradas separadamente.
En relaci¢n con la OMC es preciso reclamar el cumplimiento estricto de los compromisos asumidos en la Ronda Uruguay y la adopci¢n de disciplinas m s estrictas en la aplicaci¢n de medidas antidumping.
En cuanto al MERCOSUR, es preciso preservar la uni¢n aduanera y negociar conjuntamente, formular soluciones para los pocos sectores conflictivos y llevar a la pr ctica proyectos de integraci¢n conjunta en reas de nueva competitividad.
Se debe concretar a la brevedad un acuerdo con la comunidad andina como paso para la constituci¢n de un rea de libre comercio para Am’rica del Sur.
Con referencia a las negociaciones del ALCA y el acuerdo UE- MERCOSUR, es preciso adoptar una posici¢n firme por la cual sin acuerdo en el sector agropecuario y en el ALCA sobre medidas antidumping y eliminaci¢n de barreras no arancelarias, no se debe aceptar haber avance alguno.
Asimismo es necesario insistir en medidas de adaptaci¢n gradual y de apoyo financiero y t’cnico a sectores afectados por la liberalizaci¢n.
Pol¡tica fiscal
Deben tomarse en cuenta aspectos presupuestarios y administrativos que contemplen implementar t’cnicas de presupuestos por programas, resultados y base cero; jerarquizar el organismo que elabora y coordina la confecci¢n y posterior control de gesti¢n del Presupuesto de la Administraci¢n Poblica Nacional; recuperar los organismos de Administraci¢n Fiscal virtualmente desmantelados; implementar un r’gimen unificado de control de las empresas privatizadas con participaci¢n de las universidades y de los usuarios; elaborar programas racionales y permanentes de lucha contra la evasi¢n. Asimismo debe dise_arse una reforma integral en materia tributaria, que comenzar a aplicarse en forma progresiva y que deber elevar la carga o presi¢n impositiva en jurisdicci¢n nacional en un porcentaje significativo del PBI, con particular ‘nfasis en los impuestos a las Ganancias y sobre Ganancias de Capital , especialmente en los sectores de altos y muy altos ingresos.
Debe dictarse una nueva ley de Coparticipaci¢n Federal que contemple una acci¢n conjunta y coordinada de la Naci¢n, las Provincias y la Capital Federal en su administraci¢n y lucha contra la evasi¢n.
En lo referente a aspectos previsionales, es necesario efectuar una revisi¢n integral del r’gimen actual, tendiendo al control para erradicar el trabajo¡no declarado¡ y la evasi¢n en materia de aportes, as¡ como la reinstalaci¢n de los aportes patronal