En tal sentido, Carlos Bueno, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC) manifestó que entre setiembre del 99 y julio del año pasado la Argentina y el Brasil suscribieron un acuerdo ôque nunca se respetóö.
En declaraciones a la prensa, indicó que durante ese lapso la industria brasileña se había excedido en un 40% en el cupo permitido y que su sector no tuvo apoyo ôde ningún organismo gubernamentalö.
Para contrarrestar esa práctica desleal, el titular de la CIC señaló que junto a unas 25 empresas del sector diseñaron un plan de ôresistenciaö consistente en realizar mancomunadamente las compras de materia prima e insumos con la finalidad de competir contra los bajos valores de los calzados importados.
Bueno lamentó el poco interés demostrado por el Secretario de Industria y Comercio, Javier Tizado, en respaldar a su sector, contraponiéndolo al entusiasmo despertado en los funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires por la iniciativa de «resistencia», ya que las 25 empresas se asientan en ambos distritos.
Al tiempo, remarc¢ que si en los pr¢ximos 2 meses no se halla una soluci¢n, la industria nacional corr¡a serios riesgos de desaparecer ya que las importaciones no les daban respiro.
Por otra parte, destac¢ que la antecesora de Tizado, D’bora Giorgi, se hab¡a mostrado proclive a solucionar los reclamos sectoriales. En tanto, agreg¢, que el actual funcionario continoa insistiendo en cerrar acuerdos con los empresarios del Brasil sin una garant¡a de control y que por las pr cticas desleales de China y Brasil la industria argentina del calzado se encontraba desguarnecida.
El titular de la C mara reiter¢ que la onica salida posible era nuclear a las empresas afectadas en un polo de producci¢n nacional que efectoe compras en conjunto, abastecer al mercado interno y luego colocar su excedente en el exterior.
Por oltimo, el industrial asever¢ que el calzado argentino, por su calidad, pose¡a un «mercado asegurado» y que el mayor escollo lo constitu¡an los precios por la paridad cambiaria que «favorece a los productos importados».