Más que abrir el debate acerca de la visión contrahegemónica que mantienen las Madres en su praxis política, el artículo de Verbitsky intenta descalificar a la Asociación Madres de Plaza de Mayo y ataca con vehemencia al nuevo proyecto ético y transformador encarado por las revolucionarias del pañuelo blanco: la Universidad Popular. El artículo de Verbitsky cita como fuente de su información al boletín electrónico ôResumen Latinoamericanoö.
Luego de entretener a los lectores con un amago de debate teórico acerca de la conveniencia o no del terrorismo según la visión de los clásicos marxistas, Verbitsky se sincera y muestra su íntimo objetivo: subirse al tren de la congoja mundial, aprovechar la fiebre pronorteamericana que por estos días padecen hasta los pensadores más progresistas y cobrarse así la clara y radical tarea política que la Asociación Madres de Plaza de Mayo viene desarrollando entre los sectores populares.
Con gran soberbia, quizás ofendido porque nunca jamás fue convocado por las Madres para dictar un seminario o intervenir en una clase poblica, el periodista califica de «academia» a la Universidad Popular dirigida por Zito Lema y Pastor de Bonafini, como llama Verbitsky a la presidenta de las Madres. Adem s, se toma licencia para despotricar contra posicionamientos pol¡ticos muy puntuales de la Asociaci¢n Madres de Plaza de Mayo que nada tienen que ver con las torres gemelas, a saber: la intervenci¢n de las Madres en la 2¡ Asamblea Nacional Piquetera -de donde se retiraron muy aplaudidas luego de reivindicar a los primeros piqueteros de Cutral-C¢ y sin haber puesto a votaci¢n ninguna propuesta, como err¢neamente afirma Verbitsky-; el rechazo de las Madres a recibir dinero sucio (y no justicia) del estado genocida por su responsabilidad en la desaparici¢n de sus hijos; la calificaci¢n de «fascista» propinada por las Madres al estado espa_ol y al organismo de derechos humanos que el periodista dirige (CELS), por haber escatimado solidaridad para con el pueblo colombiano detr s de la teor¡a de los dos demonios; la defensa de las Madres en discursos poblicos de la «violencia foquista»; y la «estimulaci¢n del desprendimiento de un minosculo grupo de la agrupaci¢n HIJOS». No se entiende por qu’ a pesar de que «ninguno de estos exabruptos autoritarios -dice Verbitsky- tuvo mayor trascendencia, por la marginalidad del grupo que los sostiene», el periodista dedica las dos p ginas centrales de la edici¢n del mi’rcoles 10 de octubre para condenar a las Madres de Plaza de Mayo y promocionar su espacio pol¡tico, el Frente Nacional contra la Pobreza (sobre este punto, Verbitsky omite juzgar -ni siquiera alude a ella- la posici¢n de las Madres al respecto, para quienes es necesario luchar contra la riqueza, onica culpable del hambre y el padecimiento de millones de personas en el mundo)
El periodista y dirigente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) parece no perdonar a las Madres por su postura inflexible y combativa entre el abanico de organismos de derechos humanos. Verbitsky alza su voz para defender mediante cr¡ticas a los posicionamientos de las Madres, el inmoral cobro de las reparaciones econ¢micas, la multiuso teor¡a de los dos demonios, la dudosa legalidad democr tica; en definitiva: contrasta la «alegr¡a por la muerte» de los revolucionarios, con la «paz» prolija y est’ril de los socialdem¢cratas.
Si realmente lo que Verbitsky hubiera buscado es polemizar con Bonafini, Zito Lema, Vi_as y Schoklender, deber¡a haber reproducido la argumentaci¢n completa de aquellos cuatro (no simples recortes descontextualizados), y adem s ir a fondo en su investigaci¢n y comprobar que esos conceptos fueron vertidos en una clase poblica, a tono de debate, que incluy¢ otras voces no mencionadas ni transcriptas por el periodista: las de Pedro Brieger, Jaime Fuchs y Herman Schiller.
El ataque de Verbitsky tiene algunas consonancias que hacen pensar que estamos ante una nueva gran campa_a de prensa orquestada para difamar e injuriar a las Madres: la nota en P gina 12 es publicada al d¡a siguiente de que similares juicios ofensivos fueran sostenidos por el periodista de ideolog¡a fascista Daniel Hadad en su programa «Despu’s de hora». Sendos art¡culos aunque de menor tono, fueron publicados el mismo d¡a en los diarios Clar¡n y La Naci¢n.
El periodista Verbitsky presta su prosa a la necesidad m s acuciante para el poder: satanizar todas y cada una de las expresiones contrarias al coro mundial de condolidos con el imperio. Tras los hechos en EE.UU. y el inicio de la ofensiva militar (entendida como un «contraataque» por la prensa c¢mplice internacional), el imperialismo no perdi¢ tiempo y aprovech¢ el estupor inicial para tomar lista a los gobiernos, pensadores, periodistas y pol¡ticos mundiales: o se est con EE.UU. o contra ‘l. Desgraciadamente, muchos que se dicen o creen progresistas levantaron la mano y dijeron presente en la larga lista pronorteamericana. Llenaron junto a ellos grandes baldes con l grimas en nombre de la «paz», la «convivencia». La «vida» como un todo abstracto vio crecer su valor en las bolsas de comercio. Los valores de «fraternidad» y «entendimiento» cotizaron en bonos. El ¡ndice del riesgo pa¡s subi¢, pero con ‘l tambi’n creci¢ una sobita y fr gil conciencia sobre el derecho a las «diferencias» y la importancia de la «tolerancia»…
Todo mentira, hipocres¡a pura. No en vano el art¡culo de Verbitsky en el que se condena la coherencia de las Madres de Plaza de Mayo se llama «La alegr¡a de la muerte». Sin embargo, el hombre y la mujer comunes, los que se levantan temprano para ir al trabajo o a la cola en la puerta de las agencias, y vuelven cansados de noche a lo que queda o sobra del amor, la dicha, la rabia, la esperanza, seguir n teniendo en el pa_uelo de las Madres de Plaza de Mayo la ¡ntima certeza de que algon d¡a todo va cambiar y va a haber justicia. Por m s que difamen, mientan, tergiversen a las Madres, su trayectoria de lucha ense_a que luchar por la vida implica combatir a los terroristas que explotan y matan.
Demetrio Iramain