ôSeñor Presidente, señor Gobernador, excelentísimas autoridades, señoras y señores congresistas; Señoras y señores:
Es para mí una gran satisfacción participar en la Reunión Regional de Consejos de América Latina y el Caribe, que siguiendo las directrices de la Cumbre de Microcrédito, celebrada en Washington, en febrero de 1997, evalúa los progresos alcanzados en estos años en la campaña mundial de Microcrédito.
Llevar a cabo esta reunión en una ciudad mexicana tan hermosa y acogedora, como Puebla, nos llena a todos y muy especialmente a los españoles de orgullo y emoción.
Mi felicitación más cordial para los organizadores de este destacado acontecimiento y mi reconocimiento personal más sincero para el señor Presidente de la República, por el interés y la pasión que demuestra hacia un tema de tanta importancia en la lucha contra la pobreza.
Vemos a todos ustedes aquí reunidos, representantes de tantas y tantas organizaciones de distintos países, dispuestos a compartir experiencias y conocimientos, me hace confirmar una vez m s que las micro finanzas no son un fen¢meno pasajero ni una moda de la que ahora muchos hablan, sino la culminaci¢n de un largo proceso, cuya semilla inicial fue la sencilla y seductora idea del microcr’dito.
Poco nos queda por decir sobre tal se_al recurso de solidaridad, las palabras esfuerzo, divisi¢n, respeto, responsabilidad, autoestima y dignidad, est n siempre presentes cuanto queremos comunicar a una persona no iniciada en este tema, las virtudes y excelencias de microcr’dito.
Tambi’n necesariamente al hablar de las dificultades de su aplicaci¢n en algunas zonas geogr ficas y pa¡ses, deberemos hablar de regulaciones, normas, garant¡as, fallos e insuficiencias en el mercado, burocracia y morosidad, factores que han obstaculizado en mayor o menor medida una m s profunda y perfecta aplicaci¢n de sistemas de micro finanzas.
El informe del estado de la campa_a del microcr’dito, sabemos que a finales del 2000, m s de 30 millones de familias de todo el mundo han recibido pr’stamos de distintas instituciones de microcr’dito, y que de ellos m s de 19 millones pertenecen a poblaci¢n de extrema pobreza.
Semejantes cifras nos demuestran que a pesar de las dificultades que avanzan por un camino esperanzador y fruct¡fero, que algon seguro permitir alcanzar los objetivos marcados en la Cumbre de Washington, llevar con el cr’dito en el a_o 2005 a 100 millones de familias pobres.
Para seguir movilizando voluntades y activando intereses comunes, son de gran importancia esta clase de reuniones que permiten a los participantes intercambiar ideas y experiencias, as¡ como comparar sistemas y m’todos de trabajo que pueden ser aplicados posteriormente en otros pa¡ses no desadaptados a la idiosincrasia y cultura de cada mbito regional o geogr fico.
Nuevos puntos de vista, nuevos procedimiento renuevan y perfeccionan la herramienta solidaria de un microcr’dito entre los beneficios de los m s desfavorecidos, por ejemplo, si permiten la mejora y fortalecimiento de las instituciones de micro finanzas encargadas de manejar y hacer llegar los flujos del cr’dito, prioritariamente a los m s pobres de entre los pobres.
Parece razonable pensar que el microcr’dito es el gran instrumento de progreso y solidaridad, no puede ser en s¡ mismo el objetivo final. S¡ queremos obtener los mejores resultados, desde un planteamiento integral los gobiernos e instituciones deben mejorar las metodolog¡as que permitan seleccionar a los beneficiarios de mayor necesidad, con garant¡as de ‘xito en forma r pida y con el menor costo econ¢mico posible, e insertar este proceso con la adecuada alfabetizaci¢n, asesoramiento, capacitaci¢n y mejora de la educaci¢n de las familias receptoras. Pero nada de esto ser posible si no se perfecciona y fortalece la piedra angular de todo el sistema de microcr’ditos.
Los servicios financieros, deben mejorar sus estructuras poblicas, los estudios de mercado y los programas de asistencia y cooperaci¢n t’cnica son factores que contribuyen en forma destacada al fortalecimiento social e institucional, a ejemplo que posibiliten el mejor y m s adecuado servicio a los receptores de cr’ditos, en funci¢n de sus caracter¡sticas personales.
No quiero dejar de destacar el importante papel que la cooperaci¢n internacional puede y debe jugar en todo este proceso. En ocasiones podemos percibir como los pa¡ses donantes de ayuda, manifiestan un fuerte escepticismo en cuanto a eficacia y destino de sus programas de cooperaci¢n, asegurando las debidas garant¡as pienso que el microcr’dito es una nueva f¢rmula de cooperaci¢n atrayente, solidaria, productiva y profundamente integradora, que permite cohesionar el futuro social, para una mejor redistribuci¢n de la riqueza y la disminuci¢n de las desigualdades.
Por esta raz¢n, el Gobierno espa_ol cre¢ en 1998 un importante fondo para la concesi¢n de cr’ditos, ampliamente dotado, destinado al fomento de instituciones micro crediticias y con el que se est n alcanzando esperanzadores resultados.
Como vemos, muchos son todav¡a los problemas por resolver, pero mucho m s es lo que se ha avanzado, tanto en la teor¡a como en la pr ctica, desde que la din mica experiencia del Grameen Bank se puso en marcha hace ya m s de 20 a_os.
En muchas m s veces que sombras el microcr’dito sigue adelante convertido en un instrumento de esperanza, en el que la imaginaci¢n es al servicio de una idea de solidaridad, hace frente a uno de los retos m s estremecedores, con los que todav¡a conviven las sociedades actuales de extrema pobreza.
De ah¡ la responsabilidad a la que se enfrenta esta Cumbre, cuando cabe en tiempo, y tan oportuna al principio de un siglo que debe tener entre sus objetivos prioritarios, la educaci¢n de la pobreza, como base de una m s pac¡fica y fraternal convivencia entre los distintos pa¡ses del mundo.
Muchas gracias».