Con acceso y dispositivos propios, la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), está dividida físicamente en dos sectores: el de la prisión propiamente tal y el destinado a las funciones de administración y seguridad a cargo de gendarmería. Así, en el corazón de Santiago, en el centro de una ilusoria urbe tercermundista, donde conviven en una alegre y despreocupada hibridez buenos salvajes e inversionistas busca aventuras, muy cerca del Mercado Central donde al son de boleros y technocumbias se intercambian desordenadamente productos típicos y se comentan los partidos de Colo-Colo y de la Lazio, se recorta un pedazo de ciudad absolutamente ordenada y reglamentada, donde conviven reclusos y carceleros en una rutina difícil, densa, extremadamente racionalizada y pulcra. Esta ciudad dentro de la ciudad se erige como proyección, tanto en su diseño como en su modo de funcionamiento, de aquella mayor que nos envuelve a todos, la ciudad por venir, la ciudad, cárcel dentro de otra cárcel, por la cual transitamos a diario.
En el primer sector hay tres edificios conectados entre s¡ por un pasillo central a nivel de terreno: el «J», el «H» y el «F». En los dos primeros edificios se ubican las dependencias para los prisioneros, las cuales est n separadas en m¢dulos. As¡, el «J» -compuesto por un ala- comprende dos m¢dulos, mientras el «H» tiene cuatro, divididos en dos alas, sur y norte. Sin embargo, esta separaci¢n no es absoluta ya que entre los m¢dulos de cada ala, correspondientes a los segundos y terceros pisos, se comparten las escalas y la circulaci¢n central.
Cada m¢dulo tiene un patio propio, con servicios higi’nicos, duchas y lavaderos, adem s de un comedor y el piso donde se ubican las celdas respectivas, que suman un total de 72 en todo el penal.
El edificio «F» tambi’n tiene dos alas: la norte, de un piso de altura, donde se encuentra el locutorio, y la sur, en cuyo primer nivel se ubica la Guardia Interna y la Enfermer¡a. En el segundo piso est n las celdas originariamente destinadas para los castigos y aislamientos, que hoy albergan las visitas de tipo conyugal, producto de las sostenidas y desconocidas luchas de los presos por «el amor subversivo».
Los tres edificios descritos est n cercados por una zona de vigilancia, la l¡nea de fuego, premunida de sistemas de seguridad: c maras de observaci¢n, sensores, centinelas e infraestructura de control.
Los sectores destinados a los prisioneros, s¢lo tienen comunicaci¢n interna por v¡a subterr nea a partir del edificio «F» hasta llegar a aqu’l donde se encuentra la Jefatura de la Unidad. Junto a ella se ubican la sala de control de monitores; el equipo generador de energ¡a el’ctrica de emergencia; la caldera para la calefacci¢n y otros controles de infraestructura. Cerca de la Jefatura de la Unidad se hallan adem s los recintos destinados a tr mites judiciales, internos y de abogados. Este sector es un s¢tano cerrado, sin ventilaci¢n y con luz artificial. Durante algunos a_os se desarrollaron aqu¡ las visitas familiares y de ni_os menores de tres a_os. En este edificio se producen tambi’n las salidas de los prisioneros hacia el exterior-exterior, a tribunales, hospital, etc.
Toda la circulaci¢n interna est controlada a trav’s de rejas y puertas operadas por funcionarios o por dispositivos electr¢nicos y por c maras de circuito cerrado de TV que dominan todo el trayecto de los pasillos y puntos clave. Estos mismos tipos de c maras realizan su labor de observaci¢n continua en los comedores, patios y pasillos de los pisos. Reforzando el alcance y efectividad de las tecnolog¡as se cuenta adem s con la presencia permanente del personal interno de gendarmer¡a y de casetas de control y vigilancia ubicadas a la salida de cada m¢dulo y donde ‘stos convergen a nivel del primer piso. Se ha implementado en todo el penal el uso de vidrios polarizados que limitan considerablemente la visi¢n del prisionero, no as¡ la del gendarme, adem s de la instalaci¢n de portones de lat¢n electr¢nicos, para garantizar la segregaci¢n entre los diferentes m¢dulos. Igualmente se ha procedido a enrejar con estructuras de malla y acero, cada ventanal con el objeto de hacer m s severa la segregaci¢n.
Menci¢n especial merece la presencia de micr¢fonos ocultos en comedores, ba_os comunes y todas las celdas, adem s de otras dependencias del penal, como por ejemplo, el actual recinto para clases. De alta capacidad de escucha y avanzadas caracter¡sticas tecnol¢gicas, estos micr¢fonos fueron descubiertos y sacados por los prisioneros, sin que exista hasta ahora la certeza absoluta de que no queda ninguno funcionando o de que no han vuelto a ser instalados