González, que en la tarde del miércoles 7 tomó parte en la bonaerense ciudad de Mar del Plata del acto de inauguración del 37¦ Coloquio de IDEA, ante los micrófonos de radio La Red, aseveró que no hallaba «una explicación racional» al hecho de que ese gran acuerdo no hubiera avanzado en la Argentina, puesto que éste es un país en el que sobra capital humano como, asimismo, está dotado de grandes recursos naturales.
«Hay una comprensión amplísima de que el problema consiste en (que hay que hacer) A, B, C o D, es decir, que hay una serie de elementos que hay que superar», indicó, empero apuntó que lo que «no está resuelto, y espero que lo van a resolver en algún momento, es cómo se crea la masa crítica de acuerdo entre todos para decir: ‘Vamos a sacar a la Argentina adelante'».
Al tiempo, el político ibérico sostuvo que tenía para sí, en términos generales, «el sentimiento de que los acuerdos se adoptan, y se adoptan de buena fe, cuando se tiene conciencia de precipicios y se decide dar tres pasos atr s para separarse del precipicio, pero no para cambiar de rumbo».
En tal sentido, agreg¢ que «esto es simplemente para eliminar por un momento la sensaci¢n de riesgo y otra vez se camino al precipicio hasta buscar otro pacto ag¢nico que nos separe un poquito, ‘se no es el problema». Para el dirigente del socialismo espa_ol «el problema es que en esa direcci¢n hay un precipicio (y debe decirse) ‘vayamos a otra'», puntualiz¢.
En la Argentina, gran parte de la dirigencia pol¡tica ha planteado -desde hace tiempo- la concreci¢n de un pacto, al estilo del de la Moncloa -ese acuerdo al que arribaron las fuerzas pol¡ticas de Espa_a-.
Al ser consultado porque tuvo ‘xito en su pa¡s, Gonz lez -que llev¢ las riendas del Gobierno entre octubre de 1982 y mayo de 1994- explic¢ los objetivos del Pacto de la Moncloa.
«Funcion¢ porque no era el contenido del pacto sino la voluntad de que una serie de cosas no eran objeto de controversia, ni de discordia, ni de enfrentamientos», detall¢, para enfatizar luego que «lo que cambi¢ fue un estilo de relaci¢n entre las fuerzas pol¡ticas».
Trascart¢n, remarc¢ que los institutos pol¡ticos «en una Espa_a llena de rencor en las relaciones pol¡ticas, renunciaron al rencor y tuvieron un espacio comon».
A posteriori trajo a colaci¢n algo que comenta con sus amigos.
«Yo he hecho m s acuerdos con (el ex Presidente de derechas) Adolfo Su rez desde el punto de vista personal para las cosas que no hab¡a que discutir en poblico, que para otras materias», record¢ en alusi¢n a cuando era el jefe de la oposici¢n en un tramo de la historia espa_ola.
Por oltimo, afirm¢ sobre ese andamiaje de concertaciones que «lo que hicimos fue decir ‘bueno, este tema es delicado, no estamos de acuerdo, pero no lo discutamos en poblico porque realmente crearemos un malestar insuperable’. S’ que estas cosas son f ciles de decir y despu’s dif¡cil de aplicar, pero fueron esenciales».