Hoy los esfuerzos van hacia la ôreconciliaciónö, reconciliación entre renegados y vencedores. Y, curiosamente, son los vencedores los que colocan cara de víctimas en este circo-círculo político del Estado.
Desconozco los cambios que se fraguan para la Constitución fraudulenta del Æ80. Pero se me ocurre que es un episodio más de la danza por la impunidad, o de la proyección de ésta en el tiempo, tan engañoso como el propio plebiscito del Æ80. Para que nosotros, los vencidos, quedemos con esa sensación de haber sido vencedores. Y los torturadores y asesinos queden redimidos históricamente.
No les creo, no creo que cambien sustantivamente las cosas, no creo que los pobres y la pobreza tengan solución dentro de un sistema y un Estado que se desvela por los intereses de los capitalistas de este país. No les creo a los que se desvelan por hacer el país más rentable para la inversión extranjera. Cuando el índice de rentabilidad a nivel global se maneja por los costos de la mano de obra y los bajos aranceles para la importaci¢n y exportaci¢n de capitales. No les creo a los que se esmeran en procurar las condiciones para que nos sigan chupando la sangre.
S¡ creo en la juventud que se desvela por encontrar respuestas, sobre todo en ‘sta, la del 2000, que es fruto de todos los enga_os, miserias, frustraciones y utop¡as fusiladas, desaparecidas y torturadas. Creo en esta juventud porque es la negaci¢n de todo lo anterior.
No me ilusiono con las soluciones de los viejos del poder, s¢lo conf¡o en la juventud que no se involucra y no est ni ah¡ con esa corrupci¢n.
Fedor S nchez
PP Colina 1