Uno se pasa la vida pensando que las cosas van mejor, aunque haya gente que se dedican a esos menesteres que he mencionado a quienes eso de la democracia les queda más bien a trasmano û por ejemplo, casi todos los del PP y del conglomerado vasco EA/HB/Jarrai/ETA, por citar sólo a los que tienen algún peso y no dispersarse en cosas tales como el GIL, los demás grupos de extrema derecha y más de uno de la extrema izquierda con tan poca entidad como los demás û, pero a la que se pone en marcha una u otra consulta electoral, todo este pensamiento mío parece irse al garete. Entonces no se salva ni dios. Con mayor o menor énfasis todo el mundo parece hacer con ahínco lo que buenamente pueda para desconcertar al personal a fin de ponérselo bien difícil a la hora de votar, casi como si se tratara de alguna clase de conspiración para conseguir que la gente no lo haga y así desacreditar al sistema.
Era realmente de ilusos esperar que el ôayatolahö Arzalluz hiciera uso de alguna lucidez y se comportara con un mínimo sentido – de la pol¡tica y tambi’n del rid¡culo – en lugar de soltar sus consabidas barrabasadas verbales, pero al parecer a la que se llega a una cierta edad se chochea lo suficiente como para que se les escape por la boca aquello que no s¢lo ser¡a mejor que no dijeran, sino que ser¡a deseable que ni siquiera pensasen en ello. +A santo de qu’ el serm¢n acerca del peligro que representa para las m s sagradas esencias que ganen las elecciones otros que no sean ellos? No parece de recibo esta falta de respeto a la voluntad soberana de los electores, tan vascos los que les votar n a ellos, como al PSOE, al PP, al conglomerado de marras, etc. +Acaso es incapaz de darse cuenta que la m… en el zapato de todos los nacionalismos es este pensamiento exclusivista, esta capacidad para repartir carnets de buenos y malos patriotas en funci¢n de la adhesi¢n a sus doctrinas? +Acaso le falla la memoria y no recuerda cuando el franquismo hac¡a traidores, malos espa_oles, a todos los que no est bamos de acuerdo con su t’trica dictadura? Y para colmo encima se extra_a que algunos de esos a quienes tacha de «malos patriotas» no est’n por la labor de pactar con ellos una u otra f¢rmula de gobierno de coalici¢n.
Pero, +qu’ cabe decir de los socialistas? No s’ de donde sacan sus dirigentes los datos con que orientan su pol¡tica de pactos, pero la exposici¢n poblica de que su opci¢n primera en materia de pactos postelectorales es el PP – hace tan s¢lo un par de meses no era as¡ – s¢lo sirve para ensanchar m s la muy indeseable brecha entre nacionalistas y no nacionalistas, mejor dicho, entre nacionalistas vascos y nacionalistas espa_oles. +Acaso Rodr¡guez Zapatero y Redondo se han puesto de acuerdo con Arzalluz para complicarlo todo? Porque de la exigencia al PNB de abandonar su soberanismo – una opci¢n pol¡tica tan leg¡tima en democracia como la que m s lo sea y a la que ningon dem¢crata convencido debiera tratar con menosprecio – como condici¢n previa a ningon tipo de pacto, debe decirse como m¡nimo que no va a misa, que es otro paso hacia el pensamiento onico. ¨Para cuando una explicaci¢n medianamente seria acerca de las ventajas y desventajas de lo uno y lo otro?
Pero la guinda del pastel, como casi siempre, se la llevan los del PP. Estos s¡ que navegan a todo trapo, conducen a tumba abierta por los caminos de retorno hacia la «Espa_a UNA» sin ambages y sin m scara. La respuesta de su l¡der vasco a la propuesta de di logo entre todos los partidos hecha por el lehendakari Ibarretxe, bajo la idea de que lo que quiere el PNV «es negociar con ETA y HB» como parte de su ideolog¡a en pro de «la independencia y un pa¡s con los verdugos de ETA y sus c¢mplices», siguiendo la doctrina de su l¡der de Madrid y su cruzada a muerte contra todo lo que huela ni que sea m¡nimamente a pluralidad nacional, contradice tantas cosas de aquellas que ellos mismos alardean de defenderlas, que uno ya no sabe a donde mirar, con la cara colorada de tanta verg_enza ajena. Quiz s valiera la pena que nos aclararan a santo de qu’ si la Constituci¢n – ese sagrado documento, intocable para ellos y en el que dicen basar toda su pol¡tica – se refiere de forma expl¡cita en su art¡culo segundo a las «nacionalidades y regiones», marcando as¡ la diferencia entre los dos conceptos, ellos continoen neg ndose a aceptarlo con normalidad. Incluso nos podr¡an aclarar por qu’ pactar con los verdugos franquistas, sus c¢mplices y sus herederos – ellos, sin ir m s lejos – teniendo que tragarnos los dem¢cratas muchos m s sapos de los que nos hubiese apetecido, haciendo tabla rasa de todo y empezando de nuevo, fue un acto de madurez, y, por el contrario, hacer m s o menos lo mismo en el pa¡s vasco para conseguir su pacificaci¢n merece esa rasgadura de vestiduras.
Jordi Portell
