No cabe duda que la integración andina es mucho más que cifras y estadísticas, que aranceles y tarifas. La integración andina es ante todo angustias, ilusiones y esperanzas de los 110 millones de habitantes de nuestra comunidad. La integración andina no es una embeleco de nuestros líderes de hace 32 años sino la continuación de un hecho histórico sin precedentes que nos vincula con lazos inquebrantables. Pocos países como los nuestros, apreciados colegas presidentes, tienen para mostrar una historia de independencia tan cercana y tan entrelazada como la que gestó el nacimiento de nuestras naciones.
Hoy celebramos en esta acogedora ciudad de Valencia, en este evocador Estado de Carabobo, en este cruce de caminos de la querida Venezuela, los 180 años de una batalla que simboliza el coraje y las posibilidades de nuestros pueblos unidos; fue Bolívar nuestro común libertador y gestor de este capítulo de la libertad de América, ya había triunfado en Boyacá y obtenido la libertad de los granadinos, ya había impulsado en Angostura la creaci¢n de una sola naci¢n liberada, ya hab¡a proclamado en Bogot el cumplimiento de la integraci¢n de su vida, que no era otra que la formaci¢n de la Repoblica libre e independiente de Colombia y entre los pueblos hermanos. Ahora le correspond¡a consolidar ese sue_o libertario en su querida Venezuela, y fue en la sabana de Carabobo donde se dio con gloria su ilusi¢n; bien lo hab¡a anticipado en cartas Santander cuando le escribi¢ diez d¡as antes de la Batalla: «Espere la victoria de Carabobo que vamos a dar». Y as¡ fue, con su genio planificador, con el arrojo del Le¢n de Apure, el General Jos’ Antonio P ez, con la valiente participaci¢n del Coronel bogotano Ambrosio Plaza, del General Manuel Cede_o, del Coronel Rangel y del Balatt¢n Brit nico al mando del Coronel Farriar, del Ej’rcito Libertador del m s grande y m s hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla, para usar las palabras de Bol¡var, cumpli¢ la haza_a y dispers¢ al vencido adversario.
Fue un triunfo de valientes que dej¢ como saldo tr gico las lamentables p’rdidas de Plaza, de Cede_o y de Farriar entre poco m s de doscientos muertos y heridos, pero su sacrificio no fue en vano, sobre su sangre heroica se levant¢ Venezuela libre y altiva; sobre su sangre heroica caminaron los nuevos centauros e infantes que habr¡an de culminar en Pichincha, en el Lago de Maracaibo, en Jun¡n y en Ayacucho la epopeya de la libertad de los cinco pa¡ses que hoy conformamos orgullosos de nuestro pasado, la Comunidad Andina. ¨Qui’n duda ahora de las razones de nuestra uni¢n? ¨Qui’n puede negar ahora que detr s de nuestra Comunidad hay m s all del comercio y de los prop¢sitos econ¢micos, un pueblo entero con ra¡ces y horizontes comunes?
Queridos amigos, Colombia es una Naci¢n que cree con firmeza en las bondades de la integraci¢n, que ha trabajado sin desmayo por el buen futuro de la Comunidad Andina, y que est comprometida a fondo con el proceso que hoy nos vincula. Y lo digo sin ambages porque es un hecho irrefutable que compromete adem s nuestro actuar en la esfera nacional e internacional. Como bien lo dispone nuestra Constituci¢n Pol¡tica, el Estado Colombiano promueve la integraci¢n econ¢mica, social y pol¡tica con las dem s Naciones, y especialmente con los pa¡ses de Am’rica Latina.
Pero m s all de lo que ordena la Ley, la integraci¢n para nosotros es una vocaci¢n de vida, una vocaci¢n que se inspira en el ideal bolivariano; una vocaci¢n que aprend¡ tambi’n de mi padre, el ex Presidente Misael Pastrana Borrero, a quien le correspondi¢ sancionar la Ley que incorpor¢ el Acuerdo de Cartagena a nuestra Legislaci¢n interna, y una vocaci¢n que proviene de nuestra propia experiencia en la que hemos podido constatar que las fuerzas de los pa¡ses latinoamericanos, y m s particularmente de los pa¡ses andinos, radica en la uni¢n de sus esfuerzos, de sus potencialidades y de sus ventajas complementarias.
Han sido m s de tres d’cadas de construcci¢n de un esfuerzo comon, que no podemos echar por la borda. Por el contrario, nuestro deber hoy es intensificar los logros alcanzados en la oltima d’cada del siglo XX, cuando le dimos un segundo aire a la Comunidad y dise_amos en Trujillo y completo sistema digno de integraci¢n.
Este es un sistema que s¢lo tendr validez y operatividad en tanto se la concedamos los propios pa¡ses miembros, de su feliz desarrollo o su frustraci¢n somos responsables los 5 estados integrantes y muy particularmente sus l¡deres, quienes debemos ver la integraci¢n, no como un proceso que avanza por inercia sino como un objetivo esencial que trae m s beneficios que problemas y que debemos cuidar y estimular.
Tenemos que registrar con satisfacci¢n la excelente din mica comercial que hoy presenta la Comunidad, mientras comercio interregional hace 10 a_os era apenas de 1.797 millones de d¢lares y el a_o pasado alcanzamos una cifra de 5.166 millones de d¢lares, superando en un 31% las correspondientes al dif¡cil a_o de 1999.
Adem s, en los primeros 5 meses del a_o actual venimos creciendo al 19.5%, de mantenerse esta tendencia en el presente a_o superaremos los 6 mil millones de d¢lares de intercambio regional, un nuevo r’cord en la historia de nuestra integraci¢n, pero no se trata del comercio por el comercio, en nuestro caso un incremento de intercambio dentro de la Comunidad implica por sobre todo la diversificaci¢n de nuestras econom¡as y una importante generaci¢n de empleo en nuestros pa¡ses.
Cuando hablamos de superar los 6 mil millones de d¢lares de compras y ventas entre las naciones de la subregi¢n, hablamos en realidad de la generaci¢n o mantenimiento de alrededor de 700 mil puestos de trabajo, vale decir hablamos de cientos de miles de familias venezolanas, bolivianas, ecuatorianas, peruanas y colombianas que mejoran sus ingresos, pero por sobre todo su calidad de vida. Detr s de la integraci¢n siempre est la gente y es ella la mayor beneficiada.
Ahora bien, si estamos logrando los buenos resultados comerciales que ahora tenemos, apenas saliendo cada uno de nuestros pa¡ses de dif¡ciles per¡odos de recesi¢n +cu nto m s podremos crecer ahora que la reactivaci¢n se consolida en nuestras econom¡as? ¨Cu nto m s no podr¡amos avanzar si nos comprometemos de verdad a cumplir los compromisos adoptados en Cartagena y Lima y los que fijen aqu¡ en Valencia?
Hoy estamos sentando las bases para alcanzar en un futuro pr¢ximo metas tan importantes como la adopci¢n del pasaporte andino para nuestros ciudadanos con la libre circulaci¢n en nuestros pa¡ses con el solo requisito de los documentos de identidad nacional. Imag¡nense la revoluci¢n que esto significa en nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar, imag¡nense cu nto se van a ampliar las posibilidades para nuestro comercio e inversi¢n, c¢mo vamos a conocernos mejor y a identificar entre todos excelentes oportunidades.
No estamos construyendo una Comunidad para que nuestra gente se acomode a ella, todo lo contrario, nuestro reto debe ser continuar creando y consolidando las comunidades de la misma gente, se trata de una construcci¢n gradual, algo as¡ como un edificio al que no podemos anticipar los pisos m s altos sin haber antes fortalecido sus cimientos y su planta baja para entonces s¡ construir con paciencia cada nuevo piso, uno por uno hasta alcanzar la cima de nuestros esfuerzos; s¢lo en la medida en que adelantemos este proceso gradualmente y entre todos el mismo se har irreversible, no olvidemos el ejemplo de la Uni¢n Europea que comenz¢ hace m s de medio siglo con un convenio para el carb¢n y el acero y que a_o tras a_o ha ido construyendo una estructura de integraci¢n que ya alcanza las m s avanzadas instancias.
En junio del a_o pasado en Lima los gobernantes de los pa¡ses andinos nos comprometimos a seguir avanzando hacia la construcci¢n de un mercado comon entre los pa¡ses de la regi¢n que entra en vigencia antes de terminar el 2005, sin embargo para que el edificio de nuestra integraci¢n quede bien construido tenemos que ser conscientes de que debemos primero concentrarnos en cumplir y culminar los procesos pendientes para consolidar tanto la Zona de Libre Comercio como la Uni¢n Aduanera que en teor¡a deber¡a estar hoy funcionando plenamente; dudar o retroceder en nuestra integraci¢n s¢lo nos generar menos posibilidades de crecimiento, mayor desempleo y m s marginalidad en el contexto internacional.
Para avanzar en nuestra integraci¢n debemos proponernos ejecutar en lo que queda de este a_o una agenda que le d’ prioridad a los asuntos que son indispensables para consolidar el mercado ampliado y allanar el camino del futuro y el mercado comon, generando la mejor confianza de propios y de extra_os en la solidez de nuestro proceso; en tal sentido es urgente que definamos una Agenda conjunta que comencemos a desarrollar cuanto antes, los temas prioritarios ya los conocemos, el arancel comon, externo, un aspecto en el que se sigue siendo necesaria para su m xima efectividad la pronta incorporaci¢n del Pero, pol¡tica agr¡cola comon, el r’gimen de compras estatales, la liberaci¢n del comercio de servicios y el relacionamiento externo conjunto; con el objeto de contribuir eficazmente la consolidaci¢n de la integraci¢n subregional es necesario comprometernos en superar los incumplimientos del Acuerdo de Cartagena y a la vez el fortalecer y dar mayor pertinencia a las instituciones supranacionales; la ejecuci¢n de estas acciones y el avance en los temas concretos que me he permitido enunciar nos dar mayor credibilidad frente a terceros, condici¢n necesaria para garantizar la seguridad jur¡dica indispensable que atraiga hacia nuestros pa¡ses nueva inversi¢n extranjera directa.
Reviste especial importancia para el mejor desarrollo de nuestras econom¡as estimular proyectos industriales subregionales que potencien nuestras complementariedades econ¢micas, consoliden los logros alcanzados en integraci¢n y ampl¡en la oferta exportable andina de los mercados externos. Por ello, es prioritario que nuestros gobiernos incentiven la inversi¢n andina en la subregi¢n, manteniendo la seguridad jur¡dica; preservando las condiciones vigentes al momento de su establecimiento, garantizando la realizaci¢n de sus procesos productivos mediante el aprovisionamiento oportuno y asegurando la mayor protecci¢n legal a los derechos obtenidos por los inversionistas. De esta manera, podremos asegurar a nuestras empresas que ser n tratadas como nacionales, sin discriminaci¢n alguna, tal como lo dispone el Acuerdo de Cartagena.
Es muy importante, amigos Presidentes, lo que logramos en Cartagena y en Qu’bec el pasado mes de abril, cuando acordamos una posici¢n conjunta de la Comunidad para solicitar la pr¢rroga y la ampliaci¢n del Acuerdo de Preferencias Arancelario Andino, el APAA y la incorporaci¢n de Venezuela a este mecanismo. Como lo hicimos entonces, tambi’n estamos aunando esfuerzos para obtener este mismo a_o la pr¢rroga, sin condicionamientos del SGP Andino, mediante el cual los Pa¡ses de la Uni¢n Europea otorgan preferencias arancelarias a nuestros productos. Es satisfactorio constatar adem s, como vimos y hablando con vocer¡a onica en las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Am’ricas, el ALCA.
Apreciados colegas Andinos:
Nuestra integraci¢n es para nuestra gente. De ah¡ la importancia que desarrollemos con ‘xito la Agenda Social Andina; las decisiones que impulsan la creaci¢n de Zonas de Integraci¢n Fronteriza y de Centros Binacionales de Atenci¢n a Fronteras en nuestros pa¡ses, as¡ como el Protocolo Sustitutorio del Convenio Sim¢n Rodr¡guez, para el estudio y coordinaci¢n de asuntos sociolaborales, son pasos al frente hacia el mayor desarrollo social de nuestros pueblos.
En esa misma direcci¢n, resulta de la mayor importancia que los ministros encargados del manejo de los temas sociales, en cada uno de nuestros pa¡ses, vale decir: educaci¢n, salud, vivienda, empleo, entre otros, tengan un mecanismo para compartir experiencias y coordinar acciones conjuntas para mejorar la calidad de vida de nuestra poblaci¢n m s vulnerable.
No podemos olvidar el tema de los Derechos Humanos. Todos nuestros pa¡ses somos parte de la Convenci¢n Interamericana de Derechos Humanos, y debemos hacer de su protecci¢n una preocupaci¢n de Estado. Qu’ bueno que las Defensor¡as, los Ministerios Poblicos o Procuradur¡as y las dem s instancias encargadas de este tema crucial, se acerquen entre s¡ para evaluar la mejor forma de promoverlos y de defenderlos.
En cuanto al combate contra el problema mundial de las drogas, que tanto ha afectado a nuestra Regi¢n, quiz s la principal v¡ctima de este flagelo es m s que satisfactorio que estemos aprobando en esta Reuni¢n un Plan de Cooperaci¢n Andina, para la lucha contra las drogas y delitos conexos, que trata como un problema integral la producci¢n, tr fico y consumo de drogas il¡citas, el lavado de activos, el desv¡o y contrabando de precursores qu¡micos y el tr fico il¡cito de armas. Este, es un Plan propio de nuestra Comunidad, que servir como un aporte fundamental para la profundizaci¢n de una estrategia hemisf’rica y que es tambi’n el soporte pol¡tico de las preferencias comerciales que hoy benefician a nuestros pueblos.
Pondremos todo de nuestra parte para que en los pr¢ximos d¡as se instale el Comit’ Ejecutivo Andino previsto en el Plan, y se disponga la ejecuci¢n del Programa de Acci¢n y de los respectivos Planes Operativos que hagan m s eficaz el combate contra este problema mundial desde una ¢ptica regional y coordinada a trav’s de un ejercicio efectivo de responsabilidad compartida.
Queridos amigos,
Est visto que nuestra Integraci¢n no es una integraci¢n de papel sino que est operando y generando efectos positivos en nuestros pueblos; as¡ como se unieron nuestras fuerzas en Carabobo hace 180 a_os para vencer un enemigo comon y defender nuestra libertad, debemos ahora continuar por este sendero de uni¢n y cooperaci¢n que es el onico v lido para nuestras aspiraciones de desarrollo, paz y justicia social.
Como P ez, como Plaza, como el gran Bol¡var, como los lanceros arrojados de Rond¢n, avancemos unidos detr s de la gloriosa bandera de nuestra integraci¢n. De nosotros depende asegurar el triunfo solidario de nuestros pueblos. Muchas gracias.