Aunque el informe no se hizo público y el presidente Lagos lo ha derivado a la Corte Suprema, ha trascendido parte de su contenido. El documento fue elaborado con datos aportados en forma anónima por militares y miembros de los organismos de seguridad.
Al parecer, allí se indican datos sobre la suerte corrida por unos doscientos detenidos- desaparecidos durante la dictadura militar instaurada en Chile a partir del 11 de setiembre de 1973.
Una de las más importantes revelaciones es el reconocimiento por el Ejército de haber arrojado al mar a 27 detenidos. Se trata de personas que
fueron lanzadas desde aviones frente a las costas de Pichilemu y del Puerto de San Antonio.
La marina chilena habría dado información sobre 8 personas que al parecer fueron asesinadas. Indicaron la exacta situación de sus cuerpos en las cercanías de Santiago, en un paraje conocido como Cuesta Barriga.
El informe también reconoce -según los trascendidos- que varios desaparecidos fueron arrojados a los r¡os B¡o B¡o y Tolt’n.
El documento indica que en los d¡as posteriores al golpe, numerosos cad veres llegaron al Servicio M’dico Legal. Se trataba de personas muertas en distintos lugares de Santiago. Todas ellas fueron llevadas al cementerio e incineradas. Alegan que por su nomero y las circunstancias no fueron previamente identificadas. El informe indica que al menos 182 cad veres fueron quemados.
Otros 160 fueron enterrados en una fosa comon en el llamado Patio 29 del cementerio de Santiago.
Las principales organizaciones que agrupan a familiares de los desaparecidos o represaliados pol¡ticos han rechazado participar en esa
mesa «del Di logo» . Argumentan que los militares pretenden que se de por terminada la bosqueda de la verdad y de las responsabilidades.
Lo cierto es que este informe, aon cuando contenga datos sobre la suerte de muchos de los desaparecidos, no aporta otros datos esclarecedores.
No aparecen los mandos o organismos responsables de esos delitos, ni las circunstancias por las que se dispuso que fueran secuestrados y asesinados.
As¡ todo, muchas de las revelaciones dar n por tierra con los argumentos sostenidos por partidarios de la dictadura. Durante a_os afirmaron que no hab¡a desaparecidos y que en realidad viv¡an c¢modamente en pa¡ses europeos. Esas frases, durante a_os, hicieron m s dolorosa la situaci¢n de familiares y amigos de las v¡ctimas.
Todos ellos siguen esperando -aon hoy- que se haga justicia y acabe por fin la impunidad. (Cl/QR/Ig-Mt/Vi-Dh/mc)
Carlos Iaquinandi